Fueron solo 90 segundos los que le permitieron hablar, pero Becky Mc.Cray Urbina se convirtió este 7 de marzo de 2023 en la primera mujer indígena rama en hablar en un foro de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Estaba muy nerviosa. Muy sensible principalmente. Exponer una y otra vez todos los abusos que sufren los pueblos indígenas y afrodescendientes, por parte del régimen Ortega y Murillo y los colonos que invaden sus tierras, le cansa y la ponen así, “muy sensible”.

“Me quedé corta, tenía mucho que decir, pero fue una buena oportunidad de hablar ante el sistema de Naciones Unidas. Fue bueno que escucharan de la voz de personas que realmente conocen la situación de los pueblos indígenas y afrodescendientes de Nicaragua. Lo más importante era que lo dijéramos nosotros, eso es algo que no pasa siempre. Me sentía sensible, pero fue muy provechoso”, comentó Mc.Cray a DESPACHO 505.

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¿Quién es Mc.Cray? ¿Cómo llegó ahí? ¿Qué andaba haciendo? DESPACHO 505 conversó con ella para contarlo. Mc.Cray, de 44 años de edad, es también la primera mujer rama que se graduó como abogada, en 2010, aunque defiende los derechos de su pueblo desde hace 20 años, razón por la cual es perseguida por el régimen Ortega Murillo.

EXILIO Y DEPRESIÓN

Hasta el pasado 30 de enero de 2023, apenas hace 38 días, Mc.Cray se encontraba en Nicaragua, en su comunidad Rama Cay, a 15 kilómetros de la bahía de Bluefields, en el Caribe Sur.

Ese día salió a Costa Rica, para una audiencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en San José, en la que funge como víctima y testigo de las violaciones al territorio indígena nicaragüense.

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Se encontraba en la capital costarricense cuando recibió una llamada de sus padres: “Quedate hija, por la tranquilidad de nosotros no regreses a Nicaragua”, le dijeron.
El exilio no estaba en los planes. Salir del país para ella era sinónimo de “abandonar la lucha” en la defensa de los derechos de los pueblos indígenas y afrodescendientes.

“Yo decía que no iba a abandonar mi comunidad y a mi familia. Es algo difícil”, expresa.

Mc.Cray asevera que no tenía sentido irse del país, porque lo veía como “huir” y ella “no es ninguna delincuente”. “Soy solo una defensora de derechos humanos que alza su voz. Nadie tiene el derecho de callarme”, añade.

Becky Mc.Cray

En los últimos meses que estuvo en Nicaragua, se habían intensificado las amenazas de simpatizantes del régimen y de los colonos, no solo contra ella, sino, lo más preocupante, para miembros de sus familias y para personas de las comunidades indígenas que le colaboraban en la lucha.

El régimen, en su intento por controlar todo en el país, ha infiltrado a sus simpatizantes entre los gobiernos comunales y territoriales, tratando de desaparecer a esas autoridades ancestrales para reemplazarlos con su gente, explica Mc.Cray.
Por esa razón, la persecución se ha agravado para quienes denuncian las violaciones a los derechos de los pueblos indígenas.

DIRECTO A LA ONU

En ese momento, cuando cedió a quedarse en el exilio, por el bien de los suyos y su seguridad misma, Mc.Cray no estaba bien, sino bajo una angustiante depresión.

“Después de la audiencia (de la CIDH en Costa Rica, el 2 de febrero de 2023), quería alejarme del proceso para entrar a una pausa, porque era profunda la situación en que me encontraba psicológicamente, en depresión, y físicamente también”, comenta la abogada.

Fue en esos días cuando también surgió la oportunidad de que fuera a la ONU, para que asistiera este 7 de marzo a la sesión ordinaria del Consejo de Derechos Humanos, en la que se solicitó que el Grupo de Expertos en Derechos Humanos sobre Nicaragua (GHREN), adscrita al Consejo, continúe con su labor sino a dos años más, al menos uno, y le sea permitido el ingreso a suelo nicaragüense.

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“Los pueblos indígenas no hemos tenido estas oportunidades, de que se nos escuche directamente en la ONU. Pensé que era importante que escucharan la voz de una indígena como yo, que conozco la lucha de mi pueblo, la situación, todo lo que pasa en las comunidades”, explica Mc.Cray.

Apoyada por organismos de derechos humanos, que consideraban importante la presencia en el Consejo de la mujer indígena, Mc.Cray se subió a un avión rumbo a Ginebra, Suiza.

“Estimados miembros del Consejo de Derechos Humanos, soy Becky Mc. Cray Urbina, indígena rama y abogada nicaragüense”, comenzó diciendo Mc.Cray este 7 de marzo en el Consejo de Derechos Humanos, para hacer historia como la primera mujer rama que habla en una sesión de la ONU.

Mc.Cray expresó que estaba ahí para visibilizar la “preocupación por el recrudecimiento de la violencia estructural y violaciones a nuestros derechos que enfrentamos los pueblos originarios” en Nicaragua.

“MUCHO QUE DECIR”

La abogada delató que los colonos armados, invaden los territorios indígenas con el “consenso” del régimen Ortega-Murillo, el cual no ha garantizado el “saneamiento” de esas tierras y la protección de los derechos de los pueblos indígenas y afrodescendientes.

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Además del despojo de grandes extensiones de sus tierras, y que ha causado desplazamientos de comunidades enteras de indígenas, Mc.Cray también denunció el asesinato de 67 indígenas que están impunes.

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Mc.Cray tuvo tiempo para hablar, durante esos 90 segundos, de la explotación de los recursos naturales en las tierras indígenas, pero no le dio para más, porque la interrumpió el presidente del Consejo.

«Ese es el tiempo» que dan, aclara ella, advirtiendo que en esos segundos logró «en pocas palabras» señalar las violaciones contra los pueblos indígenas. «Solo faltó solicitar la renovación del mandato del grupo de expertos», indica.

Becky Mc.Cray

La abogada espera que el mensaje haya llegado, porque el problema de las violaciones a los pueblos indígenas en Nicaragua es “complejo”.

Mc.Cray hubiera querido tener mucho más tiempo para seguir hablando en el Consejo de Derechos Humanos.

«Como pueblos indígenas, en general, no hemos tenido acceso a esos espacios. Lo mío ha sido una suerte”, comenta.

Según Mc.Cray, el último informe del Grupo de Expertos tocó los temas de las violaciones a los derechos de los pueblos indígenas, pero, “no profundizó en ellos”. Espera que, si se amplia el mandato, puedan hacerlo.

REPRESIÓN Y AMENAZAS

A la abogada rama le habría gustado hablar de todas las violaciones de derechos humanos que se cometen en Nicaragua contra los pueblos indígenas, la impunidad que existe porque el régimen no castiga a los agresores, los asesinatos de indígenas, la represión y las amenazas que existen contra quienes se atreven a defender los derechos de los pueblos indígenas.

Especialmente, Mc.Cray quería detallar que hay asesinatos de indígenas que no han sido investigados y que familias y comunidades enteras han tenido que abandonar sus tierras debido a las invasiones de los colonos armados.

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Igualmente, porque también hay invasión “aparejada” de minería, muy dañina para el medio ambiente, así como las perniciosas compra ventas de tierras comunales. “Eso no se está visibilizando”, lamenta.

Mc.Cray lleva 20 años defendiendo los derechos de su pueblo. Recuerda que empezó en 2003, cuando se publicó la ley 443, del régimen de propiedad comunal de los pueblos indígenas y comunidades étnicas de las regiones autónomas de la Costa Atlántica de Nicaragua y de los ríos Bocay, Coco, Indio y Maíz.

Como abogada se graduó en 2010 e intensificó su lucha cuando el régimen aprobó la ley 800, la del Gran Canal Interoceánico. Precisamente, por esa causa, viajó a Costa Rica el pasado 30 de enero, para ya no regresar a Nicaragua, por seguridad.

Durante todos esos años de lucha, ha sufrido vejámenes. Los últimos fueron en 2020, cuando el ejército la detuvo en la reserva Indio Maíz junto a otras autoridades territoriales comunales y algunos guardabosques.

Desde entonces, la justicia orteguista le ha querido armar un caso en el que la involucran como responsable de las invasiones de los colonos y principal promotora de ventas de tierras comunales, justamente contra lo que ella lucha.

“DIFÍCIL SER MUJER INDÍGENA”

Antes, en el 2018, los simpatizantes sandinistas la acusaron de golpista. Circulaban fotos de ella en las redes sociales, en las que los adeptos al régimen le ofrecían “plomo”.

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Además, en el 2021, casi la matan unos colonos armados con machetes y armas de fuego, cuando hacía patrullaje también en la reserva Indio Maíz.
Soportó vivir en Nicaragua los últimos cuatro años, recibiendo amenazas del régimen y de los colonos, porque no quería “abandonar la lucha”, dice.

Mc.Cray piensa en todas las personas de las comunidades indígenas que aún están en Nicaragua, porque se ha dado cuenta, estando en Costa Rica, que también son muchos los indígenas nicaragüenses que han migrado, no solamente la gente del Pacífico.

Piensa especialmente en las mujeres indígenas, porque la vida de ellas es muy difícil “por ser mujer y por ser indígena”.

Mc.Cray afirma que a las mujeres indígenas las discriminan, además de por ser indígena, también por su situación económica y su nivel académico. Por ejemplo, finaliza diciendo, no pueden ocupar cargos de poder, reservados para los hombres.