Los sacerdotes que conforman el Clero de Matagalpa emitieron un comunicado en el que piden al régimen el cese de la persecución a la iglesia y respaldan a su obispo, monseñor Rolando Álvarez, quien se encuentra asediado desde este miércoles por un fuerte cordón policial que le impide salir de la Curia Episcopal .
“Exhortamos a las autoridades del país a respetar la libertad de expresión y de religión en nuestra patria. Que cese la persecución a la Iglesia”, demandó el clero.
En vista de los acontecimientos acaecidos en estos días, dicen los sacerdotes en referencia al cierre de las radios católicas de la Diócesis, el ataque a la parroquia de Sébaco y el encierro cerco policial al obispo, el clero expresa su «amistad, solidaridad, cercanía y comunión» con monseñor Álvarez.
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DICTADURA REVIVE TENSIONES DEL PASADO
La persecución que Daniel Ortega y Rosario Murillo ejecutan contra la iglesia Católica es más brutal y directa que la de la dictadura de Anastasio Somoza, dice la exguerrillera sandinista Mónica Baltodano. Otras voces elevan los ataques a una “paranoia” y “desesperación” porque el régimen sabe que, inevitablemente, se hace pedazos.
En menos de cuatro meses, la dictadura de dos cabezas que enfrenta al clero nicaragüense ha clausurado al menos 11 medios de comunicación que los religiosos utilizaban para difundir sus enseñanzas y doctrina; dos sacerdotes están en prisión acusados de delitos comunes; ha expulsado a misioneras y misioneros y confiscado bienes que eran utilizados para hacer caridad.
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Las tensiones que alcanzaron su punto más alto en los años 80 cuando Ortega gobernaba vestido de uniforme militar y hacía sangrar al país con una guerra para mantenerse en el poder, afloraron, nuevamente, con un Ortega más radical, envejecido y con una compañera de poder intransigente. Ambos encabezan otra guerra, esta vez contra todos los sectores del país que exigen su salida.
