Los resultados negativos que refleja la última encuesta de la firma costarricense Cid Gallup, sobre la popularidad de Daniel Ortega y Rosario Murillo, es el resultado del descontento que se ha acumulado en los últimos años en Nicaragua, producto de la crisis sociopolítica que vive el país a raíz del estallido social de abril del 2018, señalan expertos consultados por Despacho 505.
El sondeo lo realizó la empresa encuestadora entre el 3 y 6 de enero del presente año entre 1,204 personas mayores de 16 años por medio de llamadas telefónicas y entre los hallazgos se refleja que el 55% de los encuestados reprobó la gestión la dictadura y un 62% señala que el país va por el camino equivocado. Pero también recoge que la esperanza que expresaron es que “pronto haya un cambio de gobierno”.
“Allí está plasmado el descontento, la insatisfacción, la urgencia que tiene de contar con un gobierno que efectivamente resuelva sus necesidades y problemas más urgentes”, expresa la investigadora y socióloga Elvira Cuadra.
Agrega que se necesita de un Poder Ejecutivo que genere condiciones para que la población no tenga que migrar por falta de “certidumbre, futuro y oportunidades” para darle mejores condiciones de vida a la familia.
“También se puede interpretar que el régimen de los Ortega-Murillo no tiene ninguna legitimidad, que su modelo está agotado y que realmente no representa una alternativa para la población en Nicaragua”, detalla Cuadra.
POBLACIÓN NO VE MEJORÍA
Parte de los sentimientos que expresaron los consultados es que la población se está acomodando a la reducción de gastos y cambios de estilos de vida, a la “espera de una vida mejor” y “con la esperanza de que la situación va a cambiar y podrán encontrar trabajo, para no tener necesidad de dejar sus familias y país’”.
“A inicios del año 2023 y recién pasada la Navidad, cuando hay unión familiar, cenas de celebración con comidas especiales de la época: gallina, lomo relleno, relleno navideño, pólvora y los mejores regalos que se adquirían con las remesas provenientes de los hermanos lejanos, el pueblo nicaragüense, muestra una ‘resignación y confían en Dios que pronto haya un cambio de gobierno’”, expone parte de la visión global del estudio.
Ana Quirós, miembro de la Consejo Político de la organización Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB), señala que el nivel de desaprobación puede ser superior al 55% ya que se debe tomar en cuenta al 10% que no opinó “por temor o no se atreve a decir que estamos muy mal”.
Menciona que este nivel de desaprobación a la gestión de Ortega está relacionado con la situación económica de las familias las que no ven reflejado en su bienestar los altos niveles de recaudación que pregona las autoridades financieras.
“A la gente lo que más le afecta es su estómago, su nivel de vida, que los costos de los servicios suban, que los ingresos bajen en que el costo de la canasta básica aumenté, ese es un gran capitulo que la gente le cobra”, expone Quirós.
ORTEGA NO AUMENTA SU BASE SOCIAL
Destaca Quirós que a eso hay que añadirle que en el país “hay represión muy marcada” no solo para las personas identificadas como opositoras sino también para los propios Orteguistas y hasta los miembros de la iglesia Católica de Nicaragua.
“Hay un ambiente de miedo, de pavor que existe en la población, que es real ya que por cualquier cosa te pueden llevar a la cárcel”, manifiesta la activista política.
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Mientras que la lectura que hace el analista político Eliseo Núñez, es que Ortega está perdiendo la base que lo sostiene y esta llegando a un punto que no hay retroceso.
“Ha venido consolando la pobre base que le queda, pero no puede aumentarla”, comenta Núñez, quien considera que la población nicaragüense migra para tener futuro, ya que en Nicaragua no hay libertades y una incertidumbre económica.
“Esta mezcla de cosas le cobran factura a Ortega, pero como él no se sostiene por la voluntad popular sino por las armas, lo único que necesita son 10 mil hombres armados dispuestos a matar y morir por él”, argumenta el analista político.
