El régimen de Daniel Ortega tiene sus esperanzas puestas en que China oxigene la economía del país y de no suceder, lo obligaría a recurrir a una política fiscal “contractiva”, pronosticó el informe más reciente de la Unidad de Inteligencia de la revista The Economist sobre Nicaragua.
En el documento, la unidad de análisis no es muy optimista sobre el crecimiento económico que pueda lograr el régimen en los próximos años, dado la forma en que terminó este 2022: más aislado que nunca. Sobre la crisis, analistas independientes han advertido que Ortega en vez de buscarle salida, la empeoró, “ahogando” en más de una ocasión, la vía de la negociación en los meses del año pasado.
Para este año, The Economist proyecta un crecimiento bajo para Nicaragua del 1.8% y un crecimiento promedio de hasta el 2% anual desde este año hasta el 2027, mientras advierte, que la inflación seguirán siendo considerable y mantendrá una presión financiera sobre el país todo ese tiempo.
“En nuestra opinión, el crecimiento seguirá siendo bastante moderado en el mediano plazo, lo que refleja el acceso limitado de Nicaragua a la financiación externa, su entorno empresarial deficiente y la confianza débil en el Estado de Derecho”, aseguró la publicación británica.
“En consecuencia esperamos que el crecimiento del PIB (Producto Interno Bruto) real promedie un 2% anual en 2023-27. Existen importantes riesgos al alza y a la baja para las perspectivas, que dependen del grado de cooperación china”, afirmaron.
LAS SANCIONES SÍ PESAN
Las documentadas violaciones a los derechos humanos de los nicaragüenses que se han expuesto en foros internacionales como las Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos (OEA) y el Parlamento de la Unión Europea (UE) han devenido en sanciones contra los integrantes del régimen y las instituciones que utiliza para reprimir.
Aunque la dictadura de Daniel Ortega intenta hacerle creer a su militancia que la sanciones no les afecta y algunos de ellos hasta se burlan de ellas en público, The Economist, advierte en su informe que el país enfrentará un entorno difícil este año por las sanciones, sumado a alzas en los precios del petróleo.
En los últimos meses, el régimen ha absorbido las alzas con el congelamiento de precios y sobre las sanciones, dice que las fuentes multilaterales reducirán sus desembolsos de deuda y los inversores extranjeros de Estados Unidos no querrán exponerse a castigos financieros si negocian con sancionados.
De ahí, la apuesta de Ortega por otras carteras como la China, porque Rusia, que era la otra apuesta económica del régimen, parece más ocupada en su “laberinto bélico” en el que está sumergido desde que inició la invasión a Ucrania.
EL COSTO-BENEFICIO DE ACCIONES ANTIDEMOCRÁTICAS
The economist advirtió en informes anteriores la debacle democrática que sufriría el país con la insistencia de Daniel Ortega de mantenerse por la fuerza en el poder y el camino a aumentar su control político-partidario.
La publicación británica señala que las votaciones municipales de noviembre de 2022 en la que Ortega se tomó para el Frente Sandinista las 153 alcaldías del país, y que se ganó un rechazo más de la comunidad internacional, ha convertido “efectivamente (al país) en un Estado de partido único”, señala The Economist.
La eliminación de los adversarios del orteguismo y la toma de las sillas edilicias en unas votaciones que la oposición ha llamado “farsa electoral” le ha conferido al dictador un “estricto control que ejercerá el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) sobre el sistema político en los próximos años”, advirtió la publicación.
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Según el análisis, Ortega en el poder con su esposa y sus hijos en las relaciones con los pocos aliados que les quedan refuerzan a lo interno un control absoluto sobre las instituciones estatales y las fuerzas de seguridad en aras de cimentar el “régimen autoritario dinástico”.
