La vigilia de medianoche de este sábado celebrada en la Iglesia Nuestro Señor de Esquipulas, en la comunidad Mancotal, de Jinotega, terminó con un sabor amargo cuando el párroco del templo, anunció que no tenían permiso para sacar la imagen del “Cristo Negro” en procesión este domingo.
Cada 15 de enero, ciento de católicos de esta comunidad y sus alrededores salen en procesión para agradecerle a la pequeña imagen milagros recibidos. “Los creyentes pagan promesas y renuevan su fe. Es un irrespeto a la libertad religiosa”, dijo un promesante que este domingo, llegó para participar de la actividad que fue suspendida.
El padre Eliar Pineda, párroco del templo, dijo que la imagen no saldría “por razones ajenas a nuestra voluntad». Aunque no explicó en detalles la restricción, porque aparentemente son las indicaciones que los sacerdotes han recibido de sus superiores, los asistentes entienden que quién la prohibió, fue la Policía Orteguista como ha ocurrido en el resto del país.
“No se logra entender el miedo del régimen, uno pide por la paz, por el entendimiento en el país. Nos parece que es la conciencia la que lo mantiene creyendo que una procesión lo amenaza”, agregó el promesante que pidió hacer sus comentarios solo si se manejaba bajo reservas su identidad.
LA PROHIBICIÓN AVANZA A TODO EL PAÍS
Hace dos días, la Policía de la dictadura anunció que los católicos del municipio de Diriomo, departamento de Granada, tenían prohibido salir en procesión con la imagen de Nuestra Señora de Candelaria, su patrona. La procesión estaba anunciada para el 21 de enero y con ella comienzan las fiestas en esa localidad.
Un día antes, el jueves 12 de enero, la parroquia Nuestro Señor de Esquipulas del municipio El Viejo, departamento de Chinandega hizo público que suspendió también la tradicional procesión de Nuestro Señor de Esquipulas o del “Cristo Negro” en los municipios de El Sauce y de El Viejo Chinandega.
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Dos días antes, el 10 de enero, la Policía Orteguista obligó a “quedarse en casa” al patrono de Diriamba, San Sebastián. Impidió con antimotines y sin sustento legal tampoco, que la imagen fuera sacada en procesión del templo Santa María Magdalena de Monimbó, Masaya, para recorrer las calles de su localidad.
PARTE DE LA GUERRA CONTRA LA IGLESIA CATÓLICA
El año pasado, el 17 de septiembre, Daniel Ortega, un católico como el mismo se ha declarado públicamente, ordenó que prohibieran a los masayas sacar del templo a su patrono San Jerónimo y a San Miguel, como lo hacían desde hacían hace ya más de 130 años. El régimen frustró así las fiestas más largas y coloridas del país.
El “Cristo Negro” de Esquipulas, la última imagen víctima del régimen, es una réplica de un Jesús crucificado que veneran los nicaragüenses en todo el país, igual que los centroamericanos desde hace más de 400 años.
En un país donde casi el 50% de los habitantes son católicos, según firmas encuestadoras, se lee con asombro que un régimen se encuentre en una cruzada contra sacerdotes, obispos y laicos a quienes ha expulsado del país, secuestrado, encarcelado y enjuicia a puertas cerradas.
