El Washington Post, uno de los diarios más influyentes en la clase política de Estados Unidos publicó este lunes un editorial en su versión impresa sobre monseñor Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa, encarcelado por la dictadura de Daniel Ortega en Nicaragua.
“No olvidemos la valiente defensa de los derechos humanos de este obispo nicaragüense”, tituló el Washington Post su editorial que recibió un gran despliegue de casi una página.
“Desde que la Hungría comunista torturó y encarceló al cardenal József Mindszenty a principios de la Guerra Fría, una dictadura no había perseguido a un solo clérigo con una ferocidad similar a la que el Ortega está imponiendo al obispo Álvarez”, señala el diario.
Monseñor Rolando Álvarez se encuentra detenido en el Sistema Penitenciario Nacional, conocido como La Modelo. Sin un juicio de por medio, la dictadura le impuso una sentencia de 26 años de cárcel por “traición a la patria” un día después de que se negara al destierro junto a 222 presos políticos enviados a Estados Unidos.
“La persecución del obispo Álvarez forma parte de una campaña sistemática de represión contra la Iglesia nicaragüense, cuyos líderes han intentado a menudo proteger a los activistas prodemocráticos y mediar entre ellos y el régimen de Ortega. Se estima que 50 líderes religiosos han huido del país desde las protestas a nivel nacional, y una represalia del gobierno, en 2018”, según el diario estadounidense.
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Todays @washingtonpost lead editorial demands release of Bishop Rolando Alvarez in #Nicaragua pic.twitter.com/GrpOaYRZJq— Eric Farnsworth (@ericfarns) March 27, 2023
CELEBRAN POSTURA CRÍTICA DEL PAPA
Un “resultado positivo” del encarcelamiento de monseñor Rolando Álvarez, según el editorial, fue que el papa Francisco dejó de mostrarse reacio a hablar con franqueza sobre el régimen de Ortega.
Tal vez por un “exceso de cautela diplomática”, el Papa se había limitado anteriormente a vagas expresiones de preocupación, incluso después de que otro obispo de alto rango (monseñor Silvio Báez) y el embajador del Vaticano fueran expulsados.
Después de que Ortega se refiriera al Vaticano como una “mafia” y encarcelara a monseñor Álvarez, el Santo Padre arremetió contra Managua calificándola de “dictadura comunista de 1917 o hitleriana de 1935”. A partir de entonces, el régimen suspendió las relaciones diplomáticas con el Vaticano, que el 18 de marzo cerró su embajada en Managua.
“Aunque supone una mejora respecto al apaciguamiento, la postura de confrontación del Papa no tiene necesariamente más probabilidades de provocar un cambio en Managua, donde el régimen sigue contando con el respaldo de su propia policía y ejército, así como de Cuba, Venezuela y Rusia”, destaca el editorial.
Sin duda, agregan, la liberación de presos políticos en febrero “probablemente demostró que la presión económica de Estados Unidos estaba teniendo algún efecto, pero no está claro que medidas más contundentes obtengan más resultados sin infligir daños colaterales a la segunda población más pobre del hemisferio occidental”.
“Mantener el nombre de este valiente hombre ante la opinión pública puede no ser suficiente para liberar a Nicaragua, pero es necesario”, dijo el Washington Post sobre monseñor Rolando Álvarez.
