El municipalista Silvio Prado, miembro de la Red Nicaragüense por la Democracia y el Desarrollo Local.

La farsa electoral del pasado 6 de noviembre significó la desaparición de los municipios autónomos y de la democracia representativa en Nicaragua. A esa conclusión llega  el municipalista Silvio Prado, en entrevista con DESPACHO 505, quien compara estos episodios con los de la dictadura de Anastasio Somoza. 

Prado, de 66 años de edad, nicaragüense residente en Madrid (España) es politólogo, sociólogo, municipalista e investigador en temas relacionados con participación ciudadana y sociedad civil. Lleva muchos años estudiando y escribiendo sobre el municipalismo en Nicaragua. Pese a que el régimen se adjudicó todas las alcaldías del país, aún cree que no se puede hablar de un régimen de partido único como en Cuba o Corea del Norte.

“Mientras no se deroguen todos los partidos, mientras existan los partidos zancudos, no se puede decir que haya un partido único”, valora.

En esta entrevista, Silvio Prado analiza la debacle de la autonomía municipal y las consecuencias de la misma para el Estado nicaragüense. También destaca que fue un triunfo de los nicaragüenses la alta abstención en las recientes elecciones municipales, porque significó una deserción masiva de la población de las maniobras del régimen.

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Por último,  señala el ridículo que hicieron los partidos zancudos, a quienes Daniel Ortega no les asignó siquiera una alcaldía.

¿Alguna vez en la historia de Nicaragua había ocurrido que todas las alcaldías estuvieran en manos del partido de Gobierno, habiendo elecciones?

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Sí ha ocurrido otras veces, antes de los ochenta, bajo Somoza, hacía un remedo de elecciones, pero no eran totalmente elecciones, donde se ponían de acuerdo quién iba a ser el alcalde, quién era el segundo. Los conservadores conformaban un partido de comparsa, pero no había elección popular. Bajo la dictadura de Somoza, los gobiernos locales eran de un solo color. Solo bajo regímenes no democráticos se han dado estos casos.

¿Qué significa que el ciento por ciento de las alcaldías queden en manos del FSLN?

Desaparece completamente, es el último capítulo del municipio autónomo. Detrás de eso están implícitas muchas cosas más, de fondo. Desaparece la democracia representativa. Las consecuencias de esto son mucho más profundas.

¿En qué sentido?

El sector de la población, que no vota por el partido del Gobierno, no está representado en nada. Ellos pueden decir que están los concejales, los de los partidos zancudos, pero ya sabemos que bajo el régimen de Ortega los concejales están pintados. No mandan nada. Si ya bajo las anteriores condiciones, con los anteriores gobiernos municipales, el Gobierno central impedía que gobernaran los gobiernos (locales) de partidos de la oposición, ahora el ejercicio de Gobierno va a ser bajo una sola orden. Se consolida el régimen absoluto, el régimen totalitario.

¿Qué va a significar que un solo partido gobierne en todo el país?

La trascendencia es mucho mayor que gobierne un solo partido en todo el país. En primer lugar, porque eso políticamente no es posible. Eso significaría que todos los nicaragüenses pensamos igual y eso no ocurre. Donde hay democracia, hay diversidad, hay pluralismo, y eso se expresa con la representación de las distintas ideas, de los distintos partidos en los órganos del Gobierno. Por eso es que se habla de instituciones representativas. Pero aquí, desde la farsa del domingo (6 de noviembre de 2022) no hay. Se acabaron.

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¿Por qué lo dice?

Porque, ¿qué peso tienen los otros partidos diferentes del Frente? Los pocos diputados zancudos de la Asamblea Nacional. Los concejales, al final no sé cuántos hay. Y luego, alguno que otro magistrado, que está pintado también en la Corte Suprema de Justicia (CSJ), en el Consejo Supremo Electoral (CSE) y, los contralores, en la Contraloría General de la República (CGR). O sea, quedaría reducido a esa expresión cosmética.

¿Qué es lo más grave de esta situación?

El poder político se divide de dos formas: horizontalmente en los poderes del Estado y, verticalmente, en el territorio. Se divide entre el Gobierno central, los gobiernos autónomos de la Costa Caribe y los gobiernos de los municipios. Al desaparecer esa diversidad política en los distintos gobiernos, esa división de poderes en el territorio desaparece. Entonces, si el Ejecutivo ya controlaba los otros poderes del Estado, ahora va a controlar los gobiernos en vertical, o sea, los gobiernos del territorio. Es sumamente complejo. Tiene mucha trascendencia para el Estado nicaragüense, para el régimen político y para la sociedad, porque ya no los van a gobernar gobernantes electos por la población, y que tampoco responden ante la población, sino ante un partido político que les baja la línea. Y eso va a ser en todo el país.

¿Daniel Ortega va a ser presidente y alcalde de todos los municipios a la vez?

No. Yo no diría eso jamás. Simplemente que los alcaldes van a desaparecer bajo el peso del partido, porque el alcalde, sobre todo, es un gobernante local. Y un gobernante local tiene que dar respuesta, rendir cuenta ante su población. Pero si el alcalde gobierna condicionado por la línea que le va a bajar por vía del partido, ya no es alcalde. Va a ser un gesto, un administrador, pero no va a decidir nada.

¿Un representante del Gobierno central en el municipio?

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Exacto. Van a ser un ministerio más. Puede ser el Ministerio de los Territorios. Si lo querés ver de forma más gráfica, va a ser el Ministerio de las Colonias. El Gobierno central va a tener colonias en cada municipio. Inifom (Instituto Nicaragüense de Fomento Municipal) se va a convertir en el Ministerio de las colonias de todo el país. Entonces, por el lado del partido, el control de los secretarios políticos, se van a convertir en los gobernantes de facto. Y, por el lado administrativo, por el Ministerio de las Colonias.

¿Eso no pasaba antes?

Sí pasaba, pero no pasaba en todos los municipios. Ahora sí, en todos. Donde yo quiero llegar es que es una anomalía en los tiempos modernos, que un mismo partido gobierne en todos los municipios del país. Es anómalo y absurdo. No se puede justificar de ninguna manera.

Se habla de que la abstención en estas municipales fue mayor al 80 por ciento, ¿qué le dice eso?

Tenés el resultado de la deserción de la población de las elecciones, el vacío que creó la población y dejó solos a la gente del Frente Sandinista. Este resultado de las elecciones es producto de la abstención de la población.

¿Esa abstención es positiva o negativa?

Positiva. Es un triunfo del abstencionismo de la población, que dejó solos a los miembros del orteguismo en las urnas. Le dio la espalda. Los puso en evidencia. Los ha obligado a incurrir en semejante descaro.

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El Frente se ha visto obligado a pagar el costo de gobernar en todos los municipios. Esos son costos políticos, internos e internacionales. Internacionalmente, nadie acepta que un mismo partido gane las elecciones en el 100 por ciento de todos los municipios del país. Es imposible. Es, estadísticamente, y políticamente, imposible.

Se habla de que Nicaragua se encamina a un partido único…

No hay que cometer el error de decir que esto es un partido único. No. Todavía, aunque de facto se comporte como un partido único, en condiciones de partido único no se hacen elecciones. Mientras no se deroguen todos los partidos, mientras existan los partidos zancudos, no se puede decir que haya un partido único. En Cuba no hay elecciones. No hay elecciones multipartidistas. En Corea del Norte no hay elecciones. En China no hay. Allá donde haya regímenes de partido único, no hay elecciones. Porque las elecciones son, por su naturaleza, multipartidistas. El régimen se guarda de preservar esos partidos zancudos, que son partidos marionetas.

¿Qué piensa de que ningún partido zancudo haya ganado al menos una alcaldía?

El hecho que (Ortega) haya ninguneado a los partidos zancudos, pone a los zancudos en evidencia. ¿Con qué cara vas a ir vos si te han ninguneado, si no te han dejado ni siquiera un caramelo? Ante sus propias bases, ¿qué papel estás cumpliendo ahí?

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