Ayer perdí por completo el sentido de pertenencia, en mi caso se ha roto una promesa, justo cuando estaba a punto de cumplirla. Se ha roto, esa posibilidad de hacer valer las segundas oportunidades y, sobre todo, se han destrozado vidas.
Por razones muy fuertes, tuve que poner en pausa la culminación de mi carrera, lo único que me faltaba eran las prácticas pre profesionales. Durante años eso me pasó martillando la cabeza; hasta el año pasado cuando inicié el proceso para retomar mis estudios y concluirlos: por mí, para mi madre y para mis hijos.
Esa oportunidad se dio y logré terminar mis prácticas. Ahora, solo faltaba gestionar mi título, estaba emocionada, por fin vería concluida una parte importante de mi vida, una meta llena de tantos altibajos.
Quería poder llegar con el diploma y entregarlo a mi mamá; decirle a mi hija, no desistas y terminá lo que empezaste. Para mi hijo con autismo, era un regalo del alma.
Yo creí en esa posibilidad y ustedes la hicieron posible, y me regalaron muchísima alegría y emoción durante este año. Soñé tener entre mis manos ese título, que hoy se escurre como agua entre mis dedos.
Siento una profunda tristeza, que no me deja sentir ni un poco de calma. He llorado amargamente y lo sigo haciendo, por mí y por todos esos jóvenes que han visto como rompen sus sueños; por todas esas personas que perdieron su trabajo y sobre todo, por el duro golpe a nuestro país, que quizás no muchos dimensionan.
Esto viene a arrasar con los derechos humanos; viene a poner silencio en muchas bocas y a anudar conciencias. Pero sobre todo; a destruir la educación, en un país carente de ella. Un país, donde solo la educación y la formación en valores, podría sacarlo de su debacle.
Y eso lo saben… por eso la corrompen y la ponen a su favor.
Yo quiero darles las gracias; por todo aquello que nos dieron, a quiénes formamos parte de la comunidad educativa y como espectador, gracias por el enorme mensaje de valentía; de empatía y de humanismo.
No cabe duda, que la educación que se brindaba en sus aulas era integral. Llenando no solo al cerebro de conocimientos, sino al corazón de valores, a través del ejemplo.
Hemos quedado en el aire, sin esperanza y con escenarios oscuros. Siento impotencia y miedo, por lo que le falta sufrir a nuestro país.
Hoy somos una comunidad, con sueños rotos y sin esperanza en una educación polarizada. Somos un país amordazado y sangrante. Pero también somos testigos de su entereza y de su enorme labor formando personas desde el amor, desde la conciencia.
Hoy la Universidad cierra sus puertas; pero renace como bastión en los corazones de muchos, dentro y fuera del país. Hoy… todos somos UCA y eso no lo pueden cambiar.
En todo amar y servir.
Gracias por tanto.
Con amor.
Stella
