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Gran capital: Ciego, sordo y mudo ante escalada represiva del régimen 

Carlos Pellas, Roberto Zamora, Ramiro Ortiz y José Antonio Baltodano se han abstenido de enviar mensajes de condena al régimen, pese a que han sido detenidos tres personas cercanas a la cúpula empresarial.

Por José D. Cruz y Emperatriz López | Junio 10, 2021

¿Podrían los millonarios empresarios nicaragüenses hacer retroceder a Daniel Ortega? La respuesta es incierta, dicen los analistas, porque no se conoce cuál es el pensar del gran capital sobre la embestida que ha desatado la dictadura de Daniel Ortega en contra de precandidatos presidenciales y líderes políticos de oposición.

Sin embargo, los grupos de oposición han pedido a los magnates Carlos Pellas, Roberto Zamora, Ramiro Ortiz y José Antonio Baltodano, dueños de los grupos empresariales del país, que presionen a Ortega para que procure una salida pacífica a la crisis que se vive desde abril de 2018. En tres años, los empresarios se han dirigido al dictador en dos ocasiones, primero en abril de 2018 a raíz de las protestas ciudadanas, y luego en febrero de 2019, cuando lograron que Ortega retomara las negociaciones con la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia.

Ese 2018, los empresarios rompieron su modelo de diálogo, alianza y consenso tras 11 años de luna de miel en el que ellos se enfocaron en la política económica, mientras Ortega acabó con el Estado de Derecho y la institucionalidad del país. Desde el Cosep, se ha defendido la postura de que no habrá diálogo con el dictador en tanto no se resuelva la crisis política.

Al conocerse las detenciones de Juan Sebastián Chamorro, Violeta Granera, y Félix Maradiaga la cúpula empresarial dijo que el régimen orteguista ha desatado un proceso de represión “nunca antes visto en la historia democrática de Nicaragua”, por lo que llamó a detenerlo, así como a liberar a todos los presos políticos.

Ortega en las últimas semanas detuvo a candidatos cercanos a los empresarios como Juan Sebastián Chamorro, exdirector de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides) y Arturo Cruz, catedrático del Incae y asesor de grupos empresariales, y José Adán Aguerri, expresidente del Cosep, la principal gremial empresarial del país.  

Luciano García, presidente de Hagamos Democracia (Hademos), valora que la detención de Aguerri representa el símbolo del rompimiento “total entre el régimen y los empresarios”. “Ya los empresarios ni que quieran ser amigos de Daniel lo serán, ya no le interesa al régimen tener alianza con el gran capital, ese es el mensaje que les mandaron”, dice.

Desde su punto de vista, el gran capital está asustado y, por tanto, son precavidos con lo que puedan expresar sobre los últimos hechos en el país. Su silencio podría interpretarse también como la consecuencia del mensaje de Ortega a que se plieguen a él o “se van”.

“Las acciones que el gran capital va a tomar será el resguardo de sus bienes, sacarlos de Nicaragua, y Nicaragua va a quedar en cenizas”, avizora el exconsejal de Managua que vive exiliado en Costa Rica.

Los grandes empresarios del país mantuvieron una luna de miel con Daniel Ortega, hasta 2018.

Para el analista político Bosco Matamoros decir qué pueden hacer los empresarios es “conjetural”: “No sabemos qué piensan, cuál ha sido la visión de Nicaragua, y cuál ha sido su concepción sobre su responsabilidad política, por lo tanto en términos generales los grandes actores del país están de cara a una crisis estructural que enfrenta toda la nación”.

En un comunicado, el Cosep dijo que las detenciones de los últimos días son arbitraria y se han hecho bajo el amparo de procesos ilegales y leyes inconstitucionales; además advierten que Ortega está desmontando el estado democrático establecido en la Constitución Política de Nicaragua y en la Carta Democrática de la Organización de Estados Americanos (OEA).

Pero para la oposición y analistas que prefieren opinar bajo anonimato, tras la persecución del régimen, eso no es suficiente. “Los empresarios tienen una gran responsabilidad con lo que pasa en el país y una deuda por permitirle a Ortega violar la Constitución”, dice un fuente exdiplomática, que pide acciones contundentes como el paro nacional, apoyado de forma unánime por las cámaras del Cosep en tres ocasiones en 2018.

Dentro del Cosep, según empresarios consultados para este reporte, hay división sobre la postura que se debe adoptar, y ante esa divergencia el presidente de la gremial, Michael Healy, ha decidido al margen de la opinión pública, y ha limitado al Cosep a suaves comunicados en los que demanda liberación de los secuestrados y elecciones libres, transparentes y observadas.

Sobre las medidas que podrían adoptar, según un economista cercano al sector empresarial, es un paro nacional, pero no es garantía de que Ortega ceda, al contrario podría responder con una arremetida fiscal como ya lo hizo en 2019 al aprobar una reforma tributaria con la que clavó más impuestos a las empresas. “Un paro daña más a la economía, perdemos casi un millón de dólares en un día”, comenta.

Lo otro es que el gran capital busque un acercamiento con el régimen, como ya lo hicieron en 2019. “Como sea, al gran capital le hace falta valor para enfrentarse a Ortega, tuvieron grandes ganancias cuando sostuvieron una línea de miel y no están dispuestos a perder sus riquezas”, añade.
DESPACHO 505 buscó reacciones en las oficinas de prensa del Grupo Pellas y Grupo Promérica, sin embargo no hubo respuesta. Tampoco en la presidencia de las cámaras de comercio, comunicaciones, y bancaria.

El único que accedió a hablar fue el presidente de la Cámara de Industria de Nicaragua (Cadin), Marcos Pierson, quien pide a Ortega que recapacite porque sus acciones van a tener graves consecuencias económicas, pero sus llamados, como los de la comunidad internacional, no tienen eco.

Pierson dice que todos los sectores del país tienen las manos atadas por lo que hay muy poco que hacer más allá de los llamados al diálogo. “La mejor manera de resolver el conflicto es por medio del diálogo, y no vamos a dejar de insistir”.
Al ser consultado si el gran capital puede hacer recapacitar a Ortega responde que no se trata de una sola persona, sino de la unidad de todos los sectores sociales, políticos y religiosos.