La Iglesia Católica nicaragüense, sus obispos, sacerdotes, seminaristas, religiosas y laicos han sufrido al menos 190 agresiones de diferentes tipos desde el 2018, señala un informe recopilado por la investigadora nicaragüense Martha Molina.
El estudio muestra que el 2019 fue el año que más ataques se registraron contra los religiosos. “El 48,25% por ciento de las agresiones ocurrieron en ese año”, dice Molina en el documento.
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Recuerda que el 19 de julio de 2018, Daniel Ortega acusó a los obispos de estar “comprometidos con los golpistas”, el calificativo que su régimen le atribuye a los ciudadanos que se alzaron en protesta y que le siguen exigiendo que deje el poder y regrese el país a la democracia. Lo dicho por el dictador, convirtió a los religiosos en un blanco de represión estatal y partidaria.
Antes de las acusaciones de Ortega, los obispos habían mediado entre el orteguismo y los manifestantes para encontrar una salida a la crisis. Pero las declaraciones del dictador, provocaron que policías y fanáticos se lanzaron contra ellos. En ese año, los incidentes llegaron al 46,24%, 40,21% en 2020, 35,19% en 2021 y 21,11% hasta mayo de este año.
ATAQUES MÁS DIRIGIDOS
“En los últimos meses, hemos visto una frecuencia en los ataques, una persecución y asedio sistemático y con objetivos más dirigidos”, dice un analista político que pide hablar con identidad reservada por temor a la persecución.
Lo que pasó la semana pasada y parte de esta, confirma lo que dice el experto. El régimen lanzó un feroz asedio contra Rolando Álvarez Lagos, Obispo de la Diócesis de Matagalpa, al extremo que se vio obligado a refugiarse en una parroquia de Managua, y durante su permanencia, se mantuvo rodeada de policías y parapolicías.
Monseñor Álvarez es considerado una voz crítica que ha denunciado los abusos del régimen y ha llamado a los ciudadanos a mantener su fe en que vendrán tiempos mejores. “Sus homilías son puntiagudas e incómodas para la dictadura”, señala el analista.
El viernes, el régimen ordenó, sin argumento alguno, la suspensión de la señal del Canal 51, propiedad de la Iglesia católica, el que se servía en cables y desde donde los religiosos difundían sus mensajes de evangelización, las catequesis, homilías e invitaciones para las actividades de la iglesia. La censura contra el canal religioso es considerado un fuerte acto de agresión en la escalada de la régimen contra los jerarcas y un acto desesperado por silenciarlos.
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CONTRA OBISPOS Y SACERDOTES
La investigación muestra también que las hostilidades más comunes contra los religiosos son las agresiones físicas, verbales y las amenazas, las profanaciones y robos a los templos, las pintas en muros de las iglesias y casas pastorales, los discursos públicos difamatorios y de odio de Daniel Ortega y de Rosario Murillo y la persecución contra las Organizaciones Sin Fines de Lucro (OSFL) de la Iglesia Católica.
En el caso de las agresiones y amenazas estas llegan a representar el 40% de las hostilidades, según el documento que lleva por nombre: “Nicaragua: una iglesia perseguida”. Destaca la investigadora que este tipo de ataques, causaron el exilio de al menos tres sacerdotes en los últimos meses, desde la crisis iniciada en abril de 2018 y que sigue sin solucionarse.
Monseñor Silvio Báez, obispo Auxiliar de Managua y el padre Edwin Román son dos los rostros más visibles de religiosos que han tenido que dejar el país debido a la persecución. En el caso de Báez, hasta denunció un complot para asesinarlo y sus superiores, ordenaron su salida del país para resguardar su vida.
El 10 de junio de 2018, un grupo de encapuchados interceptaron al padre Vicente Martínez de la parroquia de Santa Lucía, en Ciudad Dario, Matagalpa y le pusieron una AK-47 en la cabeza. Le dijeron que lo iban a matar porque sus homilías eran “un veneno”.
“Por decir la verdad y colocarse a la par de quienes los necesitan independientemente de su color político, los religiosos han tenido que pagar un gran costo. Lamentablemente, hay una tendencia a que estos ataques se incrementen”, señala Molina a DESPACHO 505.
LAS GRAVES PROFANACIONES A IGLESIAS
Las profanaciones a los templos llegaron a ser la segunda hostilidad más sistemática. En el listado de agresiones desde el 2018 ocupa el 49%, siendo la más grave según la investigación, el incendio provocado en una de las capillas de la Catedral de Managua el 31 de julio de 2020. Las llamas quemaron la venerada imagen de la Sangre de Cristo, una reliquia de 382 años de historia.
“Estamos seguros de que se han dado más incidentes de lo que se ha podido recopilar y de manera exponencial”, explica Molina. Es posible que hayan ocurrido en lugares muy alejados y no descarta casos en que los religiosos prefirieron “sufrirlo en silencio”.
Los templos también han sido objetivo de actos represivos. El estudio denuncia los cortes de los servicios de agua y luz eléctrica en momentos en que alguna parroquia se encontraba bajo asedio. Uno de varios, ocurrió en abril de 2018, cuando varios estudiantes que participaban en las protestas se refugiaron en la Catedral de Managua y el régimen ordenó la suspensión del fluido eléctrico al templo.
Igualmente ocurrió en Masaya el 15 de noviembre de 2019, cuando varias madres anunciaron una huelga de hambre en la iglesia San Miguel de Masaya como una medida de presión para lograr la liberación de presos políticos. La Empresa Nicaragüense de Acueductos y Alcantarillados, Enacal, les llegó a cortar el agua.
“El régimen está en guerra contra la iglesia porque no está a su favor y aunque sabe que es otra batalla perdida, seguirá. Ortega como en el pasado vuelve a equivocarse”, señala el analista.
