Lillian Somoza Debayle se fue a estudiar a Washington D.C., Estados Unidos, y cuando regresó a Nicaragua, en julio de 1941, la nombraron reina de la Guardia Nacional. Poco después, su padre Anastasio Somoza García decidió que el rostro de su hija apareciera en los billetes de un córdoba.
Desde entonces, el dictador Somoza García realizó diferentes acciones para ubicar a sus hijos en posiciones privilegiadas. A Anastasio Somoza Debayle lo nombró jefe de la Guardia Nacional, poniéndolo encima de generales con trayectoria.
Décadas después, los nicaragüenses están viendo algo parecido. Desde que Daniel Ortega retomó el poder en 2007 ha hecho de todo para que sus hijos ostenten poder, violando incluso leyes de la República.
El último episodio se vivió este pasado 17 de marzo, cuando se conoció que mañana miércoles la hija del dictador Camila Ortega Murillo, será la encargada de impartir la lección inaugural del año académico 2023 en la Universidad de las Regiones Autónomas de la Costa Caribe Nicaragüense (Uraccan).
«LA DE A PESO»
Lo de Somoza empezó en la Catedral de Managua, con monseñor José Antonio Lezcano y Ortega bendiciendo y coronando como Reina de la Guardia Nacional a Lillian Somoza Debayle, llamándola Lillian I.
La historia cuenta que la coronación se debió a la sugerencia de un soldado raso, según explicó Rodolfo Delgado en el libro Banco Nacional de Nicaragua y su entorno histórico.
Por esos días, desde 1924, el billete de un córdoba tenía en el anverso la imagen de una mujer blanca con un pecho desnudo, La imagen corresponde, explicó el coleccionista Sergio Blandón, a Marianne, la mujer que representa los valores de la república de Francia: libertad, igualdad y fraternidad.
Sin embargo, el consejo directivo del Banco Nacional de Nicaragua (BCN) consideró que esa imagen no representaba a la mujer nicaragüense y propusieron que fuera cambiada por la de una señorita de Masaya.
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El cambio se realizó, pero en vez de que apareciera una joven de Masaya, fue la hija de Somoza. La gente , de acuerdo con relatos de la época, comenzó a llamar a esos billetes los «lillians». La decisión de Somoza también formó parte de las bromas nicaragüenses, pues a quienes se creían presumidos les decían: «Te hacés el de a peso».
Los billetes con el rostro de Lillian Somoza circularon entre 1941 y 1960.
EL DIPUTADO Y EL JEFE DE LA GUARDIA
A los dos hijos varones, Somoza García los fue preparando para que asumieran el poder tras de él.
A Luis lo fue formando en el Partido Liberal Nacionalista (PLN), hasta hacerlo diputado del Congreso de Nicaragua. Mientras que al menor, Anastasio, lo mandó a estudiar a la Academia Militar de West Point, en Estados Unidos, y luego lo puso por encima de militares con experiencia en la Guardia, causando la incomodidad entre los oficiales de mayor rango.
Para 1955, y como al año siguiente se iba a postular nuevamente como candidato presidencial, Somoza García dejó al frente de la Guardia a su hijo Anastasio.
Tras ser tiroteado por Rigoberto López Pérez el 21 de septiembre de 1956, Somoza García pasó grave varios días en un hospital de Panamá, pero le dio tiempo a sus hijos para que en el Congreso, donde la mayoría eran fieles somocistas, les ayudaran a tomar el poder ante la inminente muerte de su padre.
Algunos historiadores, como Nicolás López Maltez, afirman que Somoza García falleció el 26 de septiembre de 1956 y no el 29 como después informaron. El retraso de la muerte del dictador se realizó para que diera tiempo a que se formalizara en el Congreso el ascenso al poder de los dos Somoza Debayle.
Luis fue elegido para terminar el periodo de su padre como presidente y Anastasio fue formalizado como el jefe de la Guardia Nacional. El primero falleció en 1967, después de haber sido presidente otro periodo más. Pero, al segundo, lo tuvieron que bajar a balazos del poder en 1979, con la Revolución sandinista.
LOS HIJOS DE DANIEL
Cuando Daniel Ortega regresó al poder en enero del 2007, muy pronto se hizo visible el rostro de su hijo mayor, Rafael Ortega Murillo, mejor conocido como Payo Ortega, quien en realidad es hijo adoptivo del dictador, pero sí hijo biológico de Rosario Murillo.
La presencia de Payo Ortega se comenzó a notar principalmente en los negocios de la familia, como hoteles y negocios petroleros. Payo Ortega se convirtió en la persona que manejó la ayuda venezolana a Nicaragua a través de la importación de petróleo.
Los analistas políticos llegaron a decir que Payo estaba siendo preparado como el sucesor de Daniel. Sin embargo, desde hace algunos años, Payo ha caído en desgracia ante los ojos de sus padres y ya casi no se le ve en los actos públicos.
Fuentes cercanas a la familia Ortega- Murillo indicaron a DESPACHO 505 que la conducta disoluta de Payo lo hicieron ser mal visto principalmente por su madre, y peor cuando se separó de su compañera de vida, Yadira Leets, a quien los Ortega Murillo le confiaron mucho de los negocios de la familia.
Tras la separación, porque no estaban casados, Leets se fue de Nicaragua y ahora está en Estados Unidos. Diversas informaciones aseguraban que había temor entre el régimen, por lo que Leets pueda testificar si es interceptada por las autoridades de Estados Unidos.
Tras la desaparición de Payo, emergió la figura de Laureano Ortega Murillo, el tercer hijo biológico de los dictadores.
Aunque este último ha afirmado que su mundo «es la música», ha ganado protagonismo dentro del régimen desde 2012, cuando fue nombrado asesor presidencial para Inversiones, Comercio y Cooperación Internacional de la Presidencia de la República y quedó al frente de ProNicaragua, una agencia que se encarga de atraer inversión extranjera al país.
En ocasiones, se le ha visto como representante de Nicaragua en misiones diplomáticas sin ser diplomático, pasando encima de la figura del canciller Denis Moncada. Ha firmado acuerdos bilaterales y se ha convertido en uno de los rostros más visibles dentro del Gobierno de sus padres.
A otros hijos, los dictadores los han puesto al frente de empresas y medios de comunicación, como son los casos de Daniel Edmundo, Juan Carlos, Camila Antonia e incluso de Luciana Catarina Ortega Murillo.
Camila también dirige negocios de moda y lo último es que este miércoles 22 de marzo, como si de una académica se tratara, ofrecerá el discurso inaugural del año lectivo de la Uraccan, el cual lleva por título «Unidos en amor, paz y prosperidad: Juntos y juntas vamos adelante. Logros y desafíos en el impulso de la economía creativa de los pueblos de la Costa Caribe Nicaragüense».
A Camila la identifican como coordinadora de la Comisión Nacional de Economía Creativa de Nicaragua, una cartera cuyo impacto es desconocido. También maneja por capricho la semana de la moda de Managua conocida como Nicaragua Diseña, en decadencia desde 2018.
MAL FIN
Los hijos de Somoza García terminaron mal. Fueron salpicados por la fama de que su padre lideró una dictadura sangrienta.
Aunque la dictadura de Daniel Ortega todavía está en pie, también sus hijos ya están padeciendo las consecuencias de la misma. Algunos de ellos ya han sido sancionados por países europeos, así como por Canadá y Estados Unidos.
En el caso de los Somoza, solo Luis se salvó de un mal fin, pues murió en 1967, producto de un infarto, cuando el régimen somocista aún era fuerte.
Su hermano Anastasio corrió la peor de las suertes. Tras huir de Nicaragua el 19 de julio de 1979, dos días antes que los sandinistas tomaran el poder, se fue a Estados Unidos, donde fue rechazado por lo que se fue a Paraguay.
El 17 de septiembre de 1980, un comando argentino, al servicio de los sandinistas, lo asesinó con una bazuca en una calle de la capital Asunción.
Por su parte, Lillian Somoza se casó con Guillermo Sevilla Sacasa, quien fue embajador de Nicaragua en Estados Unidos durante casi toda la dictadura somocista.
El día que triunfaron los sandinistas, un grupo de ellos llegó a la casa de Lillian Somoza en Washington, y mediante la violencia la expulsaron alegando que ya había cambiado el Gobierno y que desde ese momento la casa le pertenecía a los sandinistas.
Lillian Somoza y quienes estaban con ella en la casa pensaron que les iban a matar, pero los sandinistas solo la sacaron de la casa y no le dejaron sacar nada.