Miles de jóvenes han salido al exilio por la represión desatada por el régimen de Daniel Ortega Cortesía / D505

El 18 de abril de 2018 Edwin Carcache vio en su teléfono celular los videos de policías y turbas del Frente Sandinista golpeando a un grupo de ancianos que había salido a protestar en la ciudad de León contra una iniciativa de reforma a la Seguridad Social, impuesta por Daniel Ortega. Sintió rabia y sintió la necesidad de no quedarse como espectador.

Carcache cursaba el segundo año de Administración de Empresas, su segunda carrera, y esa misma tarde dejó de hacer las tareas para sumarse a una manifestación frente a la Universidad Centroamericana (UCA), en Managua. Fue la primera vez que experimentó la violencia policial. Desde ese día se quedó en las calles, y se comprometió tanto que pronto se convirtió en un referente de la incipiente lucha estudiantil y la histórica Rebelión de Abril. 

“Consideré salir a la calle a defender la libertad. Salí con la esperanza de que más personas se motivaran a expresar su repudio al régimen”, recuerda. 

Días después de integrarse de lleno a las protestas fue despedido de su trabajo y los 16 mil córdobas que recibió como liquidación los destinó a la compra de banderas azul y blanco. Subido en el cabezal de un pequeño camión con altoparlante, un sombrero y micrófono en mano, Edwin Carcache estuvo en la primera línea de lucha. No hubo día, hasta su captura el 7 de septiembre de 2018, que no saliera a las calles para exigir el fin de la represión y la renuncia de Daniel Ortega y Rosario Murillo. 

En conferencia de prensa desde Plaza El Sol, fue presentado por la Policía Orteguista como un “cabecilla de una organización terrorista”. Fue procesado por “terrorismo y tenencia ilegal de armas”.

Edwin Carcache, líder estudiantil, excarcelado político y exiliado. Foto: Archivo de El Nuevo Diario.

En las protestas Edwin Carcache sintió de cerca la muerte. Vio cómo hirieron a los manifestantes y sintió junto a cientos de personas los efectos de los gases lacrimógenos. Fue uno de los fundadores del Movimiento Estudiantil 19 de Abril que surgió de manera espontánea en los días álgidos de la lucha.  En ese momento también comenzó el asedio y amenazas a su familia. 

Miles de jóvenes, la mayoría sin experiencia política, encabezaron esas expresiones de rebelión. A más de trescientos le costó muerte, más de un millar ha pasado o sufre cárcel, y miles padecen el exilio. 

“Estando en prisión, me hicieron 21 interrogatorios de entre seis y ocho horas en ocho días que estuve en El Chipote, siempre dije que nunca me arrepentiría de lo que estaba haciendo por mi país que nadie nos había pagado como ellos querían que saliera acusando a monseñor Silvio Báez de que decían que él me pagaba a mí por andar haciendo lo que estaba haciendo”, comparte.

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Cuatro años después de ese “despertar”, Edwin Carcache sostiene, ahora desde el exilio, que la llama de abril sigue viva. 

“El mismo régimen con su represión es el que se encarga de que esto se mantenga. Abril nos enseñó a diversificar los liderazgos. En cualquier momento esto puede explotar y va a ser una situación donde no habrá ninguna ley, ninguna autoridad que pueda detenerlos, porque cuando un pueblo enciende una luz nadie la apaga”, advierte. 

Edwin Carcache permaneció más de nueve meses en la cárcel en una celda de máxima seguridad y salió bajo una cuestionada Ley de Amnistía. 

Hoy, la dictadura mantiene en prisión a más de 180 presos políticos, la mayoría son sus amigos, compañeros de lucha, estudiantes, líderes opositores y defensores de derechos humanos.

ABRIL LES CAMBIÓ LA VIDA

Bayron Estrada, quien para el 2018 estudiaba el quinto año de la carrera de Odontología en la Universidad Autónoma de Nicaragua (UNAN-León), guarda silencio cuando le preguntamos si abril valió la pena. Lo expulsaron de la universidad, le borraron sus notas, estuvo preso, sufrió asedio junto a su familia y ahora vive en el exilio.

“Me borraron todos mis años de sacrificio”, lamenta.

Su familia se había endeudado para poder pagarle la carrera de Odontología, que consideraban costosa. Su sueño de establecer una clínica y de fundar un hospital odontológico semiprivado por el momento está en pausa. Ahora desde el exilio ha retomado sus estudios en odontología.

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El 18 de abril de 2018, Estrada junto a otros jóvenes convocó a los universitarios para participar en horas de la tarde en una marcha que organizaron los jubilados en protesta por las reformas a la Seguridad Social.

“A mi me citó el mismo 18 de abril a su despacho el doctor Humberto Altamirano quien era decano de la facultad de Odontología de la UNAN-León y me dijo: ‘mira, si vos seguís en eso yo voy a tener que darte de baja de la facultad porque yo no quiero alboroto y se está violentando la autonomía universitaria’”.

Bayron Estrada fue fue detenido, procesado por “terrorismo” y liberado por la dictadura. Ahora está en el exilio. Foto: Archivo El Nuevo Diario.

Bayron a pesar de la “recomendación” del decano, participó en la marcha de los adultos mayores y al igual que en Managua fue reprimida por los turbas orteguistas. A pesar del atropello esta fue la primera de las marchas donde participaron principalmente jóvenes sin ninguna experiencia política, cuyas edades oscilaban entre los 17 y 24 años. 

Estuvo preso 10 meses acusado de “terrorismo, homicidio, incendio, secuestro, robo con intimidación y amenaza de muerte”.

En prisión recibió maltrato físico y psicológico del que aún tiene secuelas. Aún con los recuerdos negativos de la represión, Bayron asegura que “sí valió la pena el despertar de abril” ya que “desenmascaramos a Ortega y fue la juventud que tomó las calles, que tomó no las armas, sino la bandera azul y blanco, y eligió el camino cívico para decir que estábamos cansados no solo de Ortega, sino de la clase política corrupta, por lo tanto, Ortega está claro que la juventud lo rechaza, que el pueblo lo rechaza”.

ESPERANZA DE UN CAMBIO SIGUE FIRME

Carlos Guadamuz salió de Nicaragua hacia Luxemburgo dos días después de ser liberado por la Policía. Había sido detenido por salir a manifestarse contra la represión del régimen y porque quería un cambio. 

Su descontento con el Gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo había surgido antes de abril de 2018, pero alcanzó su máximo ese mes cuando un incendio devoraba la reserva de biósfera de Indio Maíz bajo la inacción de las autoridades. Para “Chale”, como prefiere que le llamen, aquello era una tragedia. 

Por eso cuando vio en las calles a miles de jóvenes pidiendo un cambio de Gobierno, Chale tampoco dudó en sumarse. 

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“Al final no fue solo por Indio Maíz y las reformas que se levantó el pueblo. Sentía que el Gobierno sólo estaba haciendo desastres y con esto (las protestas), pensé: ´los botamos´”, recuerda. 

Apoyó a estudiantes atrincherados en la Universidad Politécnica de Nicaragua (Upoli), marchó y respaldó como pudo la lucha estudiantil que “era la de todo un pueblo” hasta que fue detenido por la policía sin haber orden de captura o acusación en su contra. 

Carlos Guadamuz, ambientalista, exiliado en Europa, ahora cabildea desde Europa por el respeto a los derechos humanos en Nicaragua. Foto: Cortesía.

Su salida de Nicaragua fue de la noche a la mañana. Tras dos días preso en El Chipote, una cárcel de tortura en Nicaragua, su familia decidió sacarlo del país. Pensó que sería un exilio corto, de dos o tres meses. Pero la situación del país fue escalando y su familia se negaba a que volviera. 

Actualmente es director de The Hague Peace Projects, una oenegé que se dedica a la resolución de conflictos armados y que tiene un programa sobre Nicaragua. 

Ahora desde su exilio contribuye a que la lucha de abril continúe viva. La organización desde la que trabaja apoya y cabildea iniciativas por la paz y los derechos humanos en Nicaragua. 

“Ahora hay una resistencia desde la diáspora y hay una sensación de desgrane de la dictadura desde adentro. La resistencia está activada. Se ha hecho una gran cantidad de progreso. El Gobierno tiene muchísimo menos fuerza que la que tenía antes de 2018. El pueblo ha perdido fuerza interna, pero ha ganado mucha fuerza internacional”, dice con entusiasmo.

Reconoce que es la juventud la que se ha llevado la peor parte de la represión, pero ve en el exilio de miles de jóvenes una gran oportunidad para el país. 

“Hay una oportunidad de formación profesional extranjera con la cantidad de jóvenes que han salido del país para salvaguardar sus vidas. La reconstrucción que viene tiene el potencial y cuando todo esto pase, cuando la dictadura caiga, tendremos que saber aprovecharlo”, concluye. 

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