Nicaragua va hacia un desastre social muy fuerte a cambio de la sostenibilidad del régimen Ortega – Murillo en el poder. Están fragmentando al país mediante la migración y la polarización política creando grupos bien definidos entre los que son orteguistas y los que no, advierte el politólogo Manuel Orozco.  

“Creo que hay un plan de parte del Gobierno de tierra arrasada de llevar al país a un extremo de destrucción económica y social”, asegura el investigador de Diálogo Interamericano en entrevista con DESPACHO 505

Según el analista, la estrategia del régimen es mantener al mínimo la economía, lo suficientemente sostenible como para no generar un deterioro completo de pobreza entre los nicaragüenses, pero no crear ninguna posibilidad de generar riqueza en el país. 

Esto a su vez tiene un efecto directo en la migración. Para este año la previsión es que al menos 250 mil personas saldrán del país y “esto tendrá un efecto directo sobre el empeoramiento de la situación nicaragüense”. 

Recientemente, Ortega dijo que no había diálogo posible con Estados Unidos, el principal socio comercial de Nicaragua, en medio de una profundización de la crisis sociopolítica y el aislamiento internacional del país. ¿Cómo se interpreta esta postura del régimen? 

Es una postura que muestra una debilidad tanto del país como de la política exterior de Nicaragua en sus vínculos con la comunidad internacional. No es solamente con Estados Unidos, hay muchos países en el mundo con los que Nicaragua no está teniendo ningún tipo de conversación, de diálogo. Costa Rica se le ha acercado, Panamá y otros países de Europa también, y con ninguno abre la puerta. Es una posición hermética que en parte refleja una debilidad, porque saben que en estos momentos ellos no tienen nada que negociar, es decir, nada que ofrecer a cambio.  

Al mismo tiempo hay una división al interior del círculo de poder que no tiene claridad de la dirección en la que se quiere ir con la comunidad internacional. Entonces, básicamente mantienen todo en un proceso de stand by.  

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Un tercer factor es que el régimen está funcionando con formas de operación que no tienen que ver con cooperación y colaboración, sino con las características de un estado forajido, un estado acostumbrado a no cumplir con las normas del derecho internacional y cuando otro país quiere dialogar no hay un encuentro de posibilidades. Estas situaciones no son de largo plazo, sino de corto plazo.  

¿Esta negativa del régimen de dialogar con la comunidad internacional, con Estados Unidos después de buscar un acercamiento en mayo, podría interpretarse como una profundización de la crisis?  

Lo que ocurrió en mayo fue la idea de conversar con Estados Unidos dada la visita de dos altos funcionarios a Managua. Después esa idea fue suspendida inmediatamente por parte de la señora (Rosario) Murillo. 

En segundo lugar, la negatividad al diálogo significa básicamente que no tienen la posibilidad de establecer algún intercambio porque ellos no quieren desacelerar la represión. Lo que vos estás viendo es la continuidad de un estado represivo donde en el corto plazo no piensan cambiar ninguna de sus perspectivas. Lo que vas a ver es más cierres de oenegés, más encarcelamientos, represión contra la Iglesia, periodistas, personajes de la cultura…  

También vas a ver represión fiscal que se va a seguir extendiendo. Ellos están apostando a que el nivel de respuesta proporcional a la represión que ellos tienen no va a ocurrir de parte de la comunidad internacional, porque esta se encuentra ante un riesgo moral. La comunidad internacional cree que, si ponen más presión, el afectado va a ser el pueblo de Nicaragua. Parte del trabajo que hay que demostrar es que no es tal la situación y que en algunos elementos la proporcionalidad es más que necesaria, es legítima y justificada.  

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El politólogo Manuel Orozco,  experto en migración, remesas familiares y desarrollo. Foto: Esta Semana.

Ante esa cerrazón del régimen, qué pueden esperar los nicaragüenses. Son ya cuatro años de crisis, la situación económica en las familias va a peor.  

Creo que hay un plan de parte del Gobierno de “tierra arrasada” de llevar al país a un extremo de destrucción económica y social. Están fragmentando al país mediante la migración, la polarización política creando grupos bien definidos entre los que son orteguistas y los que no. Los orteguistas tienen el uso de la fuerza y los que no, básicamente, tienen el miedo.  

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Hay una tendencia migratoria muy grande de 250 mil personas este año y esto tendrá un efecto directo sobre el empeoramiento de la situación nicaragüense.  

A nivel económico cómo está la situación del régimen porque al mismo tiempo esos altos niveles de migración están incrementando las remesas y el consumo interno se dinamiza.  

A nivel económico el gobierno está manteniendo un mínimo de crecimiento que están siendo sostenido por las remesas, un poco por las exportaciones y la extorsión tributaria. La cuarta fuente de ingreso son los préstamos internacionales. El país básicamente está financiando cerca del 15% de su presupuesto de gasto con préstamos internacionales. El resto está siendo financiado con el impuesto de venta indirecto y la extorsión fiscal contra los empresarios.  

Ahí se ve que la estrategia del Gobierno es mantener al mínimo la economía, lo suficientemente sostenible como para no generar un deterioro completo de pobreza entre los nicaragüenses, pero no crear ninguna posibilidad de generar riqueza en el país. Entonces, te vas quedando para atrás. Nicaragua va hacia un desastre social muy fuerte a cambio de la sostenibilidad del régimen en el poder.  

¿Hasta qué punto esta situación es sostenible? ¿Cree que en algún momento esto se puede revertir con un desgaste social de la gente como lo vimos en abril de 2018?  

Esto no es una tendencia a largo plazo. Ellos van a ir agotando todas esas fuentes de control y cuando estén agotadas es cuando seguramente van a dar señales de querer conversar.  

Sobre las sanciones de la comunidad internacional, cuáles son las proyecciones. Estados Unidos quitó a Nicaragua la cuota de compra de azúcar para 2023. ¿Cuál es el mensaje detrás de esta medida? 

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El tema del azúcar es un tema predominantemente técnico más que político. Estados Unidos está manejando diferentes opciones de presión hacia Nicaragua, entre ellas están sanciones sobre violaciones de derechos laborales, derechos indígenas, sobre medioambiente. No son cuestiones de cuotas, sino que pueden ser penalidades, aspectos de redición de cuentas, rechazo diplomático y el apoyo financiero al SICA si se nombra al candidato propuesto (por el régimen).

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En lo del azúcar el mensaje es decir que Estados Unidos tiene el control de diferentes herramientas de presión para el Gobierno y obviamente para el sector privado.  

Hasta ahora hemos visto sanciones por violaciones de derechos humanos y corrupción, pero usted menciona la posibilidad de sanciones sobre violaciones a derechos laborales. ¿En qué consisten y qué impacto pueden tener en nuestro país? 

El 60% de las exportaciones a Estados Unidos vienen de la zona franca. En su mayoría son empresas nacionales con contratos de empresas americanas para la exportación de textiles en el contexto de la maquila. En las zonas francas hay más de 130 mil trabajadores controlados por sindicatos sandinistas donde la gente está trabajando horas extras y le siguen pagando la misma cantidad de dinero. Entonces, hay violaciones a los derechos laborales de estos trabajadores y Estados Unidos está al tanto de esa situación, así como aspectos en los contratos mineros.  

En el sector minero qué tipo de medidas se pueden esperar. 

Ya se hizo una sanción a ENIMINAS, la empresa estatal que se encarga de hacer la contratación de trabajadores artesanales en la minería, pero también hay otras violaciones vinculadas a la exportación del oro hacia Estados Unidos donde se pueden ejecutar sanciones porque están bajo el control del Estado nicaragüense. Esos son algunos de los ejemplos de cosas que pueden ocurrir en ese espacio.  

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En cuanto a la migración, ustedes proyectan la salida de 250 mil personas este año, pero el régimen ignora este fenómeno, ni siquiera se pronuncian sobre las tragedias ocurridas de migrantes nicas. Las remesas crecen. ¿Tiene que ver con un interés económico? 

El Gobierno no se pronuncia porque no va a decir que tiene como propósito exportar mano de obra la cual está reprimiendo. En relación a las remesas, ellos saben que se están beneficiando con la migración. La mayoría de las fuentes de ingreso de las remesas, provienen de aquellos que salieron después de 2020. Es decir, la masa de gente que ha salido de Nicaragua entre agosto de 2020 a agosto de 2022 alcanza a más de 200 mil personas mínimo. Hay otros datos que hablan de 300 mil personas. Eso es el 5% de la población nicaragüense.  ¿Cuántos se han devuelto? Ni siquiera un 5%.  

Ese crecimiento de más de 20% en las remesas está vinculado con que la gente sale del país, encuentra trabajo y empieza enviar dinero. Esto beneficia a los hogares nicaragüenses que tuvieron que dejar ir a un familiar fuera porque la economía no les permite mantener a sus familias.  

Esto tiene un beneficio indirecto al Estado porque el consumo que se genera del ingreso de remesas para por el impuesto al valor agregado (IVA), que es del 15%. Si los nicaragüenses este año van a recibir 3,000 millones de dólares, supongamos que consuman el 100% de eso, estamos hablando de 450 millones de dólares en impuestos. Eso es más de 20% del presupuesto de la renta del Estado. Al régimen le conviene la migración, que la gente envíe dinero, mientras tanto se mantiene en el poder mediante la represión.  

No es sostenible en el largo plazo porque la gente va entendiendo sus posiciones porque la gente va entendiendo el significado de sus remesas en un sistema dictatorial.  

Para finalizar, ¿cómo ve la situación de Nicaragua? Qué salidas le ve a la crisis a corto plazo o mediano plazo, si la hay o no la hay.  

La salida ahorita bajo el contexto en que nos encontramos no existe. Hay que crear condiciones para que se presente una salida negociada, pacífica. Hay que entrar en un contexto de comunicación con el régimen de manera que traten de encontrar algunos puntos de encuentro con la comunidad internacional y con los grupos cívicos nicaragüenses. En este momento ellos no están interesados. Hay que crear esas condiciones con mayor presión, no necesariamente con las sanciones. Las sanciones han tenido un alcance limitado, pero habrá otras formas de presión que van a limitar el poder político y económico del régimen. Eso sí va a tener un efecto sobre su decisión de sentarse a negocia. Entre otras cosas, está el efecto que la presión internacional va a tener sobre sectores allegados al círculo de poder cuya capacidad de incidencia va a estar controlada o reducida por su relación con el régimen.  

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Esa complicidad les va a costar muy caro. Muchos de los esfuerzos van a ir en esa dirección. Las condiciones se pueden ir creando poco a poco. La radicalización del régimen es la estrategia de ellos, porque siguen pensando que nadie los va a detener. Pero una vez que se han radicalizado al 100%, la gente en Nicaragua va a perder el miedo porque ya saben el nivel de intimidación con el que están lidiando. Han pasado cuatro años de represión y hay mucha gente que ya ha perdido la paciencia a este régimen. Aun con represión, creo que vas a ver algunas situaciones complicadas que van a tener que sentar al régimen. La pregunta es si la Policía va a estar dispuesta a seguir reprimiendo a la población en este contexto.