El Carmen, la sede de la dictadura, comenzó el año enviando un mensaje de distancia a una posible solución a la crisis sociopolítica que vive el país con Humberto Ortega de por medio.

El 2 de enero se vio obligado a divulgar una rara aclaración de una visita de Daniel Ortega a su hermano, el general en retiro Humberto. Además, han sorprendido las concesiones que ha hecho familiares de presos políticos.

¿Está pensando el dictador Ortega en un diálogo?, se preguntan en el espectro político.

El general Ortega le aconsejó a su hermano en 2018, adelantar elecciones y evitar las masacres que perpetró después, también le recomendó vaciar las cárceles de presos políticos. El dictador no hizo ni una cosa ni la otra, sino todo lo contrario. Ahora las voces políticas creen que Ortega lo busca como mediador para sacarlo de una crisis que para su régimen ya es insostenible.

Desde el 2018, la dictadura ha fijado una trayectoria que hace pensar que siempre va por el camino más difícil. Los primeros en oponerse a conversaciones con el dictador son los organismos de derechos humanos. Dos razones esgrimen: “Ortega no cumple” y “es tarde”. “Hay más de 300 muertos que esperan justicia y más de 200 personas presas políticas”, advirtió a finales del año pasado Gonzalo Carrión del organismo Nicaragua Nunca Más.

Pero antes, también ha sido el mismo Ortega el que se ha encargado de hacer estallar las posibilidades de una salida negociada a la crisis que vive Nicaragua desde el levantamiento social de abril de 2018. Los mediadores han salido como han ingresado a escena; en las sombras y por puertas angostas.

En este reporte, DESPACHO 505, hace un recuento de los fracasos en el intento de hacer puentes con el dictador sandinista atornillado al poder en Nicaragua desde el 2007.

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1- LA CONFERENCIA EPISCOPAL Y EL NUNCIO, DE MEDIADORES A ENEMIGOS

Acorralado por las protestas que exigían su salida del poder, Daniel Ortega aceptó ir a un diálogo, un mes después de la Rebelión de Abril de 2018. La Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), conformada por diez obispos, aceptó mediar para pacificar el país que entonces ardía en llamas, como consecuencia de reformas inconsultas a la Seguridad Social y la represión estatal contra los adultos mayores que se opusieron.

Lo obispo de la Conferencia Episcopal de Nicaragua durante el Diálogo Nacional de 2018.

Pero el dictador los engañó a todos. Por un lado hablaba y por el otro, organizaba una respuesta criminal que tiñó al país entero de sangre. El diálogo que Ortega inició el 16 de mayo, con la CEN como mediadora, fracasó el 16 de junio de ese mismo año, cuando Ortega y Murillo desataron la violencia con comandos paramilitares que desmovilizaron a los manifestantes a punto de balas.

Un mes después, en plaza pública, el 19 de julio, Ortega atacó a la CEN, a los mediadores. Dio a entender que conspiraron para que dejara el poder, los acusó de ser los organizadores de las protestas, los llamó “golpistas” y los descalificó como mediadores.

El 27 de febrero del año siguiente, Ortega volvió a aceptar dialogar. Esta segunda versión de diálogo duró 35 días y concluyó con acuerdos que aunque Ortega firmó, nunca cumplió. Fue en el Incae y esta vez, con el nuncio Apostólico, Waldemar Stanislaw Sommertag, como mediador. El 3 de abril, finalmente fracasó, ante el rechazo del régimen de Ortega a la propuesta de la Alianza Cívica sobre justicia, democracia y adelanto de elecciones.

El 12 de marzo del año pasado, tres años después de su mediación, el régimen de Ortega expulsó al Nuncio Apostólico, sin dar una explicación al respecto. El Vaticano se declaró sorprendido y dolido por la decisión del dictador, pero siguió llamando al diálogo. El 21 de agosto, cinco meses después de haber echado a su representante, el papa Francisco pidió un diálogo abierto con Nicaragua para encontrar las bases para una convivencia respetuosa y pacífica.

Un mes después, el 15 de septiembre, el líder de la iglesia Católica en persona dijo que hablaba con la dictadura. “Hay diálogo con Nicaragua”, dijo. “Hay diálogo, pero esto no quiere decir que se apruebe o desapruebe todo lo que hace el Gobierno”, dijo el papa durante una rueda de prensa a bordo del avión papal de regreso a Roma de su viaje a Kazajistán.

Pero 14 días después, Ortega se lanzó contra el Papa. “¿Desde cuándo pueden hablar de democracia?, ¿Con qué autoridad hablan de democracia?, ¿Quién elige al cura, ¿quién elige al cardenal?, ¿Quién elige al Papa?”, se preguntó airado. “Hablan de democracia, pero no la practican”, insistió. “Que sean electos con votos, que dejen su condición de ser una tiranía perfecta”, reclamó el dictador. El papa Francisco, otro mediador sufrió los feroces ataques del dictador.

2- ALMAGRO FRACASA Y ORTEGA ECHA A LA OEA

Hace un año, el 22 de enero, el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OES), Luis Almagro, tuvo que admitir ante el plenario del organismo su fracaso a la gestión diplomática que hacía para negociar con Daniel Ortega la realización de nuevas elecciones en Nicaragua, con transparencia y credibilidad en la observación.

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El secretario general de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro.

Dijo que Ortega nunca respondió si aceptaba la llegada al país de una delegación de alto nivel del organismo regional para ese fin, por lo que en ese momento moría el último intento del Consejo Permanente de la OEA por encontrar la manera de restaurar la democracia y las libertades civiles en Nicaragua. 

Los esfuerzos de Almagro como mediador, se enmarcaban en una resolución del Consejo Permanente aprobada el 8 de diciembre de 2021, en otro esfuerzo del organismo por utilizar los canales diplomáticos y la negociación política para encontrar una salida a la crisis sociopolítica del país. A Ortega, no le importó el empeño de Almagro, como tampoco que 25 países hayan apoyado la gestión.

El 19 de noviembre del 2021, Ortega había ordenado la salida de Nicaragua de la OEA, pero no fue sino hasta el 24 de abril pasado del año pasado, cinco meses después, que acabó definitivamente con los intentos del organismo y los países que lo integran de mediar en la crisis.

Ese día, el régimen expulsó a la OEA y allanó con policías armados sus oficinas en el país, así como el retiro de credenciales de sus embajadores ante el organismo hemisférico. Ortega anunció la decisión mediante un comunicado leído por su canciller Denis Moncada, en el cual el orteguismo, la acusaba de ser un “instrumento diabólico” y de “intervención y dominación” de Estados Unidos.

3- LOS MEDIADORES SURAMERICANOS SALEN MAL

El 9 de septiembre del año pasado, se supo que Colombia, gobernado por el izquierdista Gustavo Petro del quien Ortega esperaba complicidad para su régimen, le había tendido un puente que “llamó humanitario” para liberar presos políticos y buscar solución a la crisis sociopolítica que vive Nicaragua. Pero “el Ortega intransigente” como lo calificó el analista político Alberto Cortés, se cerró y tiró por el caño la mediación de Colombia.

Gustavo Petro, presidente de Colombia.

Ortega lanzó a sus propagandistas para que acusaran a Colombia de querer canjear presos políticos por temas limítrofes. El canciller de ese país Álvaro Leyva le salió al paso y dijo que el régimen mentía. “Una cosas es los derechos humanos y otra los temas limítrofes”, dijo con toda claridad. Pero el daño ya estaba hecho y Ortega había rechazado la mediación de Colombia para solucionar la crisis del país.

Santiago Cantón, director del programa Estado de Derecho de la organización Diálogo Interamericano, dijo a DESPACHO 505 que Colombia tuvo la intención de ayudar a un país de la región como parte de su larga y destacada trayectoria jurídica en América Latina. “Lo peor es que Ortega no parece entenderse ni con los lideres de izquierda”, critica Cantón.

Petro dijo a finales de año que ha intentado “ser franco” con Daniel Ortega y reconoció que su Gobierno tiene “un pleito” con el dictador por la demanda de la liberación de presos políticos entre los que se encuentran exdirigentes y exguerrilleros sandinistas como Dora María Téllez.

Lo misma negativa del régimen pasó con el presidente de Chile, Gabriel Boric, que también llamó al régimen a considerar la liberación de los presos políticos.  Ortega se lanzó contra él.  Lo llamó “perrito faldero” de Estados Unidos, durante un discurso emitido el 28 de septiembre, el día que Ortega pronunció su discurso más virulento y ofensivo del año año pasado.

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5 – LA EXPULSIÓN DE EMBAJADORA DE LA UE Y EL MANDADO DE LAUREANO

Desde noviembre de 2018 Daniel Ortega le ha cerrado las puertas también a los países de la Unión Europea (UE) para colaborar en solucionar la crisis sociopolítica que ya cumple cuatros años, y que se agrava cada vez más.

Laureano Ortega
Laureano Ortega Murillo.

El rechazo de Ortega a la mediación de la Unión Europea, llegó a su peor punto cuando el 28 de septiembre del año pasado, el régimen expulsó del país a su embajadora Bettina Muscheidt. La expulsión ocurrió algunos  días después de que el bloque de 27 naciones, le exigiera la liberación de los presos políticos.

Ortega también cerró las puertas a un diálogo con Estados Unidos. El dictador reveló en agosto del año pasado, que Estados Unidos expresó interés en entablar una comunicación con su régimen en medio de las tensas relaciones que él ha incentivado.

Lo que no dijo, es que tres meses antes, había enviado a su hijo Laureano Ortega Murillo a buscar “en silencio” un dialogar y pedir el fin de las sanciones contra su familia y funcionarios sandinistas, según una publicación del periódico The New York Times. Según esa publicación, hubo dos intentos de acercamiento, pero ninguno se pudo concretizar.

Cuando Ortega habló de esos acercamientos los contó a su manera. Desde Washington, aseguró, “nos mandan mensaje que les interesa abrir comunicación, ya hace unos meses”, pero “hemos preferido guardar distancia ante esos mensajes que nos han enviado”, dijo en ese momento el dictador durante el acto del 43 aniversario de la Fuerza Aérea.