Yo trabajo como profesora de Español en dos escuelas de la ciudad de Stuttgart, por lo tanto desde el lunes estoy en casa evitando contacto social y saliendo únicamente si es necesario.
Por Élida Mendieta
STUTTGART, Alemania — Regresé hace dos semanas a Alemania, después de visitar a mi familia en Nicaragua. Desde que estábamos allá nos comentaban que había escasez de gel antibacterial, papel higiénico y mascarillas, pero no es lo mismo que te cuenten por teléfono a verlo con tus propios ojos.
Al regresar fuimos de compras y mi esposo y yo nos quedamos helados al ver los estantes vacíos. Gracias a Dios encontramos alimentos, algunos productos de limpieza y papel higiénico, pero nada de harina ni pan.
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Ayer fuimos a un supermercado cercano y vimos que están buscando personal, porque no logran rellenar los estantes con la misma rapidez que se vacían.
La semana pasada aún se podía notar cierta normalidad en las calles, incluso el fin de semana estuvimos en Tübingen, la ciudad universitaria donde se están haciendo estudios para encontrar una vacuna contra el coronavirus, y vimos cafeterías y restaurantes llenos.
Una amiga que vive en Berlín me comentó que ha visto a muchas personas con sus hijos e hijas en los parques simulando un ambiente vacacional.
Sin embargo, este lunes las autoridades anunciaron el cierre de colegios, jardines infantiles y universidades hasta el próximo 19 de abril. Yo trabajo como profesora de Español en dos escuelas de la ciudad de Stuttgart, por lo tanto desde el lunes estoy en casa evitando contacto social y saliendo únicamente si es necesario.
Igualmente, mi esposo está trabajando desde casa y la empresa para la que labora informó hoy el cierre de todas sus plantas de producción de vehículos, para evitar la propagación del virus entre los trabajadores.
Ayer la cancillera alemana Angela Merkel urgió a la población a no salir de casa y tomar muy en serio esta crisis, que ya ha cobrado la vida de 20 personas.
Por el momento estamos bien físicamente, pero la preocupación por nuestros seres queridos en Nicaragua nos embarga. Alemania cuenta con un buen sistema de salud pública y recursos económicos para enfrentar la crisis, pero nuestro país no, y eso nos inunda de preocupación desde la lejanía.
*La autora es periodista nicaragüense radicada en Alemania.