Este jueves se cumple un mes desde que la anestesióloga Aracely Varela Bonilla, de 51 años, desapareció en la turística ciudad de San Juan del Sur, en Rivas. La investigación del caso se ha manejado con hermetismo por parte de la Policía.
Desde que la doctora desapareció, la noche del pasado 16 de febrero, sus familiares, amigos y compañeros sociales han lanzado alertas y expresado mucha preocupación por la falta de pistas sobre su paradero.
No obstante, la relevancia mediática que ha alcanzado en todo este tiempo no ha contribuido a encontrar pistas sobre lo que le pasó, ni siquiera las autoridades han informado avances.
Aunque es originaria de León, Varela Bonilla se había trasladado a vivir a San Juan del Sur desde hace unos 4 años para trabajar como anestesióloga en el hospital de esa ciudad.
El día 16 de febrero había viajado de San Juan del Sur a Mangua para asistir a una consulta médica en el Hospital Militar. Su amiga Angélica Martínez contó que la doctora regresó a la ciudad portuaria a eso de las 6 de la tarde y una hora más tarde fue vista cuando salió de la casa que alquilaba frente a los juzgados de San Juan del Sur, para ir a cenar con un ingeniero que había conocido recientemente.
Esa información la confirmó la amiga de la doctora en diversas entrevistas que brindó a medios de comunicación, y que también ofreció a los investigadores de la Policía cuando se presentó a reportarla como desaparecida.
LA ÚLTIMA LLAMADA
Martínez relató que la doctora la llamó a eso de la 7 de la noche para decirle que iría a comer carne asada con el ingeniero a un puesto de venta de tajadas de San Juan del Sur. Dos horas después Martínez llamó a la doctora para preguntarle si ya estaba en su casa, pero no volvió a contestar su teléfono celular. El caso se ha vuelto un completo misterio y debido a la complejidad del mismo, está siendo investigando de forma conjuta por la Policía de León, Managua y Rivas.
Leoneses allegados a la doctora aseguran que la Policía ha entrevistado a más de una docena de personas y que ha realizado ocupación de teléfonos y computadoras, pero que aún no logran encontrar pistas que ayuden a esclarecer qué sucedió y dar con su paradero.
