La zozobra invade a las familias empobrecidas del Norte que atendía la Fundación María Cavalleri
Más de 5 mil personas se benefician de los proyectos de esta oenegé, la mayoría mujeres y niños. "Nos quieren enterrar y no saben que somos semilla", dicen en comunicado.
- June 06, 2022
- 10:33 PM
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En la comunidad Molino Norte en Matagalpa la zozobra de amanecer y no tener cómo llevar comida a su mesa invade a una decenas de familias. Eran beneficiarias de la Fundación María Cavalleri y ahora que fue ilegalizada han quedado en una situación de vulnerabilidad extrema.
“De la noche a la mañana lo podemos perder todo, no sabemos que va a pasar”, dice una mujer que colabora en la fundación. Madre de cuatro hijos, su vida cambió cuando llegó al lugar y aprendió todo lo que una criadora de conejos debe saber. Allá, también supo de derechos de la mujer, ventas y un buen manejo de su economía en casa.
Ya ni recuerdan como era la vida antes de llegar a la finca María Cavalleri, ubicada exactamente en el kilómetro 135 de la carretera Matagalpa-Jinotega, pero tienen la certeza de lo mal que les irá ahora con el cierre forzado de la organización.
La Asamblea Nacional controlada por el régimen de Daniel Ortega ordenó el aniquilamiento de 96 organizaciones sin fines de lucro el pasado primero de junio, la mayor cantidad de ilegalizaciones ejecutada en una sola sesión desde el año 2018. La Fundación María Cavalleri, era la número 24 en esa lista.
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MISIÓN HUMANISTA EN PEDAZOS
75 diputados borraron de un tirón la misión que la ginecobstetra italiana María Cavalleri inspiró en el lugar. Irónicamente Cavalleri llegó al país en los años 80 convencida de aportar a un país necesitado de solidaridad en tiempos en que el sandinismo, gobernó al país por primera vez después de derrocar a la dictadura de Somoza.
En el perfil social de la fundación, se cuenta que Cavalleri fue una de las fundadoras del Colectivo de Mujeres de Matagalpa, donde forjaron a mujeres que después desarrollaron proyectos comunitarios importantes como el de la fundación que llevaría su nombre. En 1994, la ginecobstetra cedió a un tumor de los vasos linfáticos y murió a sus 37 años. Y en 2005, las mujeres que ayudó a formar, crearon la fundación María Cavalleri.
En 2017 obtuvieron su personería jurídica para operar como una organización sin fines de lucro. Declararon que eran un organismo que contaba con una propiedad de 30 manzanas de tierra, en la que funcionaba un Centro de Capacitación para el liderazgo y la promoción de la salud comunitaria; un Colectivo de Mujeres Tejedoras, una venta, un molino para granos secos y húmedos y una biblioteca para niños de primaria y preescolar, además de huertos de hortalizas y criaderos de aves y otros animales domésticos como conejos y pelibuey.
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“¿Cuántos diputados vinieron aquí a ver como funcionamos o qué hacemos? Ninguno”, se queja una de las dirigentes de la organización ilegalizada. No pueden creer que quienes inspiraron la llegada de la ginecobstetra al país, sean los mismos que este primero de junio votaron para borrar su nombre y legado en Molino Norte. A diferencia de otras votaciones para arrebatar personerías jurídicas, en la que se eliminó la Fundación María Cavalleri y las 95 restantes, ni siquiera hubo debate. “Decepciona”, dice otra integrante del colectivo.
“UN GOLPE A LA COMUNIDAD”
Eva Molina, es miembro de la Junta Directiva de la Fundación María Cavalleri. Al hablar oficialmente para DESPACHO 505 lo primero que pide es establecer que la organización “nunca faltó a su documentación en regla”. “Las autoridades lo tienen muy claro eso”, señala.
Contó que la organización se presentó al Ministerio de Gobernación tantas veces creyeron debieron hacerlo y que las últimas tres, la oficina encargada de regular a las organizaciones sin fines de lucro se negó a recibir los informes.
“La última vez fue el año pasado, fuimos y no nos quisieron recibir”, dijo Molina, confirmando versiones de otros organismos que denunciaron la misma estrategia del régimen.
Molina señala que ellas no han dejado de trabajar y asegura que lo seguirán haciendo porque la comunidad lo pide. Explicó que la fundación no dependía, ni lo ha hecho desde que iniciaron, de cooperantes extranjeros, o estatales. “A la muerte de María Cavalleri, ella dejó un capital semilla que es con el que hemos venido trabajando hasta hoy”, asegura.
Dice que esa forma de ser autosostenible, les debió evitar caer con la Ley de Agentes Extranjeros, por lo que es la fecha y ellas no saben bajo que argumento les arrebataron su personalidad jurídica. “Eso deben explicarlo porque la gente lo demanda”, reclama Molina.
La integrante de la fundación señala que su cierre sería “un golpe a la comunidad” que no están dispuestas a dar. “Aquí estamos y aquí seguiremos a menos que vengan a tomarse las instalaciones”, asegura.
COMUNIDAD SERÁ AFECTADA
Explica que la fundación capacitaba a los comunitarios en la crianza de animales, buenas prácticas para huertos y el cuido del buen ambiente para hacer rendir mejor la tierra que heredaron. Que cada semana reciben la visita de estudiantes de veterinaria, de agronomía y forestales a la propiedad como parte de sus estudios de campo y para el desarrollo de experiencias agroecológicas en crianza animal y cuido vegetal.
Que el molino sirve a la comunidad, especialmente a mujeres que viven de la venta de tortillas y café a las que también apoyan en sus emprendimientos. Pero además, sirve para bajar la carga de trabajo doméstico a las mujeres que en casa procesan sus alimentos.
Sobre las tejedores, que es una de las actividades más importantes de la organización, dijo Molina que actualmente cuatro mujeres trabajan capacitando y desarrollando ferias para la venta de productos tejidos que favorecen a la comunidad. “Las tejedoras también rescatan y mantienen vivo los telares artesanales típicos de esta parte del país. Es cultura y sobrevivencia”, señala Molina.
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LA BIBLIOTECA DE LOS NIÑOS
La Fundación María Cavalleri también cuenta con una biblioteca de doble propósito. Primero fue construida de adobe y barro como una forma también de enseñar a los comunitarios un tipo de construcción artesanal, y segundo, es un centro de estudio y lectura a la que diariamente llegan unos 70 niños y niñas de la comunidad Molino Norte.
Molina dice que los proyectos llegan a unos 5 mil personas de forma directa cada año y que se suman quienes se benefician de forma indirecta. “El trabajo beneficia al comunitario que lo hace y lo lleva a otros, es la experiencia que tenemos y que mantenemos vivo como un legado de María Cavalleri”, agrega.
La activista dice que hay mucha preocupación en la comunidad Molino Norte sobre al fundación. “La gente está preguntando que pasará con lo que hacemos. ¿Cerraremos? ¿Nos cerrarán? Yo creo que la comunidad no quiere eso”, advierte Molina.
La líder comunitaria señala que ha transmitido al personal mantener las tareas y seguir apoyando a quienes se benefician de los proyectos que están en marcha. Este lunes la organización emitió un fuerte comunicado en el que denuncia lo arbitrario de dejarlos sin personería jurídica. "Nos quieren enterrar y no saben que somos semilla", dijeron al final del escrito.
“Estamos firmes en creer que es una mala decisión, esta es una comunidad donde no hay empleos y la fundación apoya mucho, hay una inquietud fuerte, hay zozobra, pero vamos a continuar hasta donde se pueda es parte del legado con el que nacimos”, dijo Molina.