Dictador Ortega, ni una sola palabra sobre señalamientos de Colombia

El dictador Daniel Ortega guardó silencio sobre los graves señalamientos que la semana pasada hizo el canciller de Colombia Álvaro Leyva, que lo acusó de violador de derechos humanos y calificó de “barbaridad” la represión que ejecuta en Nicaragua.

Un Ortega acostumbrado a utilizar sus pocas comparecencias públicas para atacar a sus adversarios políticos internos y líderes del exterior, se limitó esta tarde a obedecer el protocolo de recibimiento y despedida de la Antorcha Centroamericana que por estos días de septiembre recorre los países centroamericanos.

Mencionó, sin embargo, que los países de la región han logrado avanzar en el tema de la unidad y destacó como ejemplo que ahí estaba el Sistema de Integración Centroamericano, SICA, cuya presidencia su régimen logró tras esperar casi un año porque los presidentes de la región se negaban a cederle espacio por sus acciones represivas.

Dijo que su régimen busca la paz y lo repitió más de una vez, aunque los organismos de derechos humanos han denunciado que ha impuesto en los ciudadanos un sistema represivo con policías y fanáticos armados, que debe responder por 355 muertos durante las manifestaciones de abril de 2018 y mantiene 180 personas en prisión injusta.

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MURILLO INTENTA LEVANTAR MORAL

El canciller de Colombia Álvaro Leyva señaló el viernes último que el gobierno del izquierdista Gustavo Petro, no está con el régimen de Ortega. El diplomático confirmó que su país, realizaba gestiones para la liberación de los presos políticos en Nicaragua y negó que Colombia, le haya propuesta a Ortega negociar el diferendo que tiene en la Corte Internacional de Justicia en La Haya, a cambio de las liberaciones, como aseguraron los propagandistas del régimen.

Leyva llegó a calificar a Ortega "uno de los hombres violadores por excelencia de los derechos humanos" y aseguró al referirse a los presos políticos que "(...) hay vidas que están en peligro en la República de Nicaragua”. Hasta adelantó que junto a más de 50 países, Colombia firmará en Ginebra una condena contra el régimen de Ortega.

“Naturalmente porque todo tiene un límite, llega un momento en que la buena voluntad se agota, pero eso no quiere decir que aún firmando una resolución los 53 países dejemos de un lado las preocupaciones por la suerte de los que están detenidos, varios candidatos presidenciales, amigos de la revolución sandinista, amigos supuestamente del presidente Ortega, ¿esto qué es por Dios?, cuestionó el canciller.

Por su lado, el designado embajador de Colombia en Nicaragua, León Fredy Muñoz, dijo ese mismo viernes al diario El Tiempo que los dictadores no se habían pronunciado al respecto.   “La relación con ellos (Daniel Ortega y Rosario Murillo) está bien y tranquila, dijo el diplomático que esperaba llegar a Managua este próximo fin de semana para “dialogar con ellos”.

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Al finalizar el acto de esta tarde, Murillo la vocera de la dictadura, dijo además de declararse contenta por la visita de la Antorcha, que "frente a la adversidad han sabido siempre vencer, vencer, vencer".

"DICTADOR TIENE MIEDO A MAS SOLEDAD"

Por su lado, el designado embajador de Colombia en Nicaragua, León Fredy Muñoz, dijo el viernes pasado al diario El Tiempo que los dictadores no se habían pronunciado al respecto.   “La relación con ellos (Daniel Ortega y Rosario Murillo) está bien y tranquila", dijo el diplomático que esperaba llegar a Managua este próximo fin de semana para “dialogar con ellos”.

Diversos analistas consultados por DESPACHO 505 creen que la distancia que ha marcado Colombia de Daniel Ortega, lo aísla más y el dictador lo sabe. “En otros tiempos se hubiera lanzado contra ellos y retirado el placet al embajador”, dice un analista local que pide no ser citado por temor a la represión. “Tiene miedo, él sabe que se queda solo en su propia región”, añade el especialista.  

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Estados Unidos, la Unión Europea, la Organización de Estados Americanos (OEA) y el Vaticano han intentado desde 2018 hacer retroceder a Ortega en su política represiva y han abogado en varias ocasiones por la liberación de los presos políticos, sin éxito alguno.