Una vida desde la cantera: Así trabajan los “picapiedras” de Diriamba

A las seis de la mañana empieza su jornada. Su lugar de trabajo está ubicado al final de una calle de naturaleza quebradiza, por donde transitan las corrientes más fuertes que recorren toda la ciudad de Diriamba en la época de lluvia.

Entre naturaleza, un basurero clandestino y algunas casas debe transitar Lesther Cruz antes de llegar hasta el sitio donde pasa todo el día bañado en sudor y batallando con el suelo barroso que está al pie del enorme yacimiento de piedras cantera que él junto a otros 12 hombres tallan a diario a punto de barra.

Lesther Cruz aún no llega a los 40 años. Su piel está tostada por el sol y sus brazos son fornidos, producto de 25 años de trabajo como “barretero”, nombre que reciben quienes trabajan sacando piedras a punto de barras de hierro moldeadas y afiladas en fragua.

“Tengo 25 años de ser barretero”, dice el hombre que hablaba todavía agitado, pues para conversar con Despacho 505 bajó por un improvisado andamio que utilizan para acceder a la zona donde están extrayendo la piedra.

A los 12 años conoció la cantera, cuando estaban construyendo su casa de habitación y llegó hasta ese lugar a comprar piedras.

“A mí me llamó la atención este trabajo, porque no es común, en esta cantera solo con barra sacamos la piedra, pero en las otras se cortan con máquina. En las canteras de abajo (las de Apompuá) se cortan las piedras con máquina, aquí nosotros lo hacemos con barra, usamos fragua y mazo para afilar.  En la fragua calentamos la barra hasta que se pone al rojo vivo y cuando está así le damos con el mazo para que coja filos”, explica.

REPORTAJE | El aumento global de la inflación y el desempleo galopante asfixian más a los pobres de Nicaragua

El escenario en el que a diario se gana el sustento es la cantera del barrio San Francisco, ubicado en la zona periférica sur de Diriamba, Carazo.

Lesther y sus compañeros llegan a trabajar con ropa cómoda, se acompañan de un reproductor de música y escuchan reguetón la mayor parte del tiempo. Entre bromas y momentos de total entrega al trabajo cortan entre 25 y 30 piedras por día cada uno.

Para cortar las piedras con una misma medida usan la cinta métrica y de esa forman tallan a la perfección y con las medidas exactas.

Lesther Cruz recuerda que a él le impresionó ese trabajo y que durante diez años fue barretero en las canteras ubicadas en el barrio Roberto Clemente, siempre de Diriamba, sin embargo, el yacimiento de ahí ya fue explotado en su totalidad.

“En el Clemente se acabaron las piedras, pero aquí en San Francisco hay todavía como para trabajar unos 20 años más”, dice el hombre mientras tomaba un trago de café del que habían llevado en una botella de refrescos gaseosos.

FALTAN MÁS BARRETEROS

En Diriamba, quienes se dedican a este oficio son pocos y hacen falta manos. En este lugar se sacan tres tipos de piedras, todas con medidas y precios diferentes.

Una piedra cantera la venden entre desde los 18 hasta 30 córdobas, depende del tamaño.

Según información del Ministerio de Energía y Minas, en Nicaragua se vendieron más de 4.6 millones de piedras canteras durante el año 2021, un producto constituido por cenizas de origen volcánico que en Nicaragua tiene sus principales yacimientos en la cordillera del Pacífico, principalmente en los departamentos de Managua, Masaya, Carazo, Granada y Boaco.

CRÓNICA | Centroamérica, reino de la pobreza y la desigualdad social

Las piedras que Lesther Cruz y los demás barreteros de esta pequeña explotación salen a la venta a personas particulares y también comercializan con los camiones que se dedican  a ofrecer este material de construcción de casa en casa.