<strong>“Si la iglesia dialogaba con la dictadura, eso fracasó”, dicen especialistas</strong>
Califican acusación de este martes contra el religioso, como "acción inmoral", una "monstruosidad" del régimen.


- December 15, 2022
- 02:45 AM
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Los descalificativos para juzgar las últimas acciones de Daniel Ortega contra el Obispo Rolando Álvarez se agotan. “Es una infamia”, dice la investigadora Martha Molina. “Una monstruosidad”, le agrega el defensor de derechos humanos, Gonzalo Carrión.
A ningún consultado sorprende los desmanes de un régimen que defiende la impunidad de 355 asesinatos ejecutados por sus policías y fanáticos, pero tampoco esperaban que no le importara pasar a la historia, como el único dictador que echó preso a un Obispo.
Contra Álvarez, la dictadura se ensañó. Lo secuestró primero, lo mantuvo preso en una casa en Managua casi cuatro meses y ahora le atribuye delitos que solo los operadores de su sistema de justicia vieron. “Con esto, la dictadura de Daniel Ortega ha roto cualquier velo de vergüenza”, reacciona por su lado Ana Quirós, miembro del Consejo Político de la Unidad Azul y Blanco, la opositora UNAB.
El religioso denunciaba en sus homilías los abusos de Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo. Les reclamaba por el respeto a los derechos humanos, la libertad de los presos políticos y el retorno a la democracia, demandas que todo el país hace desde el 2018, cuando le exigieron al dictador que dejara el poder. Él, les respondió con balas y cárcel.
“LA PEOR INFAMIA DE TODAS”
Álvarez, Obispo de la Diócesis de Matagalpa, fue acusado este martes por el supuesto delito de conspiración para cometer menoscabo a la integridad nacional y propagación de noticias falsas. Permaneció secuestrado desde el 19 de agosto, cuando luego de ser encerrado en la Curia Arzobispal de Matagalpa, la Policía Orteguista asaltó el edificio y lo trasladó a Managua, donde fue confinado bajo la figura de arresto domiciliar.
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Desde su secuestro policial, el religioso no había sido visto. Este martes, la dictadura lo exhibió en sus medios de propaganda. Apareció en fotos, vestido con camisa azul, dentro de una sala del Complejo Judicial de Managua, escuchando a una jueza orteguista asignada por la dictadura para enjuiciarlo.
“Acusan a un Obispo que primero secuestraron, que luego aislaron, sin que hubiera una acusación formal, tras anunciar una investigación cuyos resultados nunca se conocieron. Todo lo que han hecho en su contra y contra los demás religiosos es ilegal. Todo absolutamente inmoral”, acusa Quirós.
Para Carrión la acción es la “peor infamia” de todas las cometidas por Ortega y Murillo. “Ha habido una cadena de abusos contra los sacerdotes, lo que han hecho con el obispo Álvarez, sí, no tiene forma legal, él ya estaba privado de libertad y aparece siendo acusado, más de cien días después en un proceso que es infame desde que nació”, juzgó Carrión.
Carrión, quien en el exilio dirige el organismo defensor de derechos humanos Nicaragua Nunca+, recordó que contra monseñor Álvarez nunca se conoció una orden de arresto, ni de allanamiento que firmara un juez, pero que lo mantienen privado de su libertad desde agosto pasado. “Lo que ha pasado no resiste análisis legal, porque nada ha sido legal”, criticó.
DIÁLOGO, ¿CUAL DIÁLOGO’
Martha Molina, la abogada que ha investigado los abusos del régimen contra la iglesia Católica desde el 2018, cree que la acusación contra Álvarez deja claro que es la dictadura la que le da la espalda a la posibilidad de buscarle una solución a la crisis que padece el país desde hace cuatro años.
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Molina recordó que la iglesia mantenía su postura de diálogo aunque el dictador haya hecho añicos esa intención tanto en el pasado como ahora. El 02 de noviembre reciente por ejemplo, el cardenal Leopoldo Brenes, dijo que el “diálogo” con el gobierno Daniel Ortega “nunca debe parar”, como dando a entender que existían conversaciones.
Dos meses antes de esa declaración, el 15 de septiembre el papa Francisco aseguró que se mantenía un “diálogo” con Managua, aunque por esos días el dictador cuestionó la autoridad del Sumo Pontífice, de los cardenales y de los mismos sacerdotes a quienes retó a asumir esos cargos “con elecciones” y no “de dedo”.
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“La iglesia Católica es una institución religiosa, no es como pensamos nosotros los laicos, la iglesia Católica siempre va a buscar el diálogo, la salida pacífica de cualquier conflicto. El problema aquí no es la iglesia, es la dictadura que no quiere solución a la crisis, al contrario, embiste con más fuerza a los religiosos”, comenta Molina.
PLÁTICAS INFRUCTUOSAS
A respecto Quirós cree que “si hubo pláticas antes, ahora queda claro que fueron infructuosas”. “Tal parece que lo que dictadura ha hecho es mantener entretenido al Cardenal Brenes sin que le hayan permitido lograr resultados a favor de los sacerdotes y laicos presos y que ya suman 12”, explica la opositora.
Carrión recordó que la dictadura de Ortega utiliza los diálogos y cuando lo cree necesario los hace estallar. “Lamentablemente es una dictadura que no dialoga, que se encierra y poco le importa el costo, claro el que siempre se ve afectado con sus malas decisiones son los ciudadanos”, advierte.
Molina advierte que tras la acusación contra Álvarez, la dictadura no parará de “embestir” a los religiosos. Aseguró que ha actualizado en 400 el número de agresiones contra la iglesia Católica y recordó que antes de lo que pasó con monseñor Álvarez, había advertido una escalada en su guerra contra el clero.