Nicaragua termina el 2022 con autoridades ilegítimas en todos los niveles de Gobierno
A partir del próximo 10 de enero, tomarán posesión los alcaldes para un nuevo periodo, todas bajo el control del Orteguismo.


- December 27, 2022
- 02:02 AM
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El año 2022 cierra en Nicaragua con niveles de democracia cero. Con el proceso electoral municipal del pasado 6 de noviembre, Daniel Ortega, que ejerce su cuarto mandato consecutivo, consiguió el control absoluto del poder, un proceso que había comenzado desde que volvió a la Presidencia, pero que aceleró sin reparos a partir de 2018.
Es el cierre del ciclo de instauración de la ilegitimidad, tras dos años de elecciones consecutivos en el país, las presidenciales de 2021 y las locales del 2022, coinciden analistas y opositores al orteguismo consultados por DESPACHO 505. Identifican en ambas un claro patrón represivo que incluye asedio, persecución, arrestos, criminalización, destierros y enjuiciamiento de personas incómodas al régimen. Todo bajo la sombra de la falta de transparencia, inseguridad y la imposición de un Estado policial.
Olga Valle, directora de Urnas Abiertas, opina que ambos procesos electorales fueron “una grave estocada para la democracia representativa en el país”. Considera que para Ortega no ha sido del todo una ganancia ya que desaprovechó la oportunidad para encausar a Nicaragua hacia un sistema democrático a través de unos comicios libres, transparentes y observados.
El resultado de esto es que Nicaragua ahora tiene autoridades “ilegítimas en todos los niveles de gobierno”, una situación que tiene como principal responsable el Consejo Supremo Electoral (CSE) que, por estar subordinado a los intereses de un partido político, “no veló por el cumplimiento de la legislación electoral. Más bien fue cómplice de las irregularidades cometidas”.
“Estos gobiernos -locales y central- de facto profundizarán la estrategia de represión y coerción, utilizando los recursos públicos para obedecer las órdenes que se emanan desde el ejecutivo, en lugar de responder las necesidades y demandas ciudadanas”, califica Valle. Son una “farsa electoral, resume.
En los comicios electorales municipales de noviembre de este año, el colegio electoral entregó a Ortega el control de las 153 municipalidades, de las cuales tomará posesión a partir del 10 de enero del 2023 a través de sus más leales fichas en cada territorio.
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La activista de derechos humanos Haydee Castillo coincide con que en este 2022 el orteguismo, tras “dos farsas electorales”, el orteguismo selló en Nicaragua la instauración "de una dictadura con todas sus letras, una dictadura que basa su permanencia en el poder, en la ilegitimidad".
“Estas dos últimas farsas electorales queda clarísimo que su objetivo es ejercer un poder absoluto, ni siquiera de un partido único sino de un grupo familiar en el poder”, critica Castillo.
La opositora acusa a Ortega de afianzar su poder infundiendo terror en la población. Ante este escenario a los opositores solo les queda decidir entre la cárcel, exilio o muerte, apunta.
EL ROL DE LOS CONCEJALES “OPOSITORES”
Pero ¿cuál será el rol que desempeñarán los concejales de partidos ajenos al FSLN a los que el CSE le asignó representación en los municipios? Valle cree que no tendrán ningún peso, pues la oposición que se anotó en las elecciones municipales fueron partidos reconocidos por su perfil de “colaboracionistas” al régimen de los Ortega-Murillo.
“Es posible que la mayoría de las concejalías no ejerzan un rol de contrapeso o fiscalización, en los territorios donde se defendió el voto será importante pedirle cuentas a las personas que asuman estos cargos para fiscalizar si realmente servirá para mejorar la gestión local”, expresa.
Mientras la activista de derechos humanos es de la opinión que los concejales designados no gozan de legitimidad y reconocimiento de parte de la población ya que fueron seleccionados bajo el criterio de obediencia a Ortega.
Un ejemplo de esto es la aplicación del reeleccionismo que practica Ortega a municipios claves como Matagalpa, Jinotega y Estelí. Los ediles de esas localidades - Zadrach Zeledón Rocha, Leónidas Centeno y Francisco Valenzuela- fueron sancionados por Estados Unidos el 15 de noviembre, días después de que el CSE le entregó el control municipal a Ortega.
Días después el 9 de diciembre, Zeledón y su vicealcaldesa Yohaira Hernández Chirino conocieron de las sanciones que les aplicó el Reino Unido por apoyar las graves violaciones a los derechos humanos en Nicaragua.
"Nicaragua hoy no tiene ni municipios, ni gobiernos locales ni instituciones, sino que el régimen ha desmantelado todo el régimen jurídico institucional y de derecho en Nicaragua”, considera Castillo.
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NO HAY CONFIANZA
Lo que se escapa al control del ortega es la credibilidad ciudadana que en las mismas urnas, por medio de un alto abstencionismo, han expresado su malestar y desconfianza.
Esto incluso llevó al ortguismo a practicar una coacción del voto “en niveles sin precedentes”, indica la directora de Urnas Abiertas, Olga Valle al recordar que el abstencionismo fue gran ganador en las elecciones generales y municipales, con un 81.5% y un 82.6 % respectivamente. Para Valle, "la abstención es una forma de protestar” de la población.
Castillo también cree que con los resultados en las urnas "el pueblo de Nicaragua les está dando en la cara y les está diciendo no 'más este sistema de partidos políticos, no más corruptela, no más dictaduras, no más pactos'”.
Lamentablemente, dice Valle, la gestión municipal continuará “empeorándose porque estas autoridades no emanan de la voluntad popular y por tanto no se sienten obligados a responder al pueblo, sino a la dictadura”.
“Los gobiernos locales seguirán usando sus recursos para perseguir y violentar a la ciudadanía, seguirán siendo un instrumento en la estrategia represiva”, alega Olga.
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Como propuesta, Hayedée Castillo plantea que para el 2023 la oposición organizada impule un “acuerdo nacional” que involucre a actores sociales, políticos, económicos, ambientales y culturales.
“Aquí juega un papel relevante el exilio político, en las actuales circunstancias no se le puede pedir más al pueblo de Nicaragua”, enfatiza. Agrega que en este 2022, al menos 55 organizaciones abrieron espacios de coincidencia para fortalecer el diálogo, pero cree que hace falta que este sea "entre iguales y sin bendecidos".