Irracionales y ofensivos: Los discursos de Ortega en este 2022

En 2022 el dictador Daniel Ortega pronunció ásperos discursos contra Estados Unidos, Europa, gobernantes de América Latina y contra la Iglesia Católica

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  • December 29, 2022
  • 03:16 AM

El 28 de septiembre Daniel Ortega pronunció su discurso más virulento y ofensivo de este año: acusó al papa Francisco de dirigir una “dictadura perfecta”, fue racista y llamó negro y perro Bulldog al funcionario estadounidense Bryan Nicholson, y atacó al presidente de Chile Gabriel Boric calificándolo de “perrito faldero” de Estados Unidos.

Esa noche Ortega explotó “mareado” de escuchar por todos lados a mandatarios y personalidades de alto nive demandándole dejar en libertad a los presos políticos. Él mismo confesó que todo aquel que se le acercaba, era para pedir que vaciara sus celdas políticas donde mantiene a 235 opositores.         

“Ahora se ha puesto de moda decirle a Nicaragua que liberemos a los presos políticos que cometieron crímenes terroristas en el intento de golpe de Estado del 2018”, admitió el dictador, aferrado a la narrativa que promueve desde 2018, cuando ordenó a la Policía abrir fuego contra las manifestaciones cívicas e impuso el terror para perpetuarse en el poder.

Esa noche de septiembre, presionado y aislado, Ortega desahogó su molestia y remarcó la ruta sin retorno a la democracia que tomó hace cuatro años. Celebraba el aniversario 43 de fundación de la Policía que le sirve con lealtad ciega, su brazo represor, la institución que ha hundido su prestigio con el de él, por ser la responsable junto a paramilitares, de 355 asesinatos de opositores que se manifestaron en su contra en abril de 2018, según ha documentado la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, (CIDH).

DE CARCELERO A LIBERTADOR

Ortega, que suele perderse de la esfera pública hasta por más 30 días seguidos, este año compareció más de una decena de veces, en las que predominaron los ataques a la iglesia Católica, sacerdotes y obispos; sin faltar a su narrativa anti imperialista. Sumó ataques contra Europa y los presidentes de Argentina, Colombia y Chile, que intentaron tender un puente humanitario para lograr la libertad de los secuestrados políticos.

El 10 de enero, Ortega se ciñó la banda presidencial por quinta vez en su vida, la cuarta de forma consecutiva y la segunda con Rosario Murillo como “su sombra oficial”. Ese día, el orteguismo vio materializado lo que solo creían especulación: su líder se está quedando solo por negarse a dejar el poder que demanda desde el 2018, la voluntad popular.

Pero Ortega y su esposa, insisten y en medio del rechazo interno y de la comunidad internacional, asumieron el mandato. Ante la imposibilidad de un discurso con promesas de buen mandato, Ortega recurrió a la coartada de siempre; atacar a Estados Unidos, su enemigo histórico.

PIDE LO QUE NO DA EN NICARAGUA

Sorprendió sí que apareciera demandando la libertad de presos políticos que dijo estaban en cárceles de Estados Unidos. Ortega le exigió al presidente Joe Biden, la liberación de los 700 presos políticos que, según él, son seguidores de Donald Trump y que asaltaron el Congreso el 6 de enero de 2021. En su discurso de exigente “libertador”, no mencionó para nada los que su régimen tenía en sus cárceles y que en ese entonces eran 160.

Al mes siguiente, el 21 de febrero, durante la celebración del 88 aniversario del asesinato del general Augusto C. Sandino, Ortega acusó a Colombia de ser el gran productor de droga en el mundo. Meses antes, lo había llamado “Narcoestado” y ese día lo reiteró. Dijo además que Estados Unidos, era el gran consumidor. En otra comparecencia, un mes después, el 21 de abril, Ortega volvió a arremeter contra Colombia y la volvió a acusar de Narcoestado.

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MAYO: ATAQUES A LA CUMBRE A LA QUE NO LO INVITARON

Un dolido Ortega compareció en mayo para atacar la Cumbre de Las Américas que se celebró en Los Ángeles, California del 6 al 10 de junio.

Estados Unidos, el anfitrión, dijo que no serían invitados los regímenes no democráticos, que no respetaban los derechos humanos. En la lista de los rechazados, se contó a Nicaragua, Cuba y Venezuela.

“Yo le digo desde aquí al yanqui: olvídense, no nos interesa estar en esa Cumbre”, salió adelante Ortega durante el acto en el que se conmemoró el 127 aniversario del natalicio del general Augusto Sandino. Pero no fue todo, elevó su tono. “Ir a esa Cumbre es ir a llenarse ya sabemos de qué”, gritó. “Esa Cumbre no enaltece a nadie, más bien ensucia, embarra”, añadió.

Durante todo el año, Daniel Ortega enfrentó su régimen a todo el que le proponía solución a la crisis. Cortesía

JULIO: “DIÁLOGOS COMO SOGA AL CUELLO”

A Ortega se le volvió a ver otra vez públicamente el 19 de julio, durante la celebración del 43 aniversario de la Revolución Sandinista. El acto que siempre organiza Murillo destacó por aburrido, sin los brillos de antaño y sin la asistencia de personalidades.

Durante el discurso central, el dictador hizo una amplia reseña de acontecimientos pasados en donde acusó a Washington de supuestamente intervenir en Nicaragua. “Nosotros quisiéramos tener buenas relaciones con Estados Unidos, pero es imposible”, dijo.

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“No hay diálogo, es imposible un diálogo, los diálogos son para ponerse la soga al cuello a uno, o que uno se ponga la soga al cuello”, agregó, dejando claro que no estaba dispuesto a sentarse con nadie a buscar alguna solución negociada a la crisis que vive el país desde el 2018.

“Este discurso marca el punto de partida en el que anuncia que su régimen rechaza alguna salida pacífica o negociada y así se ha mantenido todo el año”, señala un analista local, que opina bajo la condición de reservar su identidad por miedo a la persecución.

“Desde entonces, lo que hemos visto es una profundización de la crisis, más aislamiento y más represión del otro lado. El régimen no ha parado de secuestrar, de aumentar los números de presos políticos”, advierte.

AGOSTO: “ARGENTINA, INSTRUMENTO DEL IMPERIO”

Pero Ortega no solo atacó a Colombia. El lunes 15 de agosto se lanzó contra Argentina y su presidente, Alberto Fernández, porque según él, ha convertido a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), en “un instrumento imperialista”.

Dicho en nicaragüense, Ortega sudaba “calentura ajena”. Reclamaba a Fernández por la detención del avión de matrícula venezolana en la que se transportaban 14 venezolanos y cinco iraníes y que se encontraban bajo investigación en ese país desde junio.  

Ortega calificó de “vergonzosa” la postura de Argentina, que consideró “sospechosa” la tripulación y procedió a su detención. Un Ortega airado, olvidó que ese país suramericano considera siempre sensible la presencia de viajeros iraníes, por el atentado contra el centro AMIA de la comunidad judía argentina cometido en 1994 y que dejó un saldo de 85 muertos y unos 300 heridos y cuya investigación continúa abierta.

Pero a Ortega eso no le importó.  Contó que la Celac, cuya presidencia ocupa temporalmente Argentina desde enero de este año, fue fundada pensando en la unidad de los pueblos latinoamericanos y que lo que hacía Argentina, era una traición a los principios de la organización.

 “Estamos viviendo momentos dolorosos“, se lamentó varias veces Ortega. “Porque quien ocupa la presidencia es Argentina y actúa como un instrumento del imperio, traiciona los principios de la Celac”, gritó durante el acto de celebración del 42 aniversario de la fundación de la Fuerza Naval, del Ejército de Nicaragua.

SEPTIEMBRE: “IRRESPETUOSO Y RACISTA”

El 29 de septiembre Ortega no escatimó ofensas. Ya había elevado el tono de la guerra contra la iglesia Católica. Ordenó secuestrar a un Obispo y juicios contra otros sacerdotes. Ese día también, cargó contra Bryan Nichols, subsecretario de Estado para el Hemisferio Occidental del gobierno de Estados Unidos y contra el presidente de Chile.  

Hacía dos semanas, el papa Francisco había dicho que estaba vigente un diálogo con la dictadura para lograr la liberación de los presos políticos, aunque aclaró que no significaba estar de acuerdo con las cosas que hacía el régimen. Ortega lo cuestionó esa noche con en una diatriba que inició con ataques a los obispos del país.

 “¿Desde cuándo los curas están para dar golpes de Estado?, ¿Desde cuándo pueden hablar de democracia?, ¿Con qué autoridad hablan de democracia?, ¿Quién elige al cura, ¿quién elige al cardenal?, ¿Quién elige al papa?”, se preguntó airado. “Hablan de democracia, pero no la practican”, insistió. “Que sean electos con votos, que dejen su condición de ser una tiranía perfecta”, reclamó el dictador.

A Nichols, llegó a decirle “negro” y lo comparó con un perro bulldog “que no para de ladrar”. “Ladra contra Cuba, ladra contra Venezuela, ladra contra Nicaragua y no para de ladrar el negro”, espetó.     

Se lanzó contra el presidente Chile, Gabriel Boric, quien hacía ocho días había pedido durante su discurso en la Asamblea General de las Naciones Unidas “seguir trabajando para contribuir a la liberación de los presos políticos en Nicaragua”.  “Que deje de estar con tantos chiles,  que deje de contar chistes”, dijo. “En Chile gobiernan bajo las leyes pinochistas, bajo las leyes de un tirano”, continuó, calificándolo de “perrito faldero” de Estados Unidos.

OCTUBRE: ACUSA A JOSEP BORRELL DE BURRADAS

El 27 de octubre Daniel Ortega apareció en cadena nacional celebrando el 43 aniversario del Ministerio de Gobernación. En esa ocasión, colocó en la  mirilla de su discurso Joseph Borrell, el jefe de la diplomacia europea. También ese día le dedicó parte de sus diatribas a los obispos nicaragüenses.

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Ortega partió de que Borrell exaltó logros de la Unión Europea. “Él dice que la Unión Europea es como un jardín, mientras que consideró que la mayor parte del mundo es una jungla”, arremetió. “Decir eso es una burrada”, ofendió, para después acusar al bloque de países de ser  “traficantes de esclavos”.

“Ese jardín lo regaron con la sangre de millones de seres humanos, sí, eso es ese jardín, un jardín manchado de sangre, de donde extrajeron la riqueza, porque invadían a los países africanos para robarles sus riquezas y desarrollar ellos sus propias economías con riquezas robadas”, acusó Ortega.

Ortega, siguió: “(Joseph Borrell) se ha convertido en el vocero de los que ensangrentaron al planeta para convertir Europa en un jardín como le llama él”, agregó el dictador. “Tranquilamente los muy cristianos y muy demócratas, majestades, reyes, gobernantes europeos organizaron el tráfico de esclavos, sí, (Joseph) Borrell, ¿quién?, ¿quién?, ¿quién instaló el tráfico de esclavos?”, gritó Ortega como si el diplomático estuviera en la actividad.

DICIEMBRE: JUSTIFICA SU GUERRA CONTRA LOS OBISPOS  

El 20 de diciembre, el dictador Daniel Ortega hizo una confesión que a pocos sorprendió, después de atacar como lo ha hecho a la iglesia Católica: “Nunca le tuve respeto a los obispos”, dijo.

La “sotana no hace santo a nadie”, agregó en referencia al juicio político contra el obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez y contra sus colaboradores, durante un acto de graduación en la academia policial Walter Mendoza.

“Detrás de la sotana está un hombre y no un santo”, señaló, descalificando los hábitos de la Iglesia católica. El dictador acusó a los obispos y sus templos, de ser sepulcros blanqueados, porque asegura que llamaron al levantamiento armado y manipularon la fe durante la rebelión cívica de abril de 2018.

Para el analista, los discursos de Ortega dejan claro que su régimen seguirá enfrentado con quienes le demandan libertad, respetos a los derechos humanos y democracia. “La mayor evidencia es que se siente justificado con sus acciones irracionales e insiste en convencer a sus seguidores”, dijo el analista.      

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