Los carteles mexicanos se venden entre sí a los migrantes nicaragüenses secuestrados: este es el drama de uno que escapó del horror
El hombre de 28 años, originario del barrio El Calvario, de Masaya, ya cruzó a Estados Unidos y por estos días intenta tener algo de normalidad en una vida que desde mediados de noviembre dejó de ser la misma. Su familia pagó un doble rescate.


- January 03, 2023
- 11:39 AM
- Despacho 505
- Copyright Despacho 505
Dos cosas atípicas ocurrieron en el secuestro del migrante nicaragüense Bayardo Torres González en Ciudad Juárez, México: uno, el cartel que lo secuestró después de cobrar parte del dinero de su rescate lo vendió a otro; y dos, sólo recuperó su libertad cuando logró escapar junto a otros secuestrados de lugar donde los retenían.
El hombre de 28 años, originario del barrio El Calvario, de Masaya, ya cruzó a Estados Unidos y por estos días intenta tener algo de normalidad en una vida que desde mediados de noviembre dejó de ser la misma. “Es un viaje que nos cambió todo”, dice un familiar de él, que admite, “están más tranquilos” ahora que saben que está en libertad.
LEA TAMBIÉN: Ortega reunirá a los alcaldes sandinistas designados por el CSE en su afán de partido único
La última Navidad ha sido la peor que han vivido en su casa de Masaya. Y claro, la de Torres González no pudo ser mejor. Desde el 20 de diciembre, perdieron comunicación con él y con los secuestradores, pese a que ya habían entregado parte del rescate que pedían en dos tantos en fechas anteriores. “Pedían 15,000 dólares, habíamos logrado depositar más de la mitad”, dijo el familiar a DESPACHO 505.
Lo que no imaginaron fue lo que ocurrió el 26 de diciembre. Una voz que se identificó como integrante de otro cartel mexicano, les dijo que “habían comprado a Torres González y que lo matarían” sino entregaban la suma que demandaban para su rescate. “Fue terrible”, dijo. “Cumplíamos seis días sin saber de Bayardo y después de tanto sacrificio para juntar el dinero que entregamos la primera vez, estábamos en cero. ¿De dónde más dinero?, se preguntó.
TRAS “LA VENTA”, SE RESIGNARON
La venta de migrantes secuestrados de un cartel a otro no es algo de lo que se sepa mucho en Nicaragua, pero tampoco es desconocida. Alexandra es una neosegoviana de 42 años que vivió lo mismo. El cartel que la secuestró le quitó dinero a sus familiares en Nicaragua y cuando solo restaban 2.000 dólares de los 7.000, que negociaron, otro cartel les llamó días después para pedir otros 15.000 dólares por ella.
Fue en noviembre del año pasado. La voz del otro lado del teléfono les dijo que “la habían comprado”. Por el segundo secuestro de Alexandra, sus familiares pagaron otros 5.000 dólares. “Lo que pasa es que se callan muchas de las dificultades, del drama que los migrantes pasan allá”, dice por su lado el defensor de derechos humanos Pablo Cuevas que en Estados Unidos dirige el organismo Defensoría Nicaragüense de Derechos Humanos.
El nicaragüense, originario de Masaya, dejó el país el 27 de noviembre del año pasado en busca de hacer realidad el sueño de ver crecer su empresa de batidos. El 1 de diciembre perdieron comunicación con él, tres horas antes de llegar a orillas del Río Bravo. Una semana después, llamaron a su familia para informarles que estaba secuestrado.
A la familia de Torres González les recomendaron negarse a dar dinero a los segundos secuestradores. “Fueron días de tormento. Marcaban hasta ocho veces en un día y dejaban mensajes de él quejándose que lo matarían. Pero nos resignamos, porque no había más dinero. Era esperar y lo pusimos en las manos de Dios”, dijo el familiar.
La otra opción que les recomendaron, como los familiares de Alexandra, era contestarles y decirles que solo tenían 500 o 1.000 dólares y exigir que lo liberaran y depositar después el monto. “Era ponerse firme y arriesgarlo todo, ya, no había otra cosa que hacer. Nos resignamos a lo peor”, relata el familiar.
LOGRA ESCAPAR
El día 28 y 29 de diciembre fue de silencio total. La familia de Torres González no recibió llamadas. Un milagro que acabara con la angustia era impensable, los dominaba más el sentimiento de que saber lo peor, era asunto de horas en las circunstancias en las que estaban.
LEA TAMBIÉN: Lula no defenderá, ni visitará a Ortega, lo considera un dictador, asegura canciller brasileño
Pero ocurrió. El 30 de diciembre, Bayardo Torres González pudo avisar que había logrado escapar de la casa donde estaba secuestrado. “Me acompaña un grupo de nicas y cubanos”, les dijo. Quien recibió la llamada no puede recordar ahora si su voz sonaba alegre o excesivamente nerviosa.
“Me dijo que iba camino a entregarse”, confió un familiar. Este 2 de enero Bayardo Torres González amaneció en Miami. La historia que vivió y contó a los oficiales de migración pudieron facilitarle su salida rápida de las cárceles para migrantes. O al menos eso cree su familia en Masaya.
LEA TAMBIÉN: La dictadura canceló la visita a Miguel Mendoza en Año Nuevo
Solo él maneja los detalles de su fuga y pide tiempo para contarlo. Ahora dice que está más preocupado por conseguir un trabajo para pagar la deuda que su familia adquirió para pagar su rescate. Sus parientes creen que es lo mejor por ahora. “Así olvida la pesadilla que el pobre ha vivido”, dicen.