Las peripecias del campesino Santos Bellorín en “el panteón de los vivos”, adonde lo tenía metido Ortega

La vida de este campesino transcurrió con normalidad hasta el 5 de noviembre del 2021, cuando pasó de cultivar la tierra a la cárcel, por supuestamente expresar opiniones contra el régimen.

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  • February 19, 2023
  • 02:52 AM

Como estar en el panteón de los vivos comparó el campesino Santos Camilo Bellorín Lira, de 57 años de edad, la amarga experiencia que durante 15 meses vivió encerrado en una cárcel, por ser catalogado como opositor del régimen de Daniel Ortega.

Bellorín conversó con DESPACHO 505 desde Nueva Jersey, Estados Unidos, país al cual fue deportado el pasado 9 de febrero, junto a otros 221 presos políticos, a los cuales el régimen despojó de su nacionalidad nicaragüense.

“Esos 15 meses que estuve en la cárcel para mí fue un calvario, porque ahí es un panteón de los vivos, donde hay sufrimiento, tortura y uno como preso político está completamente vigilado", señaló Bellorín, quien espera regresar pronto a Nicaragua para abrazar nuevamente a su esposa y reunirse con su familia.

La vida de este campesino, de la comunidad Guasuyuca, en Pueblo Nuevo, Estelí, transcurrió con normalidad hasta el 5 de noviembre del 2021, cuando pasó de cultivar la tierra a la cárcel, por supuestamente expresar opiniones contra el régimen.

“Yo no participé en nada que tuviera que ver con protestas contra el gobierno de Ortega y ni siquiera contaba con un teléfono moderno para expresarme en redes sociales. Aun así, me acusaron injustamente de propagar noticias falsas”, comentó.

Deduce que el gobierno lo identificó como opositor por haber apoyado las campañas presidenciales de la expresidenta Violeta Barrios de Chamorro y los expresidentes Arnoldo Alemán y Enrique Bolaños.

“Me aleje de las actividades políticas desde el 2007 que Daniel Ortega regresó al poder, pero, en noviembre del 2021, me detuvieron y me acusaron como opositor sin estar metido en nada”, recalcó.

El campesino fue detenido en Pueblo Nuevo el 6 de noviembre del 2021 y cuatro días después fue liberado, pero la alegría le duró menos de 48 horas.

Fue recapturado el 13 de noviembre y la Fiscalía orteguista le imputó cargos de propagación de noticias falsas a través de las tecnologías de la información y la comunicación y conspiración para cometer menoscabo.

El juez Erick Laguna Averruz, del juzgado de Distrito Penal de Juicio de Estelí, lo declaró culpable y lo condenó a seis años de prisión por menoscabo a la integridad nacional y a cinco años más por propagación de noticias falsas, para un total de 11 años de cárcel. Además, fue sentenciado a pagar una multa de 32,216 córdobas con 17 centavos.

“Todo lo que dijeron de mi en esa acusación fue falso, porque mi teléfono era un chiclero que compré en 700 córdobas y ni siquiera tenía cámara y acceso a WhatsApp o redes sociales como Facebook”, detalló.

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Santos Bellorín, excarcelado político de la dictadura de Daniel Ortega. Foto: Cortesía.

A la vez, explicó que apenas escribe y lee, ya que las guerras contra la dictadura somocista y la de los contras y sandinistas le impidieron gozar de estudios. Llegó hasta quinto grado de primaria.

“En los 80 fui a cumplir el Servicio Militar que estableció Ortega. Gracias Dios regresé con vida a mi casa, me desanimé y no retomé mis estudios y me dediqué exclusivamente a cultivar la tierra”, relató.

En Pueblo Nuevo lo conocen como agricultor.

"Yo ahí he sembrado toda mi vida frijoles, maíz, sorgo y hortalizas como chiltoma, repollo, tomate, cebolla, ayote, entre otros. También busco como sacar adelante a mi familia comprando y vendiendo frijoles y café”, comentó.

Bellorín cuenta cómo fue sacado de la cárcel orteguista.

“Esa noche, llegaron a sacarme al Sistema Penitenciario de Tipitapa junto con otros tres presos políticos y, sin darnos explicación, nos  dijeron que nos vistiéramos de civil, con nuestra ropa, y luego nos trasladaron en un bus a Managua sin siquiera permitir que tocáramos las ventanas”, acotó.

El campesino pensaba que los estaban trasladando a Managua, para reunirlos con los otros presos políticos y liberarlos en un acto público.

Iba desconcertado porque nunca antes había estado en Managua y tampoco ayudaban la oscuridad de la noche y hecho de que el bus iba con las ventanas cerradas.

“Nunca salí lejos de mi pueblo. Mis viajes más largos eran a Ocotal, Estelí y Somoto, cuando visitaba a mis familiares, por lo que no conozco nada de Managua”, explicó.

Las sospechosas se esfumaron cuando ingresaron en horas de la madrugada del 9 de febrero a la Fuerza Aérea del Ejército y los hicieron firmar un documento.

“Ni sé que fue lo que firmé, pero al bajar del bus nos estaban esperando personas de Estados Unidos y uno de ellos me dijo que todo estaba bien, que nos llegaban a rescatar y después nos invitaron a subir al avión”, recordó.

Tras recobrar la libertad, lo asustó subirse a un avión, un aparato al que nunca había subido.

Aunque el gobierno de Ortega le quitó la nacionalidad, el campesino confía en que Dios pronto hará el milagro de regresarlo a su patria.

“Dios ya hizo el milagro de regresarme la libertad y también le doy gracias porque nos han atendido muy bien en Estados Unidos y tengo fe en que también hará el milagro de poder regresar a mi país, concluyó el campesino.

Bellorín ahora sí cuenta con un teléfono celular inteligente. Aunque se le hace difícil el manejo.

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