Monseñor Rolando Álvarez cumple doce días castigado en El Infiernillo

Este martes el obispo Rolando Álvarez cumple doce días de confinamiento en la celda de castigo del Centro Penitenciario Nacional, a la que los reos llaman El Infiernillo por las condiciones inhumanas a las que ahí los someten.

Monseñor Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa y Administrador Apostólico de la Diócesis de Estelí, fue enviado a ese lugar el 9 de febrero, luego de que se negara a subir al avión en el que sería desterrado a Estados Unidos junto a otros 222 presos políticos.

EL propio Ortega reveló que mandó al jerarca católico al penal de máxima seguridad en represalia por no aceptar el destierro. Al día siguiente el sacerdote fue condenado a 26 años y cuatro meses de prisión y despojado de su nacionalidad y suspendido sus derechos ciudadanos de por vida, por delitos considerados "traición a la patria". Nadie ha podido verlo.

El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) exigió el lunes saber cómo se encuentra el obispo y denunció que la dictadura de Ortega “sigue la guerra contra la Iglesia Católica (de Nicaragua) y sus sacerdotes”.

El organismo demandó saber cómo se encuentra monseñor Rolando Álvarez en el penal. Hasta el momento, solo se ha conocido que desde su ingreso fue confinado en la Galera 300 que es un pabellón donde se encuentran las celdas de castigo, un lugar que permanece en penumbras, sin ventilación y con las puertas selladas con pernos, plagada de cucarachas y ratas,

"¿Ha podido verlo su familia? ¿Ha recibido su paquetería (de alimentos)?", preguntó el organismo en un pronunciamiento público. También pidió información sobre los sacerdotes Manuel Salvador García y Leonardo Urbina, que también están presos en La Modelo.

"¿Cómo están?. Exigimos su inmediata liberación y la de los más de 30 reos de conciencia en Nicaragua", abogó el Cenidh, que fue ilegalizado como oenegé en el marco de la crisis sociopolítica que vive el país desde abril de 2018.

ORTEGA FURIOSO CON EL OBISPO

La condena contra el alto jerarca fue dictada un día después de que rechazó subirse a un avión que lo llevaría, junto con otros 222 excarcelados políticos nicaragüenses, hacia Estados Unidos, lo que provocó la furia de Daniel Ortega, quien lo calificó de "soberbio", "desquiciado" y "energúmeno".

Un día después del discurso de Ortega, y pese a que el juicio estaba programado para el 15 de febrero, una jueza nicaragüense declaró al religioso "traidor a la patria" y autor de cuatro delitos en perjuicio de la sociedad y el Estado de Nicaragua.

Tras negarse a subirse al avión el 9 de febrero, Ortega anunció que el obispo no había sido regresado a su residencia, donde guardaba prisión domiciliar desde agosto pasado, si no al penitenciario La Modelo, en Tipitapa, Managua.

El obispo fue sustraído la madrugada del 19 de agosto de 2022 por la Policía de un palacio episcopal de Matagalpa junto con cuatro sacerdotes, dos seminaristas y un camarógrafo, después de haber estado 15 días confinados.

Álvarez, de 56 años, es el primer obispo arrestado, acusado y condenado desde que Ortega retornó al poder en Nicaragua en 2007.

Nicaragua atraviesa una crisis política y social desde abril de 2018, que se ha acentuado tras las controvertidas elecciones generales del 7 de noviembre de 2021, en las que Ortega se impuso para un quinto mandato, cuarto consecutivo y segundo junto con su esposa, Rosario Murillo, como vicepresidenta, con sus principales contendientes en prisión o en el exilio.