El silencio desconcertante de Lula da Silva frente a los “desterrados” de Nicaragua
Lula da Silva se ha convertido en el único líder de la izquierda latinoamericana que ha preferido guardar silencio sobre el agravamiento de la crisis de derechos humanos que vive Nicaragua con el destierro de más de 300 nicaragüenses, entre estos prominentes figuras de la Revolución. Los expertos creen que busca un acercamiento con Ortega


- February 25, 2023
- 02:13 AM
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El despojo de la nacionalidad y el destierre de 316 nicaragüenses por parte del dictador Daniel Ortega ha puesto en una disyuntiva a los líderes de izquierda que ostentan el poder en América Latina. Desde Gabriel Boric, el más frontal, hasta Andrés Manuel López Obrador, el menos enfático, pasando por Gustavo Petro, han tomado una posición frente al reciente atropello de Ortega. De una u otra forma, incluso Argentina, se han referido a la dramática situación que vive Nicaragua, con la excepción del Brasil de Luz Ignácio Lula da Silva, que ha exhibido una posición vacilante.
A pocos días de que Lula da Silva asumiera la presidencia de Brasil, en enero pasado, su canciller Mauro Vieira, dijo que el nuevo Gobierno consideraba a Ortega dictador y que tomaría distancia. No obstante, la distancia se ha traducido en silencio frente a las graves violaciones de derechos humanos que se cometen en Nicaragua. Lula no ha dicho nada sobre los recientes destierros y la condena al obispo de la Diócesis de Estelí, monseñor Rolando Álvarez. Y Argentina, aunque no expresa una condena firme, se ha mostrado dispuesta a ofrecer la nacionalidad a los despojados de ella en Nicaragua.
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La Administración de Andrés Manuel López Obrador fue la última en pronunciarse. Ofreció asilo y nacionalidad a los opositores nicaragüenses, pero evitó una vez más condenar las medidas arbitrarias de la dictadura de Ortega-Murillo. Sin embargo, reveló esta semana que envió una carta a Ortega en la que además de pedirle por la liberación de los presos políticos, abogaba por un diálogo.
Un experto en temas internacionales, que pidió omitir su nombre, señala que el gigante sudamericano es un país demasiado importante “para guardar silencio” ante esta ola represiva que ha merecido “el pronunciamiento de varios presidentes latinoamericanos”. Estados Unidos, la Unión Europea, Canadá y España ha mostrado preocupación por los recientes hechos que sufre Nicaragua.
“Lula es un líder brasileño y latinoamericano que no puede callar ante estos hechos so pena de mermar seriamente su altura moral y política”, comparte el experto, quien considera que Brasil no puede guardar silencio tampoco ante los atropellos que comete Ortega contra la iglesia Católica, “en particular, la injusta condena y encarcelación de monseñor Álvarez.”
“Lo más probable es que Lula esté tratando de lograr un acercamiento y buscando una salida a esta crisis y de allí su silencio”, considera el experto en temas internacionales. Oliver Stuenkel, profesor de Relaciones Internacionales de la Fundación Getulio Vargas en Sao Paulo dijo a AFP que el silencio puede ser estratégico: “El silencio es la mejor estrategia para Lula. Nicaragua es un tema en el que cualquier cosa que diga va a desagradar a sus electores más centristras, que lo votaron preocupado por la amenaza de (Jair) Bolsonaro a la democracia, o a una parte del PT, que defiende el silencio o la defensa de Ortega”.
El experto consultado por DESPACHO 505, recuerda que luego de que Gustavo Petro asumiera la presidencia de Colombia, ese país se ausentó de la sesión del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA), donde se condenó las reiteradas violaciones a los derechos humanos en Nicaragua y la persecución contra la iglesia Católica.
Y a lo mejor Lula podría estar haciendo lo mismo al guardar silencio sobre esta nueva crisis en Nicaragua, pero con cierta ventaja ya que ha mantenido una relación más amistosa y cercana con Ortega que los otros líderes de izquierda latinoamericanos. “Ojalá sus gestiones tengan algún fruto”, añade el experto. Lula da Silva y Daniel Ortega fueron homólogos por primera vez entre 2007 y 2011, en ese período estrecharon fuertes lazos de amistad junto con Hugo Chávez.
SILENCIO DE LULA PUEDE DEBER A LA “DIPLOMACIA DE EQUILIBRIOS”
Un analista estudioso de la política brasileña, quien también pidió omitir su nombre, comparte que la posición de silencio de Lula se podría explicar con el argumento de que está dispuesto a ejercer “una diplomacia de equilibrios”. “En el Gobierno de Lula, me parece que hay una comprensión de que críticas y condenas frente a un régimen que es arbitrario y violento significaría cerrar posibilidades de una mediación o diálogos y ellos apuestan hasta el último extremo a una posibilidad de diálogo para encontrar salidas democráticas”, expone el estudioso.
Unos días después de que Lula asumiera la presidencia, en enero de este año, el canciller Mauro Vieira, manifestó que Nicaragua no era una democracia y censuró las violaciones a los derechos humanos en Nicaragua, pero insistió en que Brasil trabajará en la promoción del diálogo y la diplomacia. México y Argentina, con López Obrador y Alberto Fernández, respectivamente, han intentado un diálogo, pero Ortega ha hecho caso omiso a sus mensajes.
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Jesús Téfel — uno de los 94 ciudadanos que fueron declarados traidores de la patria y luego despojados de la nacionalidad nicaragüenses el pasado 15 de febrero — expone que para Lula sería “conveniente” aprovechar el consenso que existe en varios países de la región sudamericana en condenar las violaciones a los derechos humanos que comete Ortega. “Es un tema de consenso entre las izquierdas y las derechas que la dictadura de Nicaragua debe acabar y que Ortega comete crímenes de lesa humanidad contra el pueblo nicaragüense”, dice Téfel, miembro de la Unidad Nacional Azul y Blanco.
Recientemente, Brasil no apoyó una resolución que firmaron 17 países de los 34 estados miembros de la Organización de los Estados Americanos (OEA). En el documento, los gobiernos rechazaron la revocación de la nacionalidad como método de “castigo y opresión” por parte de la dictadura de Ortega, además expresaron su preocupación por los presos políticos que aún continúan en las cárceles del país.
El analista de la política brasileña cree que la decisión del Gobierno de Lula da Silva de no tomar posturas críticas desde la OEA responden a que priman los cuestionamientos que hay contra el organismo interamericano.