Identifican los retos de un nicaragüense enterrado en una fosa común en Texas
Al nicaragüense lo dejaron morir en desierto hace siete años.


- September 02, 2023
- 06:39 AM
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Una prueba de ADN reveló que el cadáver encontrado hace siete años en el desierto entre la frontera de México y Estados Unidos, corresponde al nicaragüense Raúl Antonio Falcon López, quien fue reportado como desaparecido en agosto del 2016.
La información la confirmó la noche del viernes la Organización Texas Nicaraguan Community en su página de Facebook, en la cual también detalla que
Ana María López, de 70 años, madre del nicaragüense, está solicitando ayuda para recolectar los 2,500 dólares que necesita para repatriar las cenizas de su hijo y darle cristiana sepultura en su ciudad natal, Ocotal, Nueva Segovia.
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La prueba de ADN que permitió dar con la identidad del nicaragüense fue realizada por el Proyecto de Identificación de Restos Humanos de la universidad del sur de Texas.
Con el objetivo de ayudar a realizar los trámites a los familiares de repatriación, la universidad notificó los resultados de las pruebas de ADN a Texas Nicaraguan Community, el 31 de agosto. La madre explicó que su hijo salió de Ocotal en busca del sueño americano el 19 de junio del 2016, en compañía de cuatro amigos.
En el trayecto su hijo constantemente se comunicaba con ella, pero en su travesía por México, empezó a vivir una terrible pesadilla de la cual, no despertó con vida. Cuando se encontraba cerca de la frontera con Estados Unidos, Raúl que en ese entonces tenía 39 años, fue secuestrado junto a los otros cuatro migrantes por una red de coyotes.
Al nicaragüense le robaron su celular y todas sus pertenencias, al igual que el resto de migrantes que tenían secuestrados. Para que los liberaran, los familiares tuvieron que pagar una fuerte suma de dinero a los secuestradores.
Una vez que los secuestradores los dejaron en libertad, los cinco migrantes segovianos contrataron a otro "coyote", para que los cruzara a Estados Unidos por el desierto. Sin embargo en el trayecto, Falcón poco a poco fue perdiendo sus facultades físicas y se quedó rezagado del resto.
Al no poder continuar caminando, los otros migrantes y el coyote optaron por dejarlo solo en medio del desierto, cansado y sin fuerzas para continuar la travesía. Fue así que falleció en el lugar sin nadie que le ayudara.
A inicios de agosto una patrulla fronteriza de Texas encontró el cuerpo en estado de descomposición y optaron por sepultarlo en una fosa común de un cementerio cercano a la frontera con México. Al no volver a saber nada de su hijo, Ana María López, reportó la desaparición ante el centro de jesuitas de México y empezó a buscar información sobre su paradero.
En las averiguaciones, se logró conocer por medio de un familiar de los otros migrantes que lo habían dejado abandonado en el desierto. Pero fue hasta siete años después que las pruebas de ADN que ella proporcionó, confirmaron que los restos encontrados en el desierto eran los de su hijo.
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Para realizar la prueba de ADN, las autoridades estadounidenses tuvieron que exhumar el cadáver. Las personas pueden ayudar a la madre a repatriar las cenizas de su hijo depositando su donación en las sucursales de Banpro a través de la cuenta en dólares 10021317815649, que aparece a nombre de ella.