¿En Nicaragua las niñas tienen derecho a soñar? Los datos sobre su realidad en el Día Internacional de la Niña

Durante tres días un matrimonio de capitalino pasó de la angustia, la desesperación y el miedo, por la desaparición de sus hijas de 7 y 10 años, al horror. El hallazgo fue macabro, las menores fueron encontradas muertas. Sus cuerpos estaban envueltos en un colchón en un predio baldío del popular barrio Ciudad Belén, a pocos metros de su casa. El "olor a muerte" fue lo que alertó a los vecinos. 

El crimen fue cometido por un hombre de 19 años, de nombre Alfredo Antonio Lara Ortíz, su pareja Alison Yahosca Salgado Rugama y un adolescente de 16 años. Los adultos fueron condenados a cadena perpetua y 60 años de cárcel, respectivamente, pero por disposición constitucional el tiempo máximo en la cárcel es de 30 años. El adolescente, en cambio, deberá pagar una sentencia de seis años de prisión, la pena máxima que establece el Código de la Niñez nicaragüense.

Este doble asesinato evidencia la vulnerabilidad de las niñas ante la violencia machista en Nicaragua. El crimen de las hermanas de Ciudad Belén ocurrió hace más de un año. No se trata de un hecho aislado. Sin embargo, las instancias del Estado de Nicaragua no desarrollan políticas públicas encaminadas a la prevención, protección y defensa de las niñas frente a la violencia.

Defensoras de los derechos delas niñas ven con perplejidad y preocupación la desprotección de las niñas en un país donde los derechos humanos han dejado de ser un faro en la conducción del orden social. Bajo la bota de la peor dictadura, el país padece un retroceso en materia de defensa de los derechos humanos. Una situación que hace que Nicaragua llegue a este 11 de octubre, cuando se conmemora el Día Internacional de la Niña, con una nota roja en la atención a las niñas.

La violencia física y psicolígica, los abusos y violaciones sexuales así como los matrimonios y embarazos no deseados son males que acechan a las menores nicaragüenses. Su casa, el camino a la escuela, los barrios donde viven y las comunidades a las que pertenecen son los sitios donde corren mayor peligro, según demuestran los registos de organizaciones independientes que documentan la violencia extrema a falta de estadísticas oficiales. 

“Que un nuevo 11 de octubre nos recuerde el derecho de cada niña a soñar. Que cada niña pueda jugar, que pueda vivir libre de violencia y que pueda crecer sabiéndose bella y fuerte tal como es: capaz de estudiar y trabajar en lo que desee”, exhortó la feminista Ana Margarita Vijil.

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La expresa política recuerda que durante muchos años fue la sociedad organizada la que llenó los vacíos en la educación, información y protección para las niñas víctimas y para las familias de menores desaparecidas. Un esfuerzo que ha sido desmantelado por la política represiva del régimen con la criminalización de la defensoría de los derechos humanos y la ilegalización de miles de oenegés, muchas dedicadas a la atención de niñas, adolescentes y mujeres.

“Los porcentajes de embarazo adolescente en Nicaragua, producto de abuso, siguen siendo de los más altos de la región y, según monitoreo en redes del Grupo Venacia,  en lo que va del año al menos 53 niñas han desaparecido, sin que haya en el país un sistema de alerta y búsqueda”, denuncia Vijil. 

LOS DATOS DE LA VIOLENCIA HACIA LAS NIÑAS

Las niñas además tienen una carga adicional en sus hogares ya que “siguen siendo las responsables del cuido de sus hermanos menores y las que reciben mayor violencia sexual”, señala una defensora de la niñez a quien llamaremos Norma, ya que pide omitir su nombre debido al contexto de persecución. 

La violencia sexual que señala la defensora queda en evidencia en las estadísticas del Anuario 2021 de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) sobre violencia hacia la mujer. Según este documento, el abuso sexual, la violación a menores de 14 años, la violación agravada y el estupro son los principales delitos que sufren las niñas de hasta 15 años.

El informe de la CSJ señala que en 2021 Nicaragua cerró con 579 abusos sexuales a niñas de 1 a 15 años. Las principales víctimas son las pequeñas de 11 a 15 años, con 310 casos.

Las estadísticas reflejan que ese año hubo 606 violaciones a menores de 14 años. Las cifras revelan que las principales víctimas de este delito son las 11 a 15 años con 486, seguidas de las de 6 a 10 años con 111 casos. El delito de estupro sumó en el 2021 un total de 168 casos de los cuales 136 fueron en el rango de edades de los 11 a 15 años. 

El mismo documento muestra que en el 2021 hubo 13.237 víctimas de violencia, de las cuales 9.745 corresponden al sexo femenino lo que representan el 74 por ciento del total. La mayor cantidad de mujeres afectadas por la violencia están en el rango de edades desde menores de uno a 15 años con 4.656 casos. 

“Las estadísticas nos dicen qué tan desprotegidas están estas niñas porque las violaciones están a la orden del día y más en las niñas y adolescentes”, apunta Católicas por el Derecho a Decidir, organismo que cuestiona que muchos violadores están en libertad ya que el régimen los ha beneficiado con la figura de convivencia familiar. 

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El organismo feminista expone que el régimen no cumple muchas de las leyes vigentes encaminadas a la protección de los derechos de las niñas y mujeres. “Está todo en papel, ya que estamos ante un Estado donde los cuerpos de las niñas y mujeres son un campo de batalla, donde no hay respuesta ni justicia”, anota. 

El Observatorio Voces+,  en el 2022 registró 68 femicidios de los cuales 10 fueron contra niñas cuyas edades oscilaron entre uno y 17 años. En el 2021, esta cifra fue menor ya que contabilizaron tres.

PERITAJES SOBRE VIOLENCIA SEXUAL

Mientras el anuario del Instituto de Medicina Legal (IML) con datos del mismo 2021, detalla que realizaron 4.803 peritajes de violencia sexual de los cuales 3.428 fueron niñas menores de 17 años. 

Norma señala que estos delitos derivan en una serie de problemas como embarazos no deseados, pobreza, desnutrición y enfermedades.

“No podemos decir que hemos avanzado en derechos humanos y garantías a las niñas adolescentes del país cuando tenemos una serie de problemáticas que ni siquiera se habla porque ahora hablar de derechos humanos es un delito, estamos crudos”, expone la defensora. 

¿SIN POLÍTICA DE PROTECCIÓN A LAS NIÑAS?

La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo no ha dado a conocer si existe una política de protección las niñas, lo que se conoce que hay es una cartilla de prevención de los femicidios, la cual para Norma es una especie de “papel mojado” ya que no se cumple. 

Otro problema es la falta de actualización de datos de parte del régimen a eso se suma la ilegalización de los organismos que trabajaban en defensa de los derechos de los niños, niñas y mujeres.   

“¿En Nicaragua desde hace cuánto no se hace un estudio sobre las necesidades de niñas adolescentes o de las problemáticas más sentidas? No hay, no existen, no hay datos que nos ayuden a atender una problemática”, cuestiona Norma, quien señala que se debe trabajar también en temas como la pobreza que viven las niñas, salud sexual y reproductiva, así como los embarazos de adolescentes.  

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La organización Ipas Centroamérica y México reporta una disminución de la Tasa de Fecundidad en Adolescentes (TFA) en Nicaragua en los últimos cuatro años al pasar de 90,4 nacimientos por cada 1.000 mujeres en 2014, a 83,3 por cada 1.000 en 2018. Esta disminución la atribuyen a varios factores como el uso de métodos anticonceptivos en la población adolescente; una mayor oferta de servicios en salud sexual y reproductiva entre otros

“A pesar de ello, la TFA (en Nicaragua) sigue siendo mayor entre la población indígena y en otros grupos étnicos, así como en la población con escolaridad baja y en condiciones socioeconómicas vulnerables”, advierte el organismo. 

El 19 de diciembre del 2011, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 11 de octubre como el Día Internacional de la Niña para reconocer los derechos y los desafíos únicos a los que se enfrentan en todo el mundo.

Dicha declaración establece que las niñas y adolescentes tienen derecho a una vida segura, educada y saludable, “no solo durante estos años críticos de formación, sino también a medida que maduran y se convierten en mujeres”.

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Esta artículo forma parte de nuestra cobertura especializada Las Niñas Cuentan.