El ostentoso asilo de Martinelli: cómoda estancia, un perro influencer y dentista a domicilio
Defensores de derechos humanos critican el exhibicionismo del político condenado por corrupción y protegido de Ortega y Murillo. "Son como los dictadores de Nicaragua, burlan la justicia y reflejan la impunidad", dicen.
- March 11, 2024
- 04:11 AM
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Ricardo Martinelli lo hizo de nuevo. Este fin de semana, el expresidente panameño de 71 años publicó en sus redes sociales otro video de su controvertida estancia en la Embajada de Nicaragua en Panamá y en el que se muestra atendido por un odontólogo y su asistente y al que gustosamente, recomienda por su buen servicio a domicilio.
A Martinelli no le interesa lo que se diga en su país donde han seguido muy de cerca su comportamiento en los últimos 35 días que ya cumple “protegido” por el régimen de Daniel Ortega y de Rosario Murillo, el que de forma expedita le aprobó un asilo político, aunque están claros que su caso no clasifica para el resguardo humanitario.
Primero fue el video del camión de enseres que llevó consigo a la sede diplomática, después las cuadrillas de trabajadores que pintaron el lugar que se tomó en el edificio y que todavía remodelan. Instalaron muebles nuevos, televisores, aire acondicionado y hasta cámaras para un circuito de televisión que le permite ver quien entra y sale de la sede. Más tarde, la llegada de su perro Bruno, y últimamente, la rutina en su encierro contada por él mismo en sus redes sociales.
Ricardo Alberto Martinelli Berrocal, que gobernó Panamá desde el 1 de julio de 2009 hasta 1 de julio de 2014, intenta evadir con la ayuda de Ortega y Murillo una cárcel de 10 años y seis meses por el grave delito de blanqueo de capitales, más una multa de 19 millones de dólares para resarcir los daños que le causó al Estado panameño.
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Hace siete días, los cálculos de Martinelli Berrocal y del régimen nicaragüense se vinieron abajo, cuando el Tribunal Electoral (TE) de ese país lo inhabilitó como candidato para los comicios de mayo de este año. Pero ni el régimen de Ortega y de Murillo, ni el mismo político condenado, quieren dar su brazo a torcer y admitir que amanecen y anochecen en “un pantano político” que no parece tener fecha de fin, al menos por ahora.
Burla del derecho internacional
Desde 2018 que Daniel Ortega armó a sus partidarios y ordenó también a policías darle muerte a los opositores que exigían el fin de 11 años de un mandato continuo ilegal, son miles los nicaragüenses que se han ido al exilio y solicitado asilo en diferentes países debido a la feroz persecución. Decenas, todavía batallan para conseguir la protección humanitaria, mientras, a la par deben buscar como ganarse la vida para sostenerse y hasta enviar remesas para familiares que quedaron atrapados en Nicaragua.
Mientras eso ocurre, Martinelli Berrocal exhibe el tipo de asilo del que ya goza, gracias a Ortega y a Murillo a quienes ni siquiera ha dicho considerar amigos, ni lo une afinidad política alguna. “Se burlan de forma descarada de los marcos jurídicos internacionales y de los derechos humanos. Lo hacen al mejor estilo del crimen organizado”, comenta al respecto la activista social y defensora de derechos humanos, Haydee Castillo.
Para Castillo, que la embajada de Nicaragua en Panamá dé refugio a una persona perseguida por la justicia por delitos de corrupción que ha merecido una condena firme y que además es un expresidente, “es una afrenta para el pueblo”. “Es un abuso y una manipulación de los llamados privilegios e inmunidades, los cuales no se han definido para beneficiar a particulares, ni promover de ninguna manera la impunidad”, señala Castillo.
Para el doctor Pablo Cuevas, otro defensor de derechos humanos nicaragüense que ha tenido que irse al exilio para evitar secuestro, desaparición forzosa y cárcel sin ninguna garantía humanitaria, el expresidente panameño no muestra el más mínimo interés en ocultar lo que es: "un millonario prófugo de la justicia", dice a DESPACHO 505.
“Es una contradicción de muchas de la dictadura de Nicaragua", agrega. "En su país persigue a periodistas por hacer su trabajo, persigue a defensores de derechos humanos por defender a los ciudadanos, pero protege a un delincuente. A este señor (Martinelli) la justicia de su país le reclama corrupción, robo al Estado”, recuerda Cuevas, quien dirige en el exilio la Defensoría Nicaragüense de Derechos Humanos.
El huésped Martinelli y su perro
La urbanización La Alameda, en el corregimiento de Betania, en Panamá, no ha vuelto a ser lo que era antes del martes 7 de febrero de este año. Una semana antes a ese día, emisarios del expresidente se reunieron en Managua con gente cercana a Daniel Ortega para exponerle el caso del asilo. Aunque se desconoce la letra menuda del entendimiento que hubo después, el medio La Estrella de Panamá, filtró que el mismo Ortega en persona escuchó a los enviados y dio el “O.k.”.
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Para entonces, Martinelli Berrocal, era todavía candidato de su partido Realizando Metas (RM) por lo que los hechos, llevó a una batería de periodistas a instalarse frente a la embajada y tomar notas e imágenes del movimiento en la sede diplomática.
Las primeras sorpresas llegaron al día siguiente de la instalación del expresidente: un camión de mudanza le llevó al “huésped” de la sede diplomática todo tipo de enseres para su comodidad; dos aparatos de aire acondicionado, dos ventiladores de pedestal, varios muebles de sala y cuarto, cama y hamacas, dos televisores; uno de 32 pulgadas y otro de 65, una parrilla tamaño familiar con su tanque de gas, agua y cajas de carne.
Y cuando creyeron haberlo visto todo, trabajadores del político panameño fueron vistos entrar a las oficinas del Gobierno de Nicaragua cargando los enseres de Bruno, el schnauzer de Martinelli. El empleado cargaba al can, nuevas tazas para su comida y agua y bolsas de comida para la larga estancia del político. Martinelli ha dicho que su perro es un influencer con 10 mil seguidores en su propia red social.
Acostumbrado a hacerse videos con la mascota, Martinelli no tardó en grabarse con él y declararle lo bien que le hace su compañía. “Rico amor perruno”, escribió en su cuenta de X cerca de las 10:30 de la noche siguiente a su instalación en la sede diplomática. La misma mañana en la que posteó haberse levantado a las 5:30 de la y degustar “un aromático café nicaragüense”. “Lamentablemente estos protegidos de Daniel Ortega se exhiben, no se esconden. Es como un patrón que cumplen para burlarse de la justicia”, acuña Cuevas.
El odontólogo y la maquina para ejercitarse
Desde la sede de la Embajada de Nicaragua, Martinelli Berrocal ha dado entrevistas a medios internacionales para declararse perseguido político, para atacar al gobierno de su país al que acusa de dictadura, pero ni una sola a un medio nicaragüense ni oficial, ni independiente, para explicar que no tiene responsabilidad en la comisión de los delitos que le imputan.
En resumen, las autoridades de Panamá lo señalan de haberse echado a la bolsa más de 22 millones de dólares en desvíos de fondos estatales y coimas durante la ejecución de una obra horizontal millonaria. El Ministerio Público (MP) logró comprobar que el dinero, se hallaba en cuentas de testaferros y sociedades “off shore” en las que tenía participación el entonces presidente Martinelli.
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Las investigaciones que lo llevaron a una condena, establecieron que el imputado usó siete bancos locales y cinco extranjeros ubicados en Estados Unidos, Suiza y China para trasegar el dinero robado, las coimas y los sobornos. Pero Martinelli no logra verse preocupado ni por las acusaciones, ni por la la pena, ni por su futuro político. Al contrario, se muestra feliz.
El 11 de febrero, por ejemplo, difundió un video en el que aparece haciendo ejercicio en una máquina caminadora que instaló en la sede diplomática, igual que hizo en otro video que difundió el 4 de marzo y cinco días más tarde, este fin de semana, grabó su asistencia odontológica en la que hasta recomendó los servicios a domicilio del médico.
“Que un prófugo de la justicia haga alharaca de su vida de placeres, comodidades y lujos dentro de la Embajada de Nicaragua en Panamá refleja la clase de persona que son sus protectores”, criticó Castillo.
La mala fama “del gran protector”
La instalación del expresidente acusado de corrupción une su nombre a la lista de al menos 130 personajes corruptos a los que Daniel Ortega y Rosario Murillo, han refugiado en Nicaragua en los últimos años, les ha dado nacionalidad, documento de identidad y pasaporte, lo que les ha permitido evadir la justicia en sus países de origen.
Dos de los casos más emblemáticos son los dos expresidentes de El Salvador, Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén. Funes, se ha burlado públicamente de los requerimientos de la justicia de su país por robarle también al Estado y para congraciarse con sus protectores, Ortega y Murillo, los “ha ensalzado” sobre todo en tiempos de votaciones, cuando ha exhibido en redes su cédula nicaragüense y llamado al voto por la continuidad de los dictadores, sus anfitriones.
“Esto ocurre, dice Cuevas, en tiempos en que el régimen Ortega y Murillo, protege a estos delincuentes y ha arrebatado nacionalidades y declarados apátridas a nicaragüenses opositores. Con eso deja claro que no le interesa la honradez ni la moral de las personas, se mueve por sus intereses nada sanos”, critica el activista.
Para Castillo es simple: “un espejo” en lo que se ven los dictadores Ortega y Murillo. “En esa exhibición esta el reflejo de ellos, burladores de la justicia y reflejo de la peor de las impunidades”, aseguró a DESPACHO 505.