Gabriel Serra: “Costa Rica no es un paraíso donde los nicaragüenses tienen la vida fácil”
El cineasta nicaragüense presentó este octubre El mito blanco, su más reciente producción cinematográfica en la que rompe con varias ideas que se tienen de Costa Rica. Retrata la lucha de los nicaragüenses, los indígenas y afrodescendientes.


- October 27, 2020
- 02:54 AM
- Despacho 505
- Copyright Despacho 505
Gabriel Serra no es de aquí, ni de allá. Hoy puede asentarse en México y tiempo después moverse a Costa Rica. En este último país reside ahora y obedece a que ahí grabó su trabajo cinematográfico más reciente: El mito blanco, que refleja un poco de él. Soy un inmigrante del mundo, reconoce.
El mito blanco está cargado de realidades que contrastan entre sí, es la cara del dolor y el olvido, es la lucha de las comunidades nicaragüense, indígenas y afro descendiente por mantener su identidad, en un país donde todavía persiste el mito que la mayoría de su población es blanca.
Cuatro años le tomó a Serra concretar el proyecto cinematográfico más largo y ambicioso en su carrera como director. Dice con ese trabajo no busca “remuneración de ningún tipo”, sino mostrar su interés por contar historias, que reflejen el lado humano de las minorías. Puede verlo aquí.
El documental de 72 minutos de duración, narrado con imágenes en blanco y negro, entrelazan las historias de tres familias, procedentes de tres lugares distintos, unidos por la migración y su lucha por preservar su identidad. Serra, nominado a los premios Óscar por el cortometraje La Parka en 2015, conversó con DESPACHO.
¿Qué querías contar en El mito blanco?
Desde pequeño me he sentido identificado con los grupos minoritarios y las causas justas, con las personas que son vulnerables. Nací con eso. Siempre había querido contar sus historias desde sus perspectivas.
¿Qué es lo que te llama la atención de las minorías?
Sus problemas, en muchas ocasiones, son invisibilizados, entonces quería explorar la vida de estas comunidades: nicaragüenses, indígenas, afro descendientes desde su entorno, sin juzgarlos… Quería que fuesen ellos quienes narraran su realidad, por eso me tomó tanto tiempo concretar este proyecto.
Antes de empezar a rodar la película, comencé a visitar los lugares más a menudo, pasaba tres o cuatro días en cada comunidad. Iba de las comunidades indígenas de Ngäbe- Buglé fronterizas con Panamá a La Carpio y de ahí hacia el Caribe, sin tomar fotos, solo narrando lo que vivía día a día, pensando sobre lo que iba a retratar de estas personas.
¿Qué parámetros tomaste en cuenta para elegir a los protagonistas?
Andaba buscando familias que tuviesen una huella de dolor o una historia que marcara su presente y su futuro, o que el pasado les haya marcado su presente. Mi intención era encontrar la esencia de estas comunidades, saber lo que está pasando. Al final creo que lo logré. Pudimos entablar una relación de confianza con los protagonistas, me mezclé con ellos. Ellos me cuidaron y yo los cuidé.
¿Este es un documental sobre migración, prejuicios raciales, cómo defines este trabajo?
Yo lo defino como un viaje, un viaje que retrata la vida desde una perspectiva contemporánea. Abordo problemas actuales, como la migración de nicaragüenses a Costa Rica que antes venían en busca de trabajo, ahora vienen a Costa Rica producto de una migración forzada por la situación que vive el país. Con este trabajo no busco remuneración de ningún tipo, lo que quería era mostrar el lado humano de las minorías, conocer su día a día, su entorno.

¿Que tiene la migración que te llama la atención?
La migración ha producido una hibridez, que ha venido a enriquecer nuestras culturas, pero en esa riqueza también se están perdiendo prácticas milenarias y la pureza de las culturas minoritarias como tal. Con El mito blanco intento reflejar esos contrastes de las migraciones.
También es un llamado al respeto y al reconocimiento de los derechos y espacios de los inmigrantes, es el reflejo del dolor que muchos de mis coterráneos han sufrido por su color de piel, como han sufrido las comunidades indígenas y afrodescendientes. Entonces me interesaba poder entender y conocer de cerca lo que estas comunidades han pasado, pero hacerlo desde sus espacios.
¿Qué significa para vos ser inmigrante?
Yo siento que soy de todos lados, puedo vivir en cualquier lugar y adaptarme, eso es la migración para mí. Mi hogar no es un espacio físico o un territorio, es donde yo quiera estar, donde me identifico con las personas y las culturas.
¿Cuáles son los mitos que deseas dejar en evidencia con este trabajo?
En el caso de Centroamérica, me parece importante desmitificar la creencia que Costa Rica es un pueblo no solo de blancos, sino un país diverso. Lo otro que quiero desmitificar es la creencia que Costa Rica es un paraíso donde los nicaragüenses tienen la vida fácil, y por último, no todos los costarricenses son xenófobos, si bien existe racismo también debemos decir que existe mucha gente que no lo es, y le han abierto la puerta a los nicaragüenses