Presentan segunda acusación contra hombre que abusó de sus hijas y mató a una en Managua

En las investigaciones la Policía concluyó que la adolescente asesinada y su hermana de 15 años fueron víctima de abuso sexual y violación de parte de su padre.

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  • June 01, 2021
  • 11:23 PM

Siete días después que una jueza de Managua remitiera a juicio oral y público a Bismarck Alí Carvajal Zamora por los delitos de abuso sexual y violación agravada en perjuicio de su hija de 15 años, una nueva acusación llegó en su contra: parricidio y violación agravada.  

La Fiscalía acusa al hombre 44 años de asesinar a su hija de 17 años de iniciales I.M.C.M., cuyo cuerpo fue encontrado el pasado 11 de mayo en un basurero de la pista a Sábana Grande, Managua.  

La causa fue asignada a la titular del Juzgado Segundo Distrito Especializado en Violencia de Managua, Aleyda María Irías. La audiencia preliminar “con carácter de urgencia” para este miércoles 2 de junio.   

En las investigaciones la Policía concluyó que la adolescente asesinada y su hermana de 15 años fueron víctima de abuso sexual y violación de parte de su padre. 

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Según las investigaciones, el mediodía del lunes 10 de mayo el hombre llegó a su casa donde estaba su hija. “La víctima le reclamaba por abusos sexuales que éste les realizaba a ella y su hermana, forcejeó con la víctima, colocándole una faja de cuero en el cuello y procedió a asfixiarla”.  

El detenido inicialmente había sido acusado únicamente por los delitos de abuso sexual y violación agravada en perjuicio de su hija de 15 años, pero ahora se suma el parricidio en contra de la menor de 17 años. 

Entre el 28 de enero del 2005 y febrero del 2010, según registros en el sistema judicial, Carvajal enfrentó una demanda por incumplimiento de deberes alimenticios en perjuicio de su hija, la que asesinó.  

ABUSADORES ESTÁN EN CASA 

El 86% de los delitos sexuales en Nicaragua ocurren contra niñas y adolescentes mujeres, según datos del Instituto de Medicina Legal (IML, 2018), siendo el rango de edad más frecuente entre los 10 y los 13 años. Seis de cada 10 violaciones son cometidas por personas de la familia o cercanas a ella.   

En 2020, el IML dejó de publicar los informes trimestrales sobre atenciones por violencia sexual en niñas de 10 a 14 años y adolescentes de 14 a 19 años, lo cual es considerado “grave” por defensores de la niñez.  

“Hay una negación de la pandemia de la violencia hacia la niñez, principalmente contra las niñas”, critica Jorge Mendoza, miembro del Consejo de Coordinación de la Federación Coordinadora Nicaragüense de ONG que trabaja con la Niñez y la Adolescencia (Codeni). 

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Por su parte, Lorna Norori, del Movimiento Contra el Abuso Sexual, se refiere a este como un problema social y de violación de derechos humanos, que genera graves daños en quien lo vive, es un delito.   

“Con la crisis social, política y económica que vive el país se ha visto incrementado; aún más con la crisis generada por la pandemia de COVID-19, pues muchos abusadores están quedándose en casa o quedaron en el desempleo, mientras las mamás tienen que salir a trabajar dejando a sus hijas e hijos en casa -no los envían al colegio para protegerlos del COVID-19- y los abusadores tienen mejores oportunidades para continuar el abuso sexual”, advierte.  

Ante esta realidad, dice la defensora, las instituciones del Estado no están dando respuesta, pues el abuso sexual es un problema multifactorial, que requiere respuestas interdisciplinarias e interinstitucionales, con la participación de todos los sectores sociales, para tener que esta respuesta sea efectiva.  

“Es hora entonces de asumir todas y todos, con responsabilidad social y humana esta problemática, desde la prevención del abuso sexual hasta para saber qué hacer ante su ocurrencia. Lo primero es que, no perdamos nuestra capacidad de asustarnos ante la perversidad del abuso sexual, mantener nuestra sensibilidad humana es fundamental. Lo contrario será comenzar a asumir que el abuso sexual es algo normal o que son las niñas, niños y adolescentes quienes provocan a los abusadores o que una muerte más no importa. Eso sería abominable”, concluye. 

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