Ortega y Murillo sientan las bases para una “dinastía gobernante”, advierten catedráticos desde Europa

Catedráticos califican al régimen de Ortega como “neosomozista”, dinástico y personalista. Un tipo de mando, advierten, que siempre tiene problemas cuando aparece en el horizonte el dilema del relevo.

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  • June 29, 2021
  • 12:21 AM

Con el encarcelamiento de líderes opositores, aspirantes presidenciales y la utilización de un entramado jurídico y argumental que amenaza a la oposición, Daniel Ortega y Rosario Murillo tienen allanado el camino para la realización de unas “elecciones autoritarias” en Nicaragua que sentarán las bases de una “dinastía gobernante”.  

Así lo advierte Salvador Martí Puig, catedrático de Ciencias Políticas de la Universidad de Girona e investigador externo del CIDOB-Barcelona, España, en un análisis titulado “Nicaragua: Elecciones autoritarias y represión”, publicado por la Fundación Carolina. 

Con los acontecimientos de las últimas semanas en Nicaragua, donde el régimen ha encarcelado al menos 21 figuras de la oposición, sumado a la existencia previa de más de 120 presos políticos y la aplicación de leyes totalitarias, “la gran pregunta es la de cuál puede ser el futuro del régimen de Ortega una vez gane las elecciones autoritarias de 2021”.  

“Nadie sabe si el gobierno podrá reconstruir la antigua alianza que tuvo con el gran capital, o si se van a intensificar las condiciones para un nuevo estallido social. En cualquier caso, la victoria del tándem Ortega-Murillo seguro que va a suponer la continuación de un régimen dinástico y personalista. Un tipo de régimen, por cierto, que siempre tiene problemas cuando aparece en el horizonte el dilema del relevo”, señala el catedrático.  

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Martí es claro en asegurar que las elecciones de noviembre no serán ni libres ni competitivas, sino que serán unas “elecciones autoritarias” plebiscitarias sin observación (ni nacional ni internacional) y sin garantía alguna. 

“Las elecciones en Nicaragua van a dar muy poco espacio a la oposición, ni siquiera para poder hacer de comparsa, porque todas las formaciones que se oponían de forma timorata al régimen están siendo ilegalizadas y sus líderes encarcelados”, explica.  

— Si las cosas siguen así, el 7 de noviembre de 2021 se celebrarán unos comicios en los que solo habrá una candidatura por la que votar (la del FSLN fagocitado por un clan familiar) y, por lo tanto, Ortega ganará sus cuartas elecciones presidenciales consecutivas. Con ello el tándem Ortega-Murillo se afianzarán en el poder, aunque con un apoyo internacional ínfimo y sin apenas legitimidad interna—, continúa. 

NO HAY ELEMENTOS PARA CONSIDERAR A NICARAGUA UNA DEMOCRACRIA 

El Gobierno de los Ortega Murillo desde hace tiempo dejó de ser una democracia, dijo el experto en una entrevista con RTVE.es

“Ha habido un proceso de deriva autoritaria”, explica. El primer mandato de 2007 era una “democracia de baja calidad”, luego se convirtió en un régimen híbrido. Pero en el último bienio, desde la ola de protestas de 2018, la deriva ha sido autoritaria. “No hay elementos para considerarlo una democracia, un estado de derecho”, insiste. 

Por su parte, Carlos Malamud, investigador principal para América Latina del Real Instituto Elcano de Madrid, va más lejos y califica el gobierno de Ortega de "neosomozista".  “Con los Somoza, los lazos familiares eran fundamentales y el poder se transmitía dentro de la familia. En el régimen Ortega-Murillo está pasando prácticamente lo mismo”, indicó a RTV.es. 

Carlos Malamud insiste en que el objetivo de Ortega (75 años) y Murillo (70 años) es "perpetuarse en el poder" todo lo posible (el presidente tiene 75 años) y "sentar las bases de una dinastía gobernante".  

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El control de los resortes del poder por familiares cercanos "es muy importante", recuerda Malamud. Por ejemplo, el jefe de la Policía es el consuegro de Ortega, el comisionado general Francisco Díaz. "Favorece la reproducción del sistema y explica por qué destacados dirigentes exsandinistas, como Dora María Téllez, que ha sido detenida, o Sergio Ramírez, están claramente en contra de este gobierno".  

Salvador Martí advierte que el "régimen dinástico y personalista" que está configurando Ortega "tiene expectativas de consolidación muy débiles", por la desaprobación internacional, que se ha traducido en sanciones y por la dificultad de la sucesión. La pregunta es ¿hasta cuándo y cuáles son las salidas?, concluye.  

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