ACxL, debilitada y sin líderes de peso, se empeña en seguir en el proceso electoral, mientras aumenta el llamado a un boicot
El joven precandidato presidencial dijo que en Nicaragua no hay condiciones para que se celebren elecciones con garantías democráticas. Henríquez se quedó esperando una respuesta de la Alianza Ciudadana a su carta en la que pidió información sobre el mecanismo de selección.


- July 15, 2021
- 01:54 AM
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ACxL, debilitada y sin líderes de peso, se empeña en seguir en el proceso electoral, mientras aumenta el llamado a un boicot
La agrupación de oposición, conformada por el partido CxL y la Alianza Cívica, muestra un desgaste al quedarse sin candidatos de peso. Su estrategia, pese a la ola de detenciones del régimen y el fracaso de las sanciones y amenazas de la comunidad internacional a Ortega, sigue siendo “ir hasta el final” sin la mínima garantía democrática.
Por José Denis Cruz | Julio 15, 2021

A menos de cuatro meses de las elecciones generales, la oposición nicaragüense se ha quedado sin líderes de peso y más fragmentada que nunca. Lo que queda de las fuerzas de oposición es la Alianza Ciudadanos por la Libertad (ACxL) que se empeña en seguir en un proceso electoral que carece de garantías democráticas y en momentos en que la represión ha escalado al punto que seis precandidatos presidenciales están en las cárceles de la dictadura.
La Alianza Ciudadanos por la Libertad ha decidido enfrentarse a Ortega sola y ha hecho de la lucha por unas elecciones generales democráticas un asunto ideológico que le ha llevado a apartar a las demás agrupaciones como la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB) y la Coalición Nacional, cuyos principales líderes están detenidos o en el exilio.
La apuesta del partido Ciudadanos por la Libertad (CxL) y la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, lejos de retar a la dictadura, legitima un proceso antidemocrático, dicen expertos. Ortega se hizo el sordo al llamado de reformas electorales que garantizaran un proceso electoral transparente, creíble y observado, hecho por la Organización de Estados Americanos (OEA), Estados Unidos, la Unión Europea y Canadá, potencias que han intentado, sin mucho éxito, presionarlo para que no solo revierta los cambios a la Ley Electoral sino también que cese la represión contra los opositores.
Y a 13 días de que el Consejo Supremo Electoral (CSE) abra el registro provisional de candidatos a Presidente, Vicepresidente y diputados, ACxL anunció que se decidiría entre el conservador Noel Vidaurre y Américo Treminio, un granadino reciente en la política nicaragüense.
El pasado lunes, la presidenta de CxL, Kitty Monterrey, dijo que continuarán con el mecanismo de selección de candidatos con los “quedan y los que se atreven”. Y una especie de resignación agregó: “Y si los que quedan son ellos dos y ellos dos son los que se atreven, así que tendremos que continuar con ellos”.
Ciudadanos por la Libertad es el único vehículo que tiene la oposición, tras la cancelación de la personería jurídica del Partido Restauración Democrática (PRD), en el participaría la Coalición Nacional. Los ataques de Ortega, que está imponiendo sus propias reglas y seleccionando a sus contrincantes, han dejado a las fuerzas opositoras desmoralizadas, y en un punto muerto, pues un sector insiste en llegar al final del proceso, mientras que otro, como la UNAB, llama a no participar en “la farsa electoral”.
La Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB), cuyo aspirante a la Presidencia, Félix Maradiaga, está detenido desde el pasado 8 de junio, cree que las condiciones en que se desarrolla el proceso electoral en Nicaragua “favorece la continuidad de la dictadura en el poder”. “Reafirmamos que no rechazamos la vía electoral, rechazamos el proceso electoral viciado e impuesto por la dictadura”, manifestó la UNAB, a la vez que llamó a la “concertación y convergencia de todas las organizaciones de oposición”. Pero ACxL también ignora este mensaje.

SILENCIO INTERINSTITUCIONAL
Alex Hernández, miembro del Consejo Político de la UNAB, critica al partido Ciudadanos por la Libertad por mantener puertas cerradas a las demás organizaciones, en lo que él llama “silencio interinstitucional”, que impide que se establezcan acercamientos para definir una estrategia opositora conjunta. “Existe una parte de la oposición que ha sufrido los vejámenes de la oposición, como la Coalición Nacional y la Unidad Nacional. Y otra parte de la oposición, que se llama Ciudadanos por la Libertad, que sigue avanzando a ciegas en un proceso electoral que ya no es ni circo, es una farsa y no hay ningún tipo de comunicación, ni diálogo, hay un silencio que no parte de la unidad, sino de una discusión ideológica, por la que nos han excluído”, lamenta.
Jasson Salazar, secretario técnico de la Alianza Cívica, dijo que a lo interno de su agrupación no se han planteado boicotear el actual proceso electoral, aunque hay “líneas rojas” que se han trazado, sin precisar cuáles son. Omite dar detalles porque la ACxL ha optado por actuar con sigilo para evitar más embestidas del régimen.
Lo que sí asegura es que parte de su enfoque en el proceso electoral incluye aunar esfuerzo para que la población asista a la verificación ciudadadana contemplada para el próximo 24 de julio. “Hay muchas tareas como el financiamiento, la organización, y la selección de candidatos, y la estructura electoral, eso nos tiene ocupado”, señala, mientras deja entrever que no hay cabida para un acercamiento con las demás fuerzas de opositoras, y en particular se refiere a la UNAB y su llamado a no participar en la “farsa electoral”: “Su posicionamiento es que no van, y ese no es el nuestro”.
Ayer, la Unión Democrática Renovadora (Unamos, antes Movimiento Renovador Sandinista (MRS) emitió un pronunciamiento en el que llama a no participar en la “farsa electoral”, pero deja claro que seguirá luchando por “elecciones verdaderamente libres”. Héctor Mairena, vocero de esta organización, cuyos principales dirigentes se encuentran encarcelados, opina que CxL enfrenta el dilema de participar o boicotear el proceso.
“La Alianza Ciudadana ha decidido someterse y convertirse en un partido zancudo, logrará algunos cargos y preservará su personería jurídica, pero preservar la personería equivale a ser zancudo, colaboracionista del régimen”, critica Mairena, quien apuesta porque la oposición mantengan la resistencia activa, la denuncia internacional y el llamado a Estados Unidos, Europa, Canadá y la OEA a desconocer el proceso de noviembre próximo.
En eso coincide Luciano García, presidente de Hagamos Democracia (Hademos), desde su exilio en Costa Rica, pues dice que el proceso actual carece de validez, aunque entiende la posición de Ciudadanos por la Libertad. “Solo CxL podrá tomar la decisión, pero ya no hay margen para revertir las medidas, no hay condiciones. La oposición tiene que pedir que se desconozca este proceso electoral, y que se dé condiciones, y tiempo”, agrega.
A lo interno de Ciudadanos por la Libertad hay un sector que argumenta que participar serviría para demostrar cómo el régimen violó el derecho al voto de los nicaragüenses, y registrar el fraude desde el principio hasta el final, pero otros defienden que se deberían amenazar desde ya con un boicot electoral, partiendo de que en los próximos meses poco puede cambiar. Este diario digital intentó varias veces comunicarse con la presidenta de CxL, Kitty Monterrey, y sus dirigentes, pero no hubo respuesta a las llamadas hechas a lo largo de esta semana.
Sin embargo, el exembajador de Nicaragua ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Julio Icaza Gallard explica que ante este escenario, la decisión de concurrir o no a las mesas de votación corresponde a la ciudadanía, y no a los partidos políticos.
“No creo que la decisión de uno o dos partidos políticos, debilitados y desprestigiados como están, sin candidatos atractivos, haga ninguna diferencia en el juicio ciudadano. El pueblo quiere elecciones, considera que la vía electoral es la forma de solucionar pacíficamente la crisis; pero elecciones justas, en las que se respete la voluntad ciudadana”, expone el exdiplomático.
De hecho, una encuesta de Cid-Gallup, publicada en junio pasado, votó la hipótesis que la Alianza Ciudadana defiende al demostrar un desánimo del electorado por el proceso. Según los resultados de la consulta, elaborada entre el 5 y 21 de mayo, con la pregunta “En noviembre tendremos elecciones nacionales acá en el país. ¿Cuánto probable es que usted participe en esa elección?”, solamente el 39.9% que dijeron no ser sandinistas, respondió tener mucho interés en participar en el proceso.
“Pensar que los ciudadanos irán en masa a votar por cualquier candidato es falso, y en CxL lo saben”, dijo una fuente cercana a ese partido. Pero no es solo la carencia de un líder que se convierta en el contrincante de Ortega, sino que también hace falta un programa de Gobierno atractivo.
Icaza enmarca que los ciudadanos saben que participar en unas elecciones trucadas significa legitimar cinco años más de dictadura, pero si “existiese un resquicio, una oportunidad, por mínima que fuese, de sacudirse esta dictadura por la vía del voto, no van a dudar en acudir masivamente a las urnas”.
Aún así defiende que sentar una posición sobre participar o no en este momento podría parecer precipitada. “Una participación puede ser revertida dos o tres días antes del voto, ante un cambio importante de circunstancias. Se trata de una decisión que habrá que ir evaluando día a día, mañana, tarde y noche. Pero insisto: el nicaragüense no es tonto y la decisión que pueda o no tomar la cúpula de una organización política no tendrá mucha relevancia”.