A menos de un año de que Nicaragua lograra frenar la curva de contagios de coronavirus, la variante delta amenaza con llevar al país a otro desastre sanitario por el mal manejo de la pandemia por parte del régimen de Daniel Ortega, que hasta ahora ha sido incapaz de lograr un plan de vacunación exitoso, y tampoco ha impulsado medidas para evitar los contagios.

El Ministerio de Salud (Minsa) no ha reconocido la circulación en el país de la variante de la India, sin embargo los médicos aseguran que es la que está haciendo colapsar de nuevo los hospitales públicos y privados del país, con la particularidad de que jóvenes entre 20 y 30 años se están enfermando gravemente y con rapidez.

Dos historias para entender el rebrote de coronavirus: 

Nicaragua se enfrenta a la variante delta con un ritmo de vacunación lento

El drama de conseguir mascarillas y oxígeno en Masaya y Diriamba

La respuesta oficial, coinciden médicos, es no hacer nada. La semana pasada, la primera dama y vice-dictadora Rosario Murillo alardeó de un sinnúmero de actividades organizadas por las instituciones públicas y las alcaldías, como respuesta a la pandemia. Su declaración se dio, después de que Estados Unidos alertara a sus ciudadanos residentes en Nicaragua sobre un aumento de los contagios.

Este fin de semana, el régimen organizó en diferentes puntos del país desfiles escolares en saludo al mes patrio, ferias, caminatas y campeonatos de béisbol, a pesar que se vive un repunte sostenido de casos positivos de coronavirus, según las mismas estadísticas reconocieron conocer el mismo Ministerio de Salud (Minsa). Los médicos llaman a no promover más aglomeraciones de personas.

El aumento de los contagios ha provocado que al menos tres hospitales de Managua se encuentren “rebasados” en su capacidad. Esa situación también se vive en centros asistenciales de Madriz y Nueva Segovia. Todos se han visto obligado a expandir las áreas de atención a pacientes con Covid-19 y los han trasladado a otras unidades de salud, según el último reporte del Observatorio Ciudadano del Covid-19.

Las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) se están llenando con rapidez, las medicinas escasean, y los médicos nuevamente sienten repetir los “amargos” episodios de 2020.

El epidemiólogo Leonel Argüello calificó la situación que se vive en Nicaragua como de “desastre sanitario”. Esta realidad también ejerce mayor presión sobre el personal de salud ya que tienen que realizar tanto en urgencias como en las salas Covid, una priorización de los pacientes según su estado de salud.

“Tienen que tener horarios de descanso, los turnos son agotadores y uno se equivoca más después de hacer varios turnos”, expuso el experto, quien recomendó que en las unidades médicas debe de estar disponible un psicólogo para que apoye “a las personas que se estén agotando, porque uno no está acostumbrado a ver tanta gente que se complica, tanta gente grave y tanta gente que está falleciendo, no es normal lo que estamos observando”.

Un médico que pidió omitir su nombre por temor a represalias, manifestó que el personal de salud está realizando un sobreesfuerzo para atender la gran cantidad de pacientes que llegan con síntomas de la pandemia, lo que ocasiona largas jornadas de trabajo, con pocas horas de descanso.

“El personal de salud está siendo obligado a trabajar más de ocho horas al día, en el caso del Ministerio de Salud, según nos han reportado y los turnos son más frecuentes, esto ha obligado a que las autoridades de Salud, estén destinando a personal de otras áreas para atender a estos pacientes y con el tiempo produce estrés laboral”, explicó el galeno.

Los médicos advierten que la situación que enfrentan para ellos mismos ya es pesada. “El estrés puede producir ansiedad y depresión al no poder salvar a los pacientes que llegan con la pandemia. Otro de los riesgos a los que se enfrentan es contraer la enfermedad ya que aumenta la carga viral en las UCI, sumado a que muchos no cuentan los medios de protección adecuada”, señalan.

En este punto coincide Argüello quien indica que es “primordial” contar con los equipos de protección personal, así como contar con trabajadores exclusivos que estén revisando el adecuado uso de los trajes especiales y “para que no se contagien” de la pandemia.

LO PEOR NO LLEGA

Una fuente médica advirtió que este repunte no ha llegado a su pico máximo. “No hemos visto todavía que se estabilice, que llegue a una especie de mesetas, y luego empiece a disminuir, el número de casos semana a semana va en aumento”.

Desde el pasado 27 de abril, el Minsa ha reportado un incremento sostenido de casos, pues en su último informe, del pasado 24 de agosto, precisó que se registraron 495 casos, una cifra que supera el máximo reportados por semana desde el inicio de la pandemia que fue de 480 casos en la semana del 26 de mayo de 2020.

El Observatorio Ciudadano Covid-19 elevó a 22,086 casos positivos desde el inicio de la pandemia, mientras que la cifra de fallecidos suma 4,002. Estas son inferiores a la que tiene registrada el Ministerio de Salud (Minsa) que reporta 11,348 enfermos y 199 fallecidos.

Managua sigue acumulando el mayor número de casos con el 31% de los 796 nuevos contagios que contabilizó el organismo en los últimos siete días (del 19 al 25 de agosto), 168 casos más que la semana anterior cuando contabilizaron 628 contagios. Los otros departamentos con más casos son Estelí (19%), Matagalpa y Madriz (14%, respectivamente), Chontales (6%) y León (4%).

Los médicos alertan un peor escenario en las próximas semanas debido al número de actividades que ha programado el régimen, las vacaciones patrias. Pero en particular, por el ocio nocturno que nunca ha cerrado en el país, y que estaría incidiendo en mayores contagios entre personas jóvenes.

“El Minsa debe haber cerrado ya las discotecas, el ocio, de lo contrario estaremos ante un escenario peor que el de 2020, todos vimos cómo se comportó la variante delta en la India”, cuestiona un experto.

De hecho el joven “Mario”, de 28 años, cree haberse contagiado en una fiesta, hace una semana. Ahora vive “un infierno” con los síntomas. “Siempre tomo medidas para evitar el contagio en el centro de trabajo, y no estuve tan expuesto como en una celebración de cumpleaños en una discoteca de Managua”, recuerda.

Los síntomas empeoraron en los últimos días por lo que fue a parar a una unidad de urgencias. “Lo que estoy viviendo es terrible, no es una simple gripe como creía”, dice el joven que no padece de ninguna enfermedad crónica y que se define como una persona con un estilo de vida saludable.

Después de haber hablado con este medio, Mario escribió que dos de sus familiares tienen síntomas asociados al coronavirus, uno de ellos tuvo que ser ingresado a una UCI. “Me siento responsable, con culpa por si algo le pasa”, se reprocha.

Ante esas situaciones, los médicos insisten al régimen que tome medidas para evitar que la tragedia sanitaria sea peor, considerando que el ritmo de vacunación también avanza a paso de tortuga.
El Observatorio Ciudadano ha apuntado que en el país circula la variante delta, aunque el miércoles pasado, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) señaló que no dispone de elementos conclusivos sobre eso.

“No tenemos información concreta sobre la detección de variantes de preocupación en Nicaragua”, respondió en conferencia de prensa el doctor Jairo Méndez, asesor regional en enfermedades virales de la OPS, al ser consultado sobre la posible presencia de variantes de mutaciones del virus SarsCov2.

La emergencia deja impotente a los médicos porque sin medidas concretas del régimen no podrán hacer mucho. “Estamos cansados, sin medicinas, y sin recursos”.