Ortega reclama apoyo para enfrentar el Covid-19 sin reconocer rebrote en Nicaragua

Ortega protestó por falta de apoyo financiero para afrontar el Covid-19, pero no reconoce ante la ciudadanía el riesgo por el rebrote que satura la capacidad de los hospitales de Nicaragua.

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  • September 02, 2021
  • 11:00 PM

Daniel Ortega se quejó este jueves de los programas de apoyo internacional destinados a países pobres para afrontar los efectos de la pandemia del coronavirus. En un discurso desde Managua, dijo que han sido "ínfimos" y no han estado a la altura de los efectos devastadores de la crisis sanitaria, por lo que lanzó críticas contra las potencias mundiales, a las que acusó de hacer negocios ante la demanda creciente de vacunas contra la enfermedad y equipamiento de los centros asistenciales.

Habló en general, sin aterrizar su discurso a la situación nacional, a pesar de las evidencias de un rebrote de la enfermedad en Nicaragua que satura la capacidad de atención en los hospitales públicos y que, según reveló, ha afectado a sus más leales funcionarios.

“Los ricos más ricos de nuestro planeta, sencillamente piensan en hacerse cada vez más ricos incluso haciendo negocio con la pandemia y acumulan más riqueza ante la tragedia”, criticó el dictador en el acto del 42 aniversario de constitución del Ejército de Nicaragua celebrado en Plaza Juan Pablo II de la capital.

Ortega señaló la falta el espíritu “cristiano, solidario” de países que -dijo- destinan parte de su presupuesto para la instalación de bases militares en otras naciones, no con el fin de ayudarlos sino de "dominarlos".

"No hay disposición de volcar recursos en la forma en que lo demandan los organismos internacionales que están al frente de los organismos de salud a nivel mundial y regional. Los ricos más ricos de nuestro planeta sencillamente piensan nada más en hacerse cada vez más ricos, incluso, haciendo negocio con la pandemia… falta el espíritu cristiano en este planeta, falta ese espíritu cristiano, ese espíritu solidario y ya no digamos la falta de respeto para la humanidad, para los pueblos, las familias que en sus propios países están padeciendo de los efectos devastadores de la pandemia", reprochó Ortega.

El dictador -siempre de manera global- anotó las afectaciones de la pandemia a la economía, especialmente la destrucción del empleo, un indicador que tampoco ha sido dimensionado en Nicaragua.

NICARAGUA Y SU POLÍTICA DE NEGACIÓN FRENTE AL COVID

Desde marzo de 2020 cuando inició la pandemia en Nicaragua, las autoridades sanitarias nicaragüenses, bajo el control de Ortega y Rosario Murillo, han implementado una política de negación, primero prohibiendo al personal de Salud utilizar medios de protección y minimizando la gravedad del virus resistiéndose a orientar medidas preventivas, y, luego, ocultando la dimensión de la crisis mediante manipulación de los registros y actas de defunción y de número de contagios.

A eso se suma la opacidad en la administrar de recursos financieros e insumos que ha recibido Nicaragua para afrontar los efectos del virus.

A finales de agosto Nicaragua recibió 353,5 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional (FMI) para hacer frente al impacto económico generado por la pandemia de la covid-19 y para fortalecer sus reservas internacionales, informó el Banco Central nicaragüense.

En insumos sanitarios, solo este mes de septiembre Rosario Murillo anunció que el país recibirá una donación de más de 1.5 millones de dosis de vacunas. Sin embargo, a la fecha no ha informado cuántos fármacos anticovid ha adquirido con los recursos que ha obtenido para combatir la enfermedad.

En su discurso de anoche, Ortega tampoco mencionó que el Ministerio de Salud (Minsa) centraliza toma de pruebas para detectar el Covid, incluidas las que la institución realiza a un costo de 150 dólares, fondos que se desconoce en qué se invierten.

Lo único que reveló es que recientemente un hijo de la ministra de Defensa, Rosa Adelina Barahona Castro, falleció a causa del Covid-19.  “Compartimos con Rosa Adelina el dolor de la perdida de su hijo hace pocas semanas, el virus que anda llevando dolor y muerte en todo el planeta”, manifestó sin reconocer el repunte de casos en todo el país, tal y como lo reportó la Organización Panamericana de la Salud (OPS) tomando como referencia los datos ofrecidos por el Minsa en las últimas dos semanas.

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NI UNA PALABRA DE LA MASACRE A INDÍGENAS

Durante el acto el general Julio César Avilés, jefe del Ejército, brindó un informe de las acciones que ha desarrollado, incluso indicó que las fuerzas ya estaban listas para transporta material y funcionarios del Consejo Supremo Electoral (CSE), para las elecciones del 7 de noviembre próximo, además mencionó que la protección de los recursos naturales es un tema de seguridad nacional, pero no expuso ni una palabra sobre la masacre en la zona de Kiwakumbaih, en territorio Mayangna Sauni As, que dejó al menos 13 muertos, entre ellos dos mujeres y un menor de edad.

Siguiendo la narrativa oficial antiimperialista, el general Avilés, manifestó que se necesita una Patria con independencia con soberanía y autodeterminación “para conducir nuestros propios destinos sin la injerencia extranjera”.

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“Nada ni nadie nos va a descarrilar de lo que nos mandata la Constitución y las leyes que nos vinculan. Nada ni nadie nos arrancaran jamás el derecho a tener Patria y una institución que la defienda”, manifestó el jefe militar, quien dijo que Nicaragua es el país más seguro de la región.

Por su parte Ortega, dijo que cuando retomó el poder en el 2007, se encontraron con un Ejército que resistió durante 17 años, el asedio “para que vendieran a la Patria o para que se rindieran, pero supieron resistir y desde el año 2007 empezó un proceso que podríamos llamar de reconversión, modernización de nuestro Ejército”.

“El Ejército de Nicaragua hoy es un Ejército más fuerte, más firme, más imbatible para defender la soberanía de la patria y defender la seguridad de las familias nicaragüenses”, dijo Ortega, quien tenía de fondo la bandera de su partido, la rojinegra, a pesar que la Constitución Política expresa que el Ejército es “apartidista, apolítica, obediente y no deliberante”.

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