Ortega implementa la diplomacia del insulto para ganar tiempo y mantenerse en el poder, afirman expertos

Las rabietas diplomáticas del dictador Daniel Ortega contra los gobiernos de Costa Rica, España, México, Argentina y Colombia no son casuales, pues a criterio de expertos en derecho internacional, forman parte de una estrategia de enemistarse a corto plazo con estos gobierno para desviar la atención del proceso electoral que se aproxima en Nicaragua.

Ortega ha acusado a Costa Rica, España y México de injerencia en los asuntos internos de Nicaragua, incluso, se refirió al embajador de México en Nicaragua con los calificativos de "servilismo", "lacayismo", "pelelismo". En sus ataques diplomáticos, también ha utilizado expresiones ofensivas en la que tilda a los gobiernos como instrumentos de los intereses de Estados Unidos para atentar contra Nicaragua.

No obstante, en el caso de Argentina y Colombia, Ortega los acusa, al primero, de tráfico de influencia y de "chantajear con proposiciones indecorosas" a los países para conseguir fallos favorables en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, y sobre Colombia, afirma sin titubear que es un narcoestado.

Analistas en derecho internacional consultados, quienes pidieron el anonimato, coinciden de que se trata de una estrategia dirigida a "mostrar intransigencia absoluta y pagar el precio que sea necesario para mantenerse en el poder", y "no importa el precio que debamos pagar, así vayamos a la guerra o a la destrucción total del país".

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"No importa que esa intransigencia conlleve a enemistarse transitoriamente con gobiernos como los de Andrés Manuel López Obrador en México o (Alberto) Fernández en Argentina. Es una estrategia de corto plazo, mientras llega la fecha de las elecciones y estas se llevan a cabo bajo las condiciones impuestas por Ortega, después de haber excluido y encarcelado a la oposición democrática", señala una de las fuentes.

DIPLOMACIA DESQUICIADA

Sin embargo, a criterio de los expertos, las enemistades de Ortega con los cinco gobiernos podrían variar después del 10 de enero de 2022 cuando sea proclamado Presidente, "por lo que los presidentes de estos gobierno tienen el reto de reconocer o desconocer su embestidura", advierte otra de las fuentes consultadas.

Los expertos descartaron cualquier posibilidad de que Ortega cambie las "reglas del juego que ha impuesto para la puesta en escena electoral del próximo 7 de noviembre", por el contrario, aseguran que "es capaz de llegar al insulto, al abandono de toda regla diplomática, incluso a la vulgaridad".

"Por el contrario, esta diplomacia desquiciada llama la atención de los gobiernos y de la opinión pública sobre lo que ocurre en Nicaragua y es indesligable de las deplorables condiciones electorales y del nulo valor que podrán tener sus eventuales resultados", afirma la fuente.

De acuerdo a los analistas, Ortega "piensa, erróneamente, que una vez "reelecto", estará en mejores condiciones para negociar un apaciguamiento de las presiones internacionales y rehacer sus alianzas con la empresa privada, una apuesta con muy bajas probabilidades".

CONDENA A NICARAGUA AL AISLAMIENTO

Las "negligencias" del régimen de Daniel Ortega de pelearse con los países que lo critican acarreará consecuencias para Nicaragua, afirma otro de los expertos consultados, lo que provocará "mayor aislamiento y la pérdida total de credibilidad" del país.

"Ortega ha desbordado las peores expectativas y ha actuado con la más absoluta impunidad. El enfrentamiento, recurriendo a la deformación, la mentira y el insulto, contra todo país que disiente de sus posiciones, únicamente puede llevar al endurecimiento de posiciones y al aumento de las medidas de presión de toda índole", aseguró el experto en relaciones internacionales.

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A criterio de las fuentes consultadas, el dictador optó por ignorar todas las recomendaciones de la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), en su resolución de octubre de 2020 cuyo contenido no se ha cumplido "y, por el contrario, la situación de las libertades y derechos fundamentales se ha deteriorado".

"El desconocimiento de los resultados del 7 de noviembre tendrá que llevar inevitablemente a otras decisiones. Ortega seguirá en el poder, pero sin ninguna legitimidad, gobernando puramente de facto, y eso tendrá que reflejarse en otros ámbitos de las relaciones internacionales y traer consecuencias que pueden ser muy graves", afirmó la fuente.