A 106 años de la muerte de Darío: conozca algunos de sus poemas musicalizados
Al cumplirse exactamente 106 años de la muerte del hombre que vino a dar a conocer el nombre de un pequeño país llamado Nicaragua, haremos un recorrido singular por algunos artistas que han musicalizado su obra.
- February 06, 2022
- 02:54 AM
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El reloj marcaba las 10:18 de la noche cuando el corazón de Rubén Darío dejó de latir, llevándose consigo al padre de las musas, aquel 6 de febrero de 1916.
“El hecho (la muerte de Darío) quedó registrado en la Sección Libros Sacramentales, Serie Obitus (entierros), Libro 1901-1932, página 81 del Archivo Diocesano de León. En el Registro Civil de las Personas de la Alcaldía de León, tomo 0014, año 1915-17, folio 116, partida 232. Alejandro Torrealba, a la hora de la muerte, rompió la cuerda de un reloj marca Ingersol. Poco después se escucharon las campanas de los templos de León y cañonazos en El Fortín, anunciando el deceso. Octavio Torrealba dibujó dos bocetos, uno cuando agonizaba y otro muerto. José López le sacó una mascarilla de yeso. El barbero Adán Castillo, procedió a rasurarlo y afeitar”, escribió el historiador Roberto Sánchez (q.e.p.d.), en un artículo publicado en El Nuevo Diario.
“Yo persigo una forma” escribió el otrora llamado Poeta Niño, por su precocidad creadora, sin embargo, quizás le hizo falta un verso que dijera “y soy dueño del ritmo”, pues él, como el Padre del Modernismo, volvió su mirada al redescubrimiento del ritmo acentual, dándole nueva oportunidad de vida al endecasílabo anapéstico, rompiendo por completo la rigidez de los versos alejandrinos.
El encabalgamiento y la invención de los versos largos con estrofas compuestas por diversas medidas y la vuelta al cosante son la clave para obtener ese ritmo que podemos llamar perfecto.
Al cumplirse exactamente 106 años de la muerte del hombre que vino a dar a conocer el nombre de un pequeño país llamado Nicaragua, haremos un recorrido singular por algunos artistas que han musicalizado su obra.
Iniciaremos por mencionar que en sus funerales, celebrados el 13 de febrero de 1916 se interpretó la composición musical del maestro Luis A. Delgadillo “La Marcha Triunfal, ejecutada por la Banda de los Supremos Poderes.
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Enrique Bunbury
El cantante español Enrique Bunbury, exvocalista del mítico grupo Héroes del Silencio, cayó rendido a los pies del “Príncipe de las Letras Castellanas” y musicalizó su poema “Que el amor no admite cuerdas reflexiones”.
Quizás los acordes con los que Bunbury inmortalizó esta obra dariana son los más ajenos posibles al mundo de las musas del pánida, pero es una forma bastante moderna para llevar al poeta a las nuevas generaciones.
Esta misma composición también la interpreta un grupo que se llama Ciervo Azul.
Carlos Mejía Godoy
El reconocido cantautor nicaragüense, también pintor y poeta, Carlos Mejía Godoy es quizás uno de los artistas nacionales que más poemas de Darío ha llevado al pentagrama, debido a la admiración que le profesa al nacido en Metapa, hoy Ciudad Darío.
El inicio de la historia del torvo animal dócil ante el santo del tosco sayal dejó de ser contado en endecasílabos y saltó al pentagrama en Do Mayor, gracias a los arreglos que sobre los versos hizo el cantautor, para rendir homenaje al ‘Príncipe de las letras Castellanas’ en el X Festival Internacional de Poesía de Granada.
Según compartió en una entrevista, el proyecto de musicalizar poemas de Rubén Darío es una tarea que hizo suya hace varios años; sin embargo, reconoce que dado que los poemas expresamente están llenos de musicalidad, es mucho más difícil extraer la melodía. Por ello, admira a los que han hecho ese trabajo, sobre todo con composiciones como “La marcha triunfal” y “Salutación al optimista”.
“Mi hermano Luis Enrique le puso música a ‘Lo fatal’, un poema muy delicado, y creo que lo logró. Ofilio Picón también ha hecho excelentes aportes en este género, mientras que hace dos años intenté hacerlo con la ‘Oda a Roosevelt’ y llegué a la tercera o cuarta línea, lo que solo me había pasado con ‘El beso a la mujer de Lot’, de Carlos Martínez Rivas, de ahí no pude más”, reconoció Mejía Godoy en su momento.
Después de esa ruptura con la “Oda a Roosevelt”, se le ocurrió tomar “un poema más humilde, no fácil, pero sí dentro de un espacio que te permita estar más a tono con tu experiencia poética musical; y pensé en ‘Los motivos del lobo’, en el que es el propio San Francisco que habla y a través del que Darío desnuda a una sociedad totalmente intemporal, porque los problemas que manifiesta son de todas las épocas”.
En un fólder color naranja guardaba con sigilo al menos tres o cuatro versiones en diferentes tonos. Algunas partituras están tachadas; a otras les añade no solo notas, sino acotaciones de si se habla o se canta. En fin, al observarlas solo puede deducirse cuánto peleó el músico con el poeta, para poder encontrar el punto exacto entre ambos.
Un monólogo difícil
Para Carlos Mejía Godoy el monólogo del lobo, cuando se va después de haber tenido la experiencia de que los humanos son más fieros que los animales, es dentro del poema y siempre será un enorme desafío, porque se trata de mantener el interés, el drama y la lírica.
“Musicalmente no sabía cómo asumir ese gran parlamento, así que se me ocurrió la idea de hacerlo hablado y cantado, porque el desafío era lograr el pre-clímax entre el recitado y luego el final con el padre nuestro. Yo que no le había dado tanta importancia al Padre Nuestro, me di cuenta que ahí estaba el verdadero final y ese inicio de la oración se convirtió en un desafío mayor”, dijo el cantautor.
Domó a Roosevelt
En el año 2016, en el marco del XII Festival Internacional de Poesía de Granada, Nicaragua, en la Plaza Independencia estrenó como tributo al nicaragüense más universal en el Centenario de su muerte, el poema “A Roosevelt”.
“La idea es darle el carácter épico y vibrante a la obra que iniciará con los sonoros versos “¡Es con voz de Biblia, o verso de Walt Whitman!”, dijo en su momento para hablar sobre la musicalización que le llevó 6 años de trabajo y cuenta con arreglos de Raúl Martínez y de Hugo Castilla, además de otros integrantes de Los de Palacagüina.
Forman parte de esta obra de musicalización dariana “Campoamor”, el poema en décima que es un pequeño homenaje de Rubén Darío al poeta español Ramón de Campoamor (1817-1901).
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Luis Enrique Mejía Godoy
El cantautor somoteño eligió el poema en el que 13 versos son suficientes para hacernos bregar por el mar de las sombras ante la incertidumbre que plantea al ser humano estar vivo.
Con su inigualable voz, el menor de los Mejía Godoy regala una verdadera obra de arte a los amantes de la literatura dariana a través de “Lo fatal”, en su versión con acordes de guitarra.
“Y la tumba que aguanta con sus fúnebres ramos, y no saber a dónde vamos y de dónde venimos”, con estos versos dueños de una fuerza incomparable concluye su interpretación.
Ofilio Picón
Este cantautor, junto a Carlos Mejía Godoy, es de los que más versos darianos han musicalizado. Su álbum Darío en la Memoria del Milenio, el cual se encuentra en Spotify, recoge poemas como “A Margarita de Baile”.
“Lo fatal”, “Canto de Esperanza”, “A Francisca (VI), “Versos de otoño” y “Canto errante” también son parte de los poemas musicalizados en diversos ritmos, incluyendo el tango. Algunos de los temas son acompañados de imágenes de la contemporaneidad que empalman a la perfección con los versos darianos.
Gustavo Bucardo
Este cantautor esteliano hace un año, aproximadamente, estrenó en su canal de YouTube el tema “Canción de otoño en Primavera”.
“Yo estaba en el proceso de escribir canciones, hace como 15 años, y mi hermana me mostró el poema ‘Amo, amas’ y desde ahí quedé prendido de la poesía de Darío. Pasó mucho tiempo y en León compartí con poetas de varios grupos y gente que andaba en teatro, y esta vino a ser mi escuela de enriquecimiento general, esas pinceladas de la obra de Darío me han inspirado mucho y me tomó mucho tiempo decidirme a grabar este trabajo”, señaló.
Su vecino en León, José Manuel Plaza, español, teatrista y crítico de arte, lo invitó a una obra teatral que sería puesta en escena en la casa de infancia de Darío y le pidió que musicalizara unos versos, lo cual él considera fue su “remate” con el poeta, porque le habló mucho de la vida del poeta y parte de sus investigaciones.
“En ese momento me pasaban miles de poemas, compartí con Julio Montano Murillo, que musicalizó la Sonatina, que por cierto la musicalizó bellísima. Cantamos ‘Amo, amas’ y una carta que Antonio Machado le dedicó a Rubén Darío”, dijo Bucardo.
“Canción de otoño en primavera” es el único poema que ha grabado y el arreglista es Manuel Forbes y Juventino, dueño del estudio y “a medida que íbamos grabando iba pensando el video y fue una experiencia muy enriquecedora. Solo me imaginaba que él lo escribió pensándolo canción”.
El video estuvo a cargo de Emilio Velásquez y decidieron darle un toque vintage con una recreación de época. Se filmó con el apoyo de Miguel Martínez, director de la Casa Museo Rubén Darío, que sin lugar a dudas era el escenario perfecto.
“El trabajo de grabación del audio fue complejo, porque tiene que ver con pagar estudio, productor, músicos y ya no se diga el video, pero en este caso fue un trabajo colectivo fruto del esfuerzo de todas las personas que trabajamos, como mi hermana que estuvo en la logística, Sterling Vásquez, un maestro de danza en León y un maestro en Estelí”, señaló.
El arreglo musical es de Emmanuel Forbes y en el estudio Juventino, Emilio Velásquez es el responsable del video, mientras que Douglas Briones y Ángela Lanuza fueron los modelos en este tema que cuenta con la voz de Bucardo.
Disco centenario
9 poemas de Rubén Darío, musicalizados por Juan Luis Dammert, conforman el disco “Darío Nuestro”. Este es un trabajo que presentó la Embajada de Nicaragua en Perú por el centenario del gran poeta. Los arreglos son de Kike Espinoza.
Los poemas musicalizados son interpretados por Patricia Saravia (Sonatina), Magali Luque (Para la misma, Que el amor no admite cuerdas reflexiones), Miriam Quiñonez (Lo fatal), Luz María Carriquiry (Amo, amas), Marcela Pérez Silva (Nicaragua, Versos de Otoño), Piero Bustos, (Sinfonía en gris mayor), Rosa Guzmán (A Margarita Debayle).