Desempleo y carestía: el crítico pronóstico que castigará a los nicaragüenses más pobres en 2022

Al menos 199 mil 700 puestos de trabajo del sector formal fueron “destruidos” entre el 2018 y 2021. Para inicios del 2022, solamente se ha logrado restablecer 43,083 de esos puestos de trabajo (21.8%). El desempleo y la inflación crecen aceleradamente, dicen expertos.

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  • March 28, 2022
  • 11:42 PM

Un creciente desempleo, aceleración de la inflación y un rápido encarecimiento de los alimentos serán los problemas más sentidos por los nicaragüense en lo que resta del año 2022. Economistas señalan que a la crisis que se agudiza por la deriva autoritaria de la dictadura Ortega Murillo se suma la presión derivada de los problemas glabales. Un golpe nefasto para los hogares más pobres.

Explican que el país atraviesa tres graves crisis: la política y social que se profundizó a partir del estallido social del 2018, y cuyas causas y efectos se mantienen hasta el presente; la crisis sanitaria provocada por la pandemia del Covid-19; y la crisis geopolítica (guerra en Ucrania) que también afecta a la economía nicaragüense, indican los economistas Néstor Avendaño y Óscar René Vargas.

En su último análisis económico publicado en febrero de este año, Avendaño sostiene que “la complicación económica en el mercado local es la presencia de una alta inflación y un alto desempleo y subempleo”.

De acuerdo con el economista, las estadísticas manejadas por el Instituto Nicaragüense de Información de Desarrollo (Inide) apuntan a que el desempleo afecta al 33.5% de la Población Económicamente Activa (PEA). Es decir, de cada 100 personas en edad laboral, unas 34 están en el desempleo.

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Avendaño señala que al menos 199 mil 700 puestos de trabajo del sector formal fueron “destruidos” entre el 2018, año que estalló la rebelión social, y el 2021, cuando el país ya estaba bajo los efectos de la pandemia del Covid-19.

El experto detalla que hasta la fecha solamente se ha logrado restablecer 43,083 empleos (21.8%), de acuerdo con datos del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS). Sin embargo, al finalizar el 2021 se mantuvo una “alta tasa de inactividad”.

NO HAY CONSUMO

Para el sociólogo y economista Óscar René Vargas, otro factor que influye en el acelerado crecimiento del desempleo es que el consumo de los hogares vulnerables y clase media se ha reducido drásticamente, lo que no ayuda para la creación de puestos de trabajos productivos.

Analiza que la tasa de desocupación podría ser mayor, pero el fenómeno de la migración ha hecho que no sea notable.

“La enorme migración de mano de obra hace que no se incremente el porcentaje de desempleo. La estabilidad de los indicadores (que presenta el régimen de Daniel Ortega) es ficticia, no se incrementaron los puestos de trabajo sino la migración de trabajadores”, apuntó.

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Vargas recuerda que a partir del estallido social del 2018, la migración por razones políticas se incrementó rápidamente. Según datos ofrecidos por diversos organismos de derechos humanos, al menos 130 mil nicaragüenses se vieron obligados a abandonar el país huyendo de la represión desatada por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

El fenómeno migratorio se recrudeció en los últimos meses debido a la severa crisis económica y desempleo que atraviesa el país. Según el servicio de inmigración de Estados Unidos, de enero de 2021 a enero 2022 la patrulla fronteriza reportó 98 mil 554 nicaragüenses entrando ilegalmente a ese país. Solo en enero del presente año contabilizaban ya 11 mil 557 migrantes nicas.

Añadido al desempleo, preocupa el problema de la inflación, es decir, que los nicaragüenses podrán comprar menos productos y servicios con su dinero, por el incremento de los precios y la devaluación del córdoba.

INFLACIÓN SE ACELERA

Avendaño señaló que el Inide reportó en el 2020 una la inflación igual a 2.9%, cuando el Covid-19 impactó a la economía del país, sin embargo, para el 2021, la tasa de inflación calculada por años “ya era un problema” al registrar el nivel de 4.8%, y a diciembre de ese año había acelerado hasta 7.2%”.

Ya en febrero de 2022, Avendaño advierte que la inflación “ha continuado acelerándose hasta 7.8%.

El economista alertó de dos nuevos riesgos que acelerarán los precios al productor y al consumidor y desacelerará la tasa de crecimiento económico: la invasión de Rusia a Ucrania, que impondría un estancamiento económico y una alta inflación que provocaría a nivel global; y por consiguiente en Nicaragua una nueva aceleración de los precios internacionales de los combustibles, encarecimiento de la energía eléctrica y los alimentos.

Agregó que en estas condiciones “de incertidumbre” es muy complicado realizar pronósticos económicos de corto plazo, pero prevé para la economía nicaragüense en el 2022 una tasa de crecimiento económico cercana a 2% sostenida, principalmente por la política fiscal y una tasa de inflación cercana a dos dígitos porcentuales, influenciada por los precios de los productos que integran la canasta básica.

Asimismo, indicó que si se aumentan los salarios se mantendría la presión sobre la inflación, porque las empresas subirán los precios, sin embargo, “la carga inflacionaria tiene un mayor peso para los hogares de bajos ingresos, que gastan su presupuesto en necesidades diarias que cada día se encarecen más, es decir, los más pobres sufrirán mayores consecuencias.

SEGURIDA ALIMENTARIA EN PELIGRO

Por su parte, Vargas analiza que la economía de Nicaragua también se debe enfrentar a la falta de interés que muestran por ahora potencias como EE.UU que se muestran empeñados en recuperar su liderazgo de Europa, mientras “desdeña” de Nicaragua y Centroamérica.

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Recordó que solo en el último mes, el Congreso de EEUU ha aprobado aproximadamente US$15 mil millones para Ucrania, mientras que para Centroamérica no llega a los US$900 millones en 2022.

Advierte además que el aumento en los precios de los alimentos y la energía afectará de manera desproporcionada a los hogares más pobres, aumentará la inseguridad alimentaria y profundizará las brechas de desigualdad.

“Eso se debe a que los hogares de más bajos ingresos gastan aproximadamente el 70% de su dinero en alimentos, mientras la clase alta destina sólo 20% a este fin”, señaló.

“La mayoría de la población vulnerable sigue siendo comprador neto de bienes básicos, por lo que el aumento de los costos de la canasta básica tiende a multiplicar la pobreza en general. La inflación suele mermar los salarios y los ahorros reales, con lo cual se genera precariedad”, explicó el sociólogo.

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