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La historia de Dilian Judith, la migrante fallecida en México cuyo cuerpo no aparece

Dilian Judith regresó de España convencida de que en Estados Unidos tendría mejores oportunidades, murió en el trayecto, es lo que sabe su madre, del cadáver de la joven no hay rastros

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Dilian Judith Lazo Rodríguez, migrante nicaragüense reportada muerta en México.
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Despacho 505
  • mayo 21, 2024
  • 01:42 PM

El nombre de Dilian Judith Lazo Rodríguez se añade a la trágica lista de 224 nicaragüenses que han fallecido en los últimos 16 meses tras salir en busca de las oportunidades que el país les niega. Solo se sabe que murió en Chiapas, México, casi un mes después de haber emprendido la travesía por tierra hacia Estados Unidos.  

En Nicaragua, la madre de Dilian Judith, Juana Rodríguez, no encuentra sosiego; al dolor por la muerte de su hija se suma el tormento de no saber el paradero de su cuerpo.  "Han buscado por diversos  lugares en Chiapas y no han encontrado rastros del cuerpo de mi hija”, se lamenta. 

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“Nada. Sin noticias”, confirma Justin Ochoa, del organismo pro migrante Texas Nicaraguan Community (TNC), cuando este fin de semana  DESPACHO 505 le consultó sobre alguna novedad relacionada al caso de la nicaragüense fallecida en la ruta hacia el norte, en marzo pasado.

“Solo sabemos lo poco que nos han dicho”, agrega, y es la versión de que Dilian Judith, de 26 años, no pudo seguir el viaje y murió a causa de una hemorragia mientras se escondía junto a otros migrantes en una bodega ubicada en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, en  Chiapas. Manejan que la muerte ocurrió el 24 de marzo y que una de las personas que viajaba con ella, pudo contactarse con la madre dos días después. 

TNC ha alertado a sus redes de apoyo e información para intentar ubicar los restos de la nicaragüense. “La joven que informó su muerte, solo dijo que su cuerpo quedó en la bodega. Que no sabía más, porque a ellos (el resto de migrantes), los movieron del lugar”, explica Ochoa. 

DOLOR E INCERTIDUMBRE EN EL AYOTE

Doña Juana Rodríguez es una humilde mujer que cada día debe esforzarse para evadir la insistencia de su nieto de ocho años preguntando por su madre, Dilian Judith. “Esto es duro, no se imagina cuanto”, dice muy triste. 

No sabe leer y muy poco entiende de lo que debe hacer para que la búsqueda de los restos de su hija no cese. “Son dos meses ya casi, es una angustia sin fin”, se lamenta.

Confiesa que a menudo piensa que la falta de un cuerpo puede ser una señal de esperanza y que le es inevitable abrazar la idea de que “puede estar con vida y Dios me la traería de regreso a casa”.

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Ahí, en su casa en el barrio Nuevo Aires, del municipio El Ayote del departamento de Río San Juan, llegan sus vecinos a mostrarle aprecio y preguntar novedades. “Aquí amanecemos y anochecemos con esperanza”, comenta. 

En México, el Colectivo Madres Buscadoras de Sonora y la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas del estado de Chiapas también se solidarizan con esta madre que necesita tener certeza de lo que pasó con su hija. Ambas organizaciones comparten en redes sociales fotos y datos personales de la nicaragüense solicitando ayuda a los usuarios que pudieran tener información que permita dar con su paradero.

El último recuerdo que doña Juana tiene de Dilian Judith es del 26 de febrero pasado. Ese día la vio irse con muchas ilusiones y con las promesas que hacen todos los migrantes de nunca olvido y pronto regreso. Le duele pensar que su hija no cumplirá la segunda y que la vida, no le dio la oportunidad de demostrar lo primero.

Estados Unidos fue el segundo destino migratorio de Dilian Judith, en 2021 viajó a España, pero regresó el año pasado con la firme idea de viajar al país del norte y buscar un trabajo que le permitiera ahorrar dinero para terminar  su casa. 

EN UNA LISTA QUE NO DEBERÍA EXISTIR

Un diciembre como el último, al menos 13 familias nicaragüenses no quisieran volver a vivir. Mientras a otros hogares llegaban las notificaciones de una remesa para la cena de Navidad y Año Nuevo, en los suyos recibían la noticia de un pariente fallecido en el exterior. 

Pero ese mes no fue el único doloroso, el año 2023 es hasta ahora el más mortífero para los nicaragüenses en extranjero, al cerrar con al menos 184 fallecidos. Una buena parte perdió la vida en accidentes. Otros sucumbieron a enfermedades repentinas, producto de viajes largos y extenuantes y poca o nula atención médica, en el país dónde recién “habían desempacado sus sueños”. 

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Hasta abril de 2024, al menos 39 nacionales encontraron la muerte en tierras lejanas. Entre el conteo se halla Dilian Judith. “Son muchas tragedias y hay mucho sufrimiento”, dice Ochoa por su lado. 

“SIN CUERPO HAY ESPERANZA” 

Nicaragua vive un éxodo sin precedente desde el año 2018 tras la crisis generalizada que provocó la violenta respuesta armada del régimen de Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo a las protestas ciudadanas que  dejó al menos 355 asesinatos y miles en el exilio.    

Solo el año pasado, se estima que unos 115.000 nicaragüenses dejaron el país por la represión, en primer lugar, el desempleo y una carestía de la vida difícil de sobrellevar. Unos 300 mil nicaragüenses se fueron en 2022 y no se espera que este año el flujo se detenga, ha dicho Manuel Orozco, especialista en temas migratorios del organismo internacional Diálogo Interamericano. 

Pero los números por más ceros que tengan no dimensionan el drama que viven las familias de los muertos. Doña Elia Centeno Rivera, por ejemplo, cumplió dos años este viernes 17 de mayo buscando a su nieta Sofia Abigail Caballero Huete, desaparecida el pasado cuando junto a su madre cruzaba el Río Bravo para llegar a Estados Unidos. 

A la niña, entonces de cuatro años, la esperaba su padre del otro lado, pero ella y su mamá fueron arrastradas por la corriente del temido cuerpo de agua. La madre de la menor apareció algunas horas después ahogada y de Sofia Abigail nunca nada se supo. Ni cuerpo, ni ningún otro rastro fue hallado. 

Doña Elia dice a DESPACHO 505 que ella sigue exigiendo la búsqueda de la niña. “No renuncio porque sin cuerpo, no hay muerte”, sentencia. Agregó que este mayo, han iniciado otra campaña de presión para que las autoridades mexicanas sigan la búsqueda y ofrezcan un resultado. 

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Con Dilian Judith serían dos las nicaragüenses migrantes reportadas como desaparecidas en el trayecto irregular hacia Estados Unidos, con una versión preliminar de muerte, pero sin cuerpo que haga que sus familiares acepten un final trágico. “Su cuerpo no apareció en el río como el de su madre, no fue hallado en la morgue de algún hospital. Su familia no acepta que haya muerto”, reafirma doña Elia desde el barrio Pueblos Unidos de Ocotal. 

A 205 kilómetros de ahí, en El Ayote, doña Juana piensa lo mismo sobre su hija Dilian Judith. “Hasta no verla, uno no cree”, dice. “Queremos hallar el cuerpo, es para tener paz, creer que sí pasó, que perdí a mi hija”, insiste. 
 

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