Desde que Daniel Ortega retomó el poder trató de sustituir el modelo de democracia representativa por un acuerdo entre poderes fácticos. Ha esa conclusión han llegado varias organizaciones nicaragüenses que este jueves presentaron un informe sobre el deterioro de la institucionalidad en el país bajo el régimen de los Ortega – Murillo.
El informe titulado «Nicaragua: colapso electoral 2021», presentado en San José, Costa Rica, es un libro blanco que hace un recuento de la trama que puso en práctica el régimen de Ortega y Rosario Murillo para continuar en el poder por un quinquenio más.
«La institucionalidad está en harapos», describió el exdiputado Eliseo Núñez, quien fue el encargado de presentar los resultados del informe en el que se señala que en Nicaragua hay un sistema electoral «poco servible» y un Poder Judicial instrumentalizado por el régimen que se refleja en los juicios a los presos políticos cuyos procesos se siguen desde la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ) sin capacidad de defensa y sin sin derecho a esta.
PODERES FÁCTICOS
Ese cambio de la democracia representativa por un acuerdo entre poderes fácticos, dice el informe, fue puesto en marcha por Ortega desde 2007 hasta abril del 2018 cuando se dio la Insurrección de Abril. Para lograr su objetivo, Ortega eliminó «la capacidad que tenía la población de poner un diputado» y se arregló con los poderes fácticos como la empresa privada, militares y sindicatos, dejando a un lado a los ciudadanos.
Es decir que Ortega fue construyendo un modelo de fraude diferente. “Es un modelo que no solo garantiza la permanencia en el poder del régimen sino que sienta las bases para mostrar una aparente renovación del contrato social del país basado en los factores de participación, consentimiento de la población no sandinista y crecimiento económico”, comparte Núñez.
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A esa construcción se sumó la aprobación de leyes represivas, la elección de magistrados electorales «poco idóneas», la aprobación de un calendario electoral lleno de trampas, nombramientos partidarios en los Consejos Electorales Regionales, Departamentales y Municipales; cancelación de personerías jurídicas a tres partidos políticos, encarcelamiento y acusaciones contra siete aspirantes a la Presidencia de la República, y una reforma a la Ley Electoral que se aplicó de manera inmediata.
“Pasa de ser el fraude mecánico de robarte un voto, de preñar una urna, de mandar a alguien a votar diferente, a ser el fraude de generar todo un sistema en el que no hay capacidad de competencia”, señaló Núñez.
ELECCIONES EN AMBIENTE DE TENSIÓN
El informe señala que las elecciones se dieron en un ambiente de coacción y de violencia política. Lo primero se demostró en amenazas de despidos, exclusión de servicios de salud y programas de asistencia social, mientras que la segunda se reflejó en el acoso, amenazas de grupos paramilitares, encarcelamiento y exilio de opositores
A criterio del político, el dictador hizo un «fraude intelectual», ya que diseñó de cero «todo lo que quiere vender al exterior de su Gobierno», presentó verdades alternativas como alta participación ciudadana, pluralidad política, oposición débil y que está implantando un nuevo modelo democrático.
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Pero estas «verdades alternativas» se desmontan con hechos comprobable como la baja participación de la ciudadanía en las elecciones, la cual según el organismo Urnas Abiertas rondó el 81.5% y la cancelación de personerías jurídicas a tres partidos políticos.
La presentación del informe contó con comentario de la expresidente de Costa Rica, Laura Chinchilla, quien mencionó que Ortega tenía miedo y temor que el proceso electoral se le saliera de las manos y por eso todas las reglas del juego estaban «acomodadas para que sucediera lo que sucediera, ganara siempre Ortega y Rosario».
Mientras que Ilka Treminio, directora de Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) indicó que para Ortega era importante ganar las elecciones y así continuar en el poder «pero además le permitieran una continuidad en la que se mostrará un apoyo absoluto por parte de la sociedad para poder justificar que tenía una votación masiva y que por lo tanto su poder era incuestionable».
