La decisión del dictador Daniel Ortega de acusar a la Iglesia Católica por el supuesto delito de lavado de dinero no es más que una estrategia para exterminarla y dejar a los obispos al borde de la cárcel advirtieron expertos.
La dictadura acusó este sábado a la iglesia Católica de Nicaragua de ser una estructura criminal dedicada al “lavado de dinero” y la acusó de usar los templos para esconder dinero ilícito.
El ex embajador de Nicaragua ante la Organización de Estados Americano (OEA), Arturo McFields considera que Ortega puso en marcha la operación de exterminio y usa el aparato policial y judicial para lograr su cometido.
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“(La) Dictadura de Ortega pone a todo su aparataje policial y judicial contra la Conferencia Episcopal en operación de exterminio total a la Iglesia Católica”, advirtió McFields desde su cuenta de Twitter.
El régimen de Ortega primero arrestó a tres sacerdotes, luego bloqueó la cuentas bancarias y ahora los acusa de lavado de dinero.
PERSECUCIÓN RELIGIOSA
El ex reo político y desnacionalizado Juan Sebastián Chamorro denunció la persecución religiosa de la que es objeto la iglesia católica desde el 2018. Ortega ha acusado a la iglesia católica de ser parte de un plan para orquestar un golpe de Estado.
Incluso, ha acusado a los religiosos de terroristas y ha condenado por traición a la patria al menos una decena de sacerdotes, entre ellos el obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez condenado a 26 años de cárcel.
“Estamos viendo niveles de persecución religiosa nunca antes vista. Al final y como siempre ocurre, será la Iglesia quien vea pasar sus féretros”, dijo desde su cuenta de Twitter Chamorro.
Por su parte, el ex secretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Paulo Abrão, se mostró sorprendido por la decisión del régimen Ortega-Murillo de acusar a la Iglesia por los delitos de lavado de dinero y traición a la patria.
