Los CPC y empleados públicos convertidos en "orejas" para espiar a los sacerdotes: "Hay infiltrados hasta en las catequesis, retiros y comuniones"
Los secretarios políticos del FSLN lideran las operaciones de espionaje en las iglesias católicas, infiltrando a militantes sandinistas que se hacen pasar como feligreses.
- San José, Costa Rica
- diciembre 29, 2024
- 12:05 PM
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Las primeras y las últimas bancas de los templos católicos han comenzado a ser ocupadas por operadores del régimen asignados a labores de espionaje. Su tarea principal es escuchar las homilías para asegurarse de que los sacerdotes no emitan ningún comentario sobre temas que la dictadura sandinista considere una "alteración a la paz".
Esta operación se ha puesto en marcha como parte de la escalada represiva contra la Iglesia católica que desplegó la dictadura a lo largo del año 2024. En una primera etapa eran policías los designados a vigilar a sacerdotes y fieles, pero en los últimos meses la tarea fue delegada a los operadores políticos de cada localidad, quienes tienen bajo su mando a una red de operadores en la que se encuentran secretarios políticos de barrios, miembros de la juventud sandinista y hasta empleados públicos.
Un exintegrante del Consejo del Poder Ciudadano (CPC) explicó a DESPACHO 505 que la vigilancia a los sacerdotes y templos la lideran los secretarios políticos de cada departamento. Estos son los que "bajan las orientaciones" a los secretarios políticos distritales y estos organizan a los cuadros del FSLN en los barrios.
“Los secretarios políticos de los distritos coordinan con los secretarios políticos de los barrios la vigilancia a los templos. Los secretarios políticos de los barrios son quienes cada día delegan a un miembro del partido (FSLN) la grabación de las misas para documentar si el sacerdote o feligrés dijo algo que vaya contra el gobierno”, contó la fuente bajo la condición de anonimato.
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La misión de los "orejas" sandinistas es grabar la misa y para ello llegan a los templos con el teléfono en “modo grabación activado” para asegurarse de grabar antes, durante y después de cada servicio religioso, por si el sacerdote hizo referencia a alguna situación en específica sobre la crisis sociopolítica que vive el país.
“Las misas son enviadas con el reporte al secretario político de Managua y este las analiza con la Policía para ver si proceden a detener al sacerdote o al feligrés. Si hacés un análisis, la mayoría de los sacerdotes han sido detenidos después de las misas y en estas detenciones, los CPC (Consejo del Poder Ciudadano) juegan un papel importante sobre la vigilancia”, precisa.
Los miembros del CPC vigilan movimientos de sacerdotes
Los "oreja" aparecen un buen día y se convierten en visitantes asiduos de todo tipo de actividad religiosa: "Están en comuniones, misas de difuntos y, últimamente, hasta en las catequesis y retiros", denuncia un católico profesante.
Eso pasa porque en los Consejos del Poder Ciudadano han dado una orden expresa de seguir cada movimiento de los curas y estar alerta a todo lo que ocurre. En muchos casos también cooperan feligreses que pertenecen a las comunidades de base de las parroquias y que además son militantes sandinistas activos. "Ellos son quienes se encargan de filtrar los movimientos de los sacerdotes a los Policías de los distritos para concretar las detenciones", asegura la fuente.
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“Como hay CPC que son católicos y pertenecen activamente a las Iglesias y por ende conocen muy bien a los sacerdotes, ellos son los que se encargan de filtrar las direcciones de los familiares, a las horas que se mantienen en los templos y a los lugares que salen, esto lo hacen los que son muy cercanos a los padres y muchas veces pertenecen a los concejos parroquiales”, contó.
Agrega que hasta en el patrocinio de los brindis y de las festividades que se celebran en las iglesias, así como en las conmemoraciones a los santos y las solemnidades, hay presencia de espías sandinistas, un rol que últimanente se ha delegado en los miembros de estructuras políticas y en trabajadores del Estado.
En las parroquias de los departamentos como Estelí, Madriz, Matagalpa, León, Managua, Nueva Segovia y Jinotega, los fieles reportan que han identificado a trabajadores de alcaldías, del Ministerio de Educación (MINED), la Juventud Sandinista y otros servidores públicos infiltrados en actividades litúrgicas.
"Los sacerdotes saben quiénes son los infiltrados. He conocido casos en los que de casualidad se aparecen nuevas personas a los grupos parroquiales. Llegan a ‘pelar la oreja’ y luego se van. Con uno o dos meses les basta para identificar a la gente", explica un ciudadano.
En su zona, dice que los infiltrados suelen acercarse a las personas que visitan las parroquias y durante las misas u otros eventos les hacen preguntas maliciosas, algunas veces sobre cosas de la situación política. El objetivo es "fichar" a quienes critiquen al régimen para reportarlo con los políticos de barrio en los Consejos del Poder Ciudadano (CPC) que son los que se encargan de vigilarlos en los vecindarios.
Vigilancia y control absoluto
Otra fuente afirma que aunque los sacerdotes ya identifican a los infiltrados gracias a la colaboración de fieles, pero esto no impide la vigilancia. Las actividades parroquiales como catequesis, retiros espirituales y grupos religiosos son constantemente monitoreadas, incluso por quienes se encargan de los arreglos florales o la limpieza de las iglesias.
Un testimonio anónimo detalla la realidad que enfrentan en las iglesias: "Todo lo que es sospechoso, los coordinadores de los grupos como la Catequesis, la Renovación Carismática o los Caballeros del Santísimo lo reportan a los curas, y los curas lo que más recomiendan es discreción".
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Otro practicante católico destaca que la vigilancia se extiende incluso a los momentos de preparación de actividades de piedad popular: "Cuando hay solemnidades o festividades, o más bien cuando hay gente arreglando la parroquia en las madrugadas, las ventanas tienen que quedar abiertas, para que si los policías pasan, vean qué se está haciendo y así se evitan problemas".
Resistencia en la fe
La Iglesia Católica en Nicaragua enfrenta uno de los episodios más oscuros de su historia reciente. La dictadura de Daniel Ortega ha intensificado el acoso, la vigilancia y la persecución a sacerdotes, fieles y grupos religiosos, forzando a la institución a guardar silencio frente a las injusticias.
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Desde abril de 2018 hasta diciembre de este año 2024, se han documentado al menos 971 agresiones, según la sexta entrega del informe Nicaragua: Una Iglesia perseguida, elaborado por la investigadora Martha Patricia Molina.
En lo que va de este año, se han registrado 177 hostilidades, una cifra menor a las 321 reportadas en 2023. Sin embargo, Molina advierte que esta disminución no refleja una mejora en la situación, sino que podría estar relacionada con el temor a denunciar.
El informe también revela que las autoridades han prohibido más del 98% de las actividades de piedad popular, como procesiones y festividades religiosas, a pesar de que la legislación nicaragüense garantiza la libertad religiosa.
Desde 2019 se han prohibido 11.763 actividades de piedad popular, principalmente procesiones o fiestas patronales.