El miedo al destierro: nicaragüenses temen salir del país sin certeza de retorno

El pánico a salir del país sin garantías de retorno se apodera de cientos de nicaragüenses que tienen boletos de viaje comprados. No importa el motivo: turismo, placer, estudios o trabajo. Nadie tiene certeza de que está "limpio" en los filtros del régimen que controla la Dirección General de Migración y Extranjería al mando del viceministro del Ministerio del Interior Luis Cañas.

"La mayoría de los clientes nos están escribiendo con miedo, básicamente preguntan si hay algún mecanismo de consulta previa para conocer si los dejarán regresar al país. Eso no existe, porque es algo totalmente ajeno a nuestro trabajo que es vender los boletos o paquetes de viaje. Y es una situación que a nosotros también nos afecta porque por miedo a que les nieguen la entrada muchos que tenían planes de viaje y pueden descartarlos, porque era tal vez por placer, pues están desistiendo", explica una empresaria del sector de agencias de viaje.

"Ruth", una nicaragüense que reside en Costa Rica desde hace más de 30 años y que se dedica a reclutar artesanos locales para trabajar en talleres ticos, dice que debido a las prohibiciones migratorias del régimen muchos ya no quieren salir del país ni por trabajo. "Tienen temor a no poder entrar después", dice con decepción. 

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Y no solo sucede con trabajadores, la empresaria turística confirma que los ciudadanos comunes "la están pensando dos veces para salir de Nicaragua" por temor a que la dictadura no los deje entrar a su propio país y toda su familia quede adentro. Ella misma en el último mes tuvo que asistir a varios de sus clientes que fueron rechazados, porque las negativas que se conocen públicamente son mínimas en comparación con lo que está sucediendo, sostiene.

"La verdad es que vivimos en una gran cárcel llamada Nicaragua", dice un estudiante capitalino que comenzó la universidad el año pasado, pero se desilusionó con la calidad de la educación superior. Aunque no quiere seguir estudiando en el país, duda en irse al extranjero por miedo a que le prohíban regresar y no pueda volver a ver a su familia.

"Yo me quiero ir a estudiar (al extranjero), pero me da miedo que cuando vayan a querer regresar me hagan lo mismo que a esa otra gente que no las dejan entrar al país y las regresan a países ajenos", dice el universitario que pidió mantener en reserva su identidad por seguridad.

Para el presidente de la Unión Democrática Renovadora (Unamos) Luis Blandon, las prohibiciones de entrar al país por parte de la dictadura contra personas percibidas como opositoras es una muestra del miedo de los tiranos a la población.

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“Los Ortega Murillo, aún institucionalizando la dictadura, saben que no cuentan con respaldo popular, por eso implementan la política del miedo. Han recrudecido sus niveles de represión por tal razón, ellos deciden quien sale y quien entra a Nicaragua como parte de la falta de derechos y sigue promoviendo los destierros de facto”, señala el dirigente político en el exilio.

La dictadura utiliza el destierro de facto como un arma de represión y para intimidar a la población, advierte Blandón. Y ejemplo de ello son personalidades y empresarios reconocidos a los que las aerolíneas les comunica que el Ministerio del Interior de Nicaragua prohibe la entrada a su país.

Esta misma táctica se vecnía implementando con decenas de opositores, periodistas y religiosos, pero ahora el régimen la ha escalado a toda la población sin que se conozca los parámetros que emplea. La estrategia del miedo que -según analistas- motiva este tipo de prácticas aberrantes, está logrando su objetivo pues, viajero o no, hay un terror generalizado.

Trabajadores del Estado presos en su país por su “pueblo presidente”. 

Blandón recordó que los trabajadores del Estado están siendo controlados y vigilados. “Aquí se evidencia el miedo que tienen a la rebeldías sociales o es solo hacia los opositores pues todos los nicaragüenses están en una misma cárcel”.

Según personas vinculadas al sector de viajes, la intensificación de los rechazos migratorios comenzó en enero. Estiman un promedio de 6 denegaciones por vuelo, siendono la más afectada la aerolínea Avianca pues opera tres vuelos diario a Miami. "Fácilmente, en la última semana de enero fueron más de 200 los rechazados", dice una fuente.

Esta práctica represiva empezó a usarse contra los nacionales a partir de 2018, luego de las protestas sociales en las que centenares de miles de Nicaragüenses salieron a las calles a protestar para exigir el fin de la dictadura de Ortega. Desde entonces y hasta el 2023, diversas organizaciones defensoras de lderechos humanos habían documentado al menos 145 impedimentos de entrada al país de nicaragüenses. Esto revela la gravedad de la situación que se vive con la masificación de los destierro.

Destierros legalizados en la Constitución Sandinista

En noviembre del año pasado, la dictadura Ortega-Murillo ordenó a sus diputados en la Asamblea Nacional aprobar reformas a la Ley 761, Ley General de Migración Extranjería para plasmar expresamente que la de Migración y Extranjería tiene la facultad para impedir la entrada o salida del país a cualquier nacional o residente de quien se sospeche puede provocar socavamiento a la paz y a la soberanía nacional.

Asimismo, en la misma fecha fue reformada la Ley 642, Código Penal de Nicaragua para penas con entre dos y seis años de cárcel a quien sea capturado creando las fronteras del país por puntos no habilitados.