El obispo auxiliar de Managua, monseñor Silvio Báez, calificó como una “banda de delincuentes” a las más altas autoridades de la dictadura en Nicaragua.
Báez hizo eco de las palabras del papa Francisco a su llegada este martes a la República Democrática del Congo, en África, donde aseguró que un “un Estado sin justicia sería una banda de ladrones”.
Según monseñor Silvio Báez, ese Estado que “sería”, “ya es” en algunos países como Nicaragua, “en donde manda una banda de delincuentes disfrazados de políticos”.
En Nicaragua, más de 27 funcionarios e instituciones, entre quienes destaca Rosario Murillo y cuatro de sus hijos; magistrados del Poder Electoral; magistrados del Poder Judicial; diputados de la Asamblea Nacional; y altos mandos policiales y militares están sancionados por la comunidad internacional bajo señalamientos de corrupción y violaciones de derechos humanos.
Estas sanciones se han dado en el contexto de la crisis sociopolítica iniciada en abril de 2018 por la represión del régimen a las protestas ciudadanas que reclamaban justicia para los asesinados, libertad y democracia.
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PERSEUCUCIÓN A LA IGLESIA
La Iglesia no ha escapado de los ataques de la dictadura y sigue siendo objeto de una persecución religiosa y judicial.
El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) sostiene que enero de 2023 fue un mes de persecución contra la Iglesia católica por parte de la dictadura de Daniel Ortega, debido a la prohibición de actividades religiosas, así como juicios, condenas o expulsión a sacerdotes.
“Termina el primer mes de 2023 con la profundización de la persecución contra la Iglesia católica por el régimen Ortega Murillo”, señaló el Cenidh en un video compartido en sus redes sociales.
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Según ese organismo de derechos humanos, la Policía Orteguista prohibió las actividades religiosas en distintas iglesias a nivel nacional. El Poder Judicial ejecutó “juicios espurios contra sacerdotes, culpándolos a todos por el delito de conspiración para cometer menoscabo a la integridad nacional y propagación de noticias falsas”.
El Cenidh consideró que la Iglesia católica está “en primera línea” de un “panorama lleno de violencia generalizada” que afecta a toda Nicaragua.
