El obispo auxiliar de Managua, monseñor Silvio Báez, analizó, en la misa de este domingo 23 de octubre de 2022, la parábola de Jesús conocida como «el fariseo y el publicano», señalando que en la actualidad «hay muchos políticos que manipulan y se sirven de la religión» y se vuelven como los fariseos, religiosos de la época de Cristo que se creían mejores que los demás, pero que realmente practicaban la «religión del yo».
Sin mencionar explícitamente a los dictadores Daniel Ortega y Rosario Murillo, desde la iglesia Santa Agatha, en Miami, Báez comentó: «Hoy hay muchos políticos que manipulan y se sirven de la religión y se vuelven como el fariseo. Invocan a Dios y le dan gracias por las supuestas bendiciones que reciben, que más que bendiciones divinas son el fruto de estrategias y acciones políticas que ellos mismos realizan para afianzarse en el poder y lograr sus propios intereses».
Prosiguió diciendo que estos políticos generalmente son autoritarios y no están dispuestos a reconocer sus errores y pecados. «Practican la religión del yo, exigiendo culto a sus personas, imponiéndose como pequeños dioses y utilizando la religión para justificar sus posiciones de poder, sus actos de corrupción y su crueldad», dijo el sacerdote.
El jerarca católico explicó que en la parábola Jesús dos hombres llegaron al Templo a orar a Dios. Uno, el fariseo, oraba creyéndose mejor que los demás y juzgándolos. En cambio, el publicano, que eran personas repudiadas por los judíos porque le trabajaban a los romanos, cobrando impuestos, ni siquiera quería alzar la vista al cielo porque se sentía indigno.
También menciona cómo debe ser un buen político: «El político creyente muestra su fe en el Dios justo y bueno, reconociendo humildemente sus errores y aceptando su parte de responsabilidad en la problemática de la sociedad. Los políticos auténticamente creyentes viven escuchando a Dios y a los demás, examinan su conciencia constantemente, no culpan a otros de lo que ellos son responsables, sienten necesidad de convertirse y modelar su vida a la luz del evangelio, piden perdón y se abren con confianza al amor del Señor».
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Siempre, sin mencionar a los Ortega Murillo, monseñor Báez indica que, al final de la parábola, Jesús hace un juicio que desconcierta: «Proclama justo a un pecador y lejos de la justicia de Dios a un hombre religioso. Jesús nos enseña que la oración del soberbio no llega al corazón de Dios, pero la oración del humilde lo abre de par en par. El fariseo vive como un narcisista, sin deseos de cambiar, seguro de ser bueno y mejor que los otros. Con su oración se cierra en sí mismo, deforma y empequeñece a Dios».
El obispo Báez es uno de los jerarcas más críticos del régimen Ortega – Murillo. En más de una vez ha señalado la manipulación religiosa que hace, principalmente Murillo, pese a mantener una guerra constante con la iglesia Católica.
