El investigador asociado del Centro Latinoamericano en Sexualidad y Derechos Humanos advierte que, en Centroamérica, los estados de Nicaragua, Honduras, Guatemala y El Salvador iniciarán una persecución en contra de las organizaciones que promueven y defienden los derechos LGBTI. “Yo siento que vamos a revivir una nueva época de represión”.
Por José Denis Cruz | Junio 28, 2021
Centroamérica es una región “compleja” para el colectivo de la diversidad sexual, cuyas demandas son
desoídas por la mayoría de los estados. A excepción de Costa Rica; Honduras, Guatemala, Nicaragua y El
Salvador no han dado pasos concretos para proteger los derechos LGBTI. Ante esto, Amaral Arévalo,
investigador asociado del Centro Latinoamericano en Sexualidad y Derechos Humanos, advierte que los
defensores y las personas sexualmente diversas tendrán que reinventarse en el contexto autoritario de los
mandatarios de la región.
“Va a haber más muertes, vamos a tener que reinventarnos a estos contextos totalitarios, y entraremos a una
escalada de violencia, tenemos ejemplos muy claros lo que vendrá a ocurrir en todos los países de
Centroamérica, sin excepción, tenemos el caso ya más evidente en Nicaragua”, señala el experto.
También apunta a que exigir el matrimonio igualitario y el aborto legal y seguro en cada país será
criminalizado, por lo que avisora persecución política, el especialista en Género y Sexualidad que se ha
dedicado a investigar sobre paz, violencia y derechos LGBTI+ en Centroamérica.
La situación es variada y compleja, como lo es Centroamérica en su totalidad, no existe una línea de base que
te pueda decir en sí, si hay un avance o un retroceso que sea igual para cada uno de los países. Tenemos
como dos bloques, entre comillas, muy bien resaltado, porque en parte, Costa Rica tiene un marco jurídico
que se ha venido transformando de manera positiva desde 2019, con el resultado de la opinión consultiva de
ese Estado ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, para saber si tanto el matrimonio entre
personas del mismo sexo y el reconocimiento de la identidad de género deberían de aplicarse de forma como
está apoyado en la Carta Interamericana de Derechos Humanos.
La respuesta positiva de la Corte desarrolló una serie de cambios al interior de la institucionalidad
costarricense. Hace un poco más de un año se legalizó el matrimonio entre personas del mismo sexo, porque el
conocimiento de la identidad de género estaba establecido como un punto de visibilidad mayor en la región.
Por otro lado, tenemos un contraste con la situación de Honduras, que, desde el año 2004, tiene prohibido el
matrimonio entre personas del mismo sexo. Tenemos una situación muy variada en cada uno de los países, tanto
en Guatemala, El Salvador y Panamá existen leyes para la modificación constitucional que prohíben el
matrimonio entre personas del mismo sexo, mientras que en Nicaragua no hay esa demanda explícitamente, por
el momento, pero yo considero que en un determinado momento va a comenzar.
En un determinado momento, el matrimonio entre personas del mismo sexo no fue una demanda de todos los
países, únicamente Costa Rica había avanzado algo en la década de los 90. Existen tres líneas que se
trabajan en todos los países, como una agenda política, no digo regional, porque no está articulada, como un
consenso en todos los países con todas las organizaciones, pero sí tienen puntos nodos visibles en cada uno
de los países.
El principal nodo visible en todos los países sería la Ley de Identidad de Género, esa es una demanda que
todas las organizaciones, principalmente trans, están dando en cada uno de sus países, con diferentes
resultados. En el caso de Honduras, desde 2003 se están desarrollando estas peticiones, las cuales no
terminan de avanzar por la acciones de los grupos conservadores. Esa demanda en Nicaragua está más o menos
en una demanda política, pero todavía no existe una apertura para desarrollar ese tipo de acción y de igual
forma estaría Panamá, con un proceso de apertura.
Desde mi perspectiva, la existencia de leyes positivas, un marco regulatorio explícito en cada uno de los
países, revela procesos de inclusión, de aceptación y de reconocimiento a nivel social. La negación de esos
derechos de estas legislaciones muestra también la negación del reconocimiento social que tienen las
personas LGTB en los Estados. La organización catracha tiene muy bien documentado y registrado esta
situación en Honduras, visibiliza cómo después de la promulgación de leyes contra el reconocimiento de
derechos, en este caso del matrimonio del mismo sexo, los crímenes de odio aumentaron, porque simbólicamente
se muestran las personas LGBTI como de segunda y tercera categoría.
Si los policías se burlan cuando las personas trans van a poner denuncia, qué podés esperar de personas que
no tienen formación. Cuando van a denunciar no se les reconoce como personas, si la institucionalidad no te
reconoce, qué esperar de una persona común.
Otro punto general que los colectivos han estado desarrollando son leyes contra la no discriminación, de
manera general contra la no discriminación por orientación sexual, identidad y expresión de género, pero no
han avanzado.
La criminalización de los crímenes de odio por medio de las modificaciones en los códigos penales, eso ya
sucedió en Honduras, ya sucede en El Salvador, también en Nicaragua, pero en esos países no se ha llevado a
cabo ningún proceso judicial que interaccione la situación de los crímenes de odio. No es únicamente con la
modificación de leyes que se van a tener resultados al interior de los países, también necesita haber un
acompañamiento institucional con una transformación de perspectiva y no discriminación a nivel de sociedad.
Si tenés un Estado donde estas organizaciones, estas iglesias, se han transformado en grupos económicos que
controlan medios de comunicación tradicionales y canales de televisión que transmiten su ideología, tenés
una amplia repercusión en colectivos sociales que están alimentándose de prejuicios fundamentados en una
efectiva, entre comillas, religiosidad, desde ese punto el odio se instaura desde el prejuicio y eso
comienza a circular hasta culminar en crímenes de odio.
La institucionalidad y el respeto de los derechos humanos están siendo completamente socavados, porque las
leyes a favor de una educación integral de la sexualidad son sistemáticamente bloqueadas por organizaciones
que se dicen provida o, en su caso, ligadas a instituciones religiosas.
La ley por la educación integral en sexualidad lo que promovería es el respeto por diversidades sexuales y
también el reconocimiento y el estar mejor preparados para ejercer una sexualidad libre, autónoma y sin
ninguna connotación de violencia.
Según la Carta Interamericana de Derechos Humanos, los estados deberían de retomar, sin ningún tipo de cuestionamiento, porque ya hay una normativa establecida, hay acuerdos establecidos, sin embargo, al interior de cada Estado existen fuerzas políticas contrarias a estos reconocimientos, por poner un ejemplo, hubo una onda expansiva de prohibir el matrimonio entre personas del mismo sexo, porque decían que si se prohibía a nivel constitucional, los acuerdos y los tratados internacionales no iban a tener vigencia al interior, el otro punto es la Corte Suprema de Justicia, que debería de dar luces, ahí tenemos como una fractura de la institucionalidad, deberían proceder y hacer, pero no se ejecutan y no se hacen.
Es una pregunta difícil. Va a haber más muertes, vamos a tener que reinventarnos a estos contextos
totalitarios, y entraremos a una escalada de violencia, tenemos ejemplos muy claros de lo que vendrá a
ocurrir en todos los países de Centroamérica, sin excepción, tenemos el caso ya más evidente en Nicaragua,
que, por la modificación de las leyes, criminaliza las acciones de las organizaciones no gubernamentales que
defienden básicamente derechos humanos, mientras que en Guatemala existe la ley, que intenta limitar los
procesos de educación e incidencia social, respecto a temática de sexualidad e incluye la prohibición del
matrimonio entre personas del mismo sexo.
En El Salvador, el presidente Nayid Bukele comenzó a hablar sobre los nuevos enemigos internos, refiriéndose
básicamente a organizaciones de derechos humanos que cuestionan las prácticas y las acciones que el
Ejecutivo estaba desarrollando.
Vamos a tener un periodo de mayor criminalización de la demanda y protesta social. Yo siento que vamos a
revivir una nueva época de represión política que ahora ya no va a ser tanto en la demanda de redistribución
económica, como fue en el pasado, sino en las demandas de reconocimiento de derechos.
La defensa de derechos va a ser criminalizada y se pondrá nuevamente en riesgo la vida, al igual que en las décadas de los 60 y 70, que en los países de Centroamérica exigir tierra para sobrevivir fue un acto criminalizado. Ahora, exigir el matrimonio y el aborto legal y seguro en cada uno de esos países será criminalizado, y habrá persecución política por parte de los estados, se renueva en la repercusión política en nuestros países.