FAO: 400,000 nicaragüenses sufren hambre
El organismo de Naciones Unidas alertó que la inseguridad alimentaria aguda aumentó significativamente en cuatro países de Centroamérica, entre ellos Nicaragua.


- May 07, 2021
- 02:58 AM
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Carolina Quintana ha visto mermados sus ingresos desde abril de 2020, un mes después de que el país registrara el primer caso de coronavirus. Desde entonces, el trabajo de labores domésticas que realizaba en casas de Managua se vino a pique porque sus empleadores tomaron la decisión de aislarse para evitar contagios. De los C$4,000 córdobas que devengaba en promedio al mes, pasó a menos de C$2,000, insuficientes para mantener un hogar de cuatro personas.
Con esos C$2,000 debe pagar los servicios de agua y luz, y el restante destinarlos para la compra de comida: “Hay días que solo comemos una vez”. La mujer, originaria del barrio Las Torres en Managua cuenta que ha buscado trabajo desde finales del año pasado, sin embargo no ha encontrado. El hambre roda su hogar sin que el Estado impulse asistencia social como lo hicieron gobiernos de Centroamérica.
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La historia de Carolina es parte de un problema que se ha profundizado en Nicaragua. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, en el país alrededor de 400,000 personas estaban pasando hambre entre septiembre y octubre de 2020, producto de la pandemia de coronavirus.
El organismo de las Naciones Unidas alertó que en 2020 la inseguridad alimentaria aguda aumentó significativamente en El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras y Nicaragua, con 11,8 millones de personas en estado de crisis o peor frente a los 8,1 millones de personas de 2019, según el Informe Mundial sobre las Crisis Alimentarias 2021.
Luis Murillo, catedrático y economista, considera que esta cifra puede mayor debido a que ha aumentado la informalidad en el país, los niveles de inflación, poco acceso a los servicios básicos y la migración de los ciudadanos. “Creo que se debería de hacer un estudio de actualización para ver cuántas personas tienen problemas de seguridad alimentaria o están en peligro de caer en esa inseguridad alimentaria”, indicó.
El economista Maykel Marenco, coincide con Murillo en que la cifra podría ser mayor porque “la inseguridad alimentaria es una problemática acuciante que está sobre la mesa” y que urge ser analizada y tratada. Antes eso propone crear oportunidades laborales, mejorar los ingresos de los trabajadores para que puedan adquirir todos los productos de la cesta de consumo, acceso al financiamiento para los productores e incluir y aumentar las capacidades de las cadenas de valor de los productos que se producen en el país.
Este preocupante aumento es consecuencia de los graves fenómenos meteorológicos de finales de 2020 que afectaron a más de 8 millones de personas en toda América Central, impactando en zonas con inseguridad alimentaria que ya habían experimentado varios años de sequía, así como de la reducción de los ingresos debido a las restricciones del Covid-19.
“Las repercusiones económicas de la pandemia aumentaron las vulnerabilidades preexistentes, precipitando una importante crisis económica y del mercado laboral.Más de tres cuartas partes de los hogares analizados en el Corredor Seco informaron de una reducción de los ingresos durante octubre-diciembre debido a la pérdida de empleo y a la baja rentabilidad de las actividades comerciales informales”, señala una comunicación de la FAO.
Esta situación ha sido ignorada por el régimen de Daniel Ortega que a pesar de recibir más de US$200 millones para atender la emergencia derivada de la pandemia de coronavirus, no ha diseñado un plan de contingencia que atienda a hogares que han caído en pobreza extrema y que por tanto, están pasando hambre,
Para 2021, se esperan niveles de inseguridad alimentaria aguda atípicamente altos para Haití, Guatemala, Honduras, El Salvador y probablemente Nicaragua. Ortega ha sido el gobernante de la región que decidió darle la espalda a sus ciudadanos al no impulsar ninguna medida social para enfrentar la pandemia, y ante las alarmas de hambruna en algunas zonas del país, mantiene silencio.
El informe “Desigualdad y descontento social: cómo abordarlos desde la política pública” del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), publicado en marzo pasado, señaló que la pandemia de coronavirus incrementará los niveles de pobreza y desigualdad en Nicaragua. Alerta que la pandemia podría borrar los avances sociales vinculados a la reducción de la pobreza y desigualdad.
Los grupos con menores ingresos, apunta el BID, son los que se han visto afectados de manera desproporcionada. Por ejemplo, Carolina, a falta de recursos, casi deja sin educación a sus hijas, pues no tenía dinero para la compra de uniformes ni útiles escolares. Todos los días, dice, lucha porque en su mesa haya algo de comer.