Fallece el sindicalista Roberto González, artífice de huelgas y asonadas en los años 90
Roberto González fue pieza clave para que Ortega gobernara "desde abajo" , cuando los sandinistas eran la oposición y paralizaban el país. Vivió enfrentado a Gustavo Porras y alejado de Rosario Murillo.


- noviembre 08, 2022
- 04:34 AM
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El dirigente sindical sandinista, Roberto González, falleció esta mañana de un infarto informaron medios oficialistas. González había sido purgado del círculo de confianza que rodea al dictador Daniel Ortega desde el 2011, cuando fue excluido de la lista de diputados del Frente Sandinista.
Los familiares de González confirmaron la noticia. Aunque González mantuvo su fidelidad a Daniel Ortega desde la Central Sandinista de Trabajadores (CST), mantuvo enfrentamientos de "baja intensidad" por el liderazgo sindical con Gustavo Porras, el eterno Secretario del Frente Nacional de los Trabajadores (FNT). Desde la Asamblea Nacional, Porras ha sido fiel a la pareja de El Carmen, lo que mantuvo en aparente aislamiento a González.
La pugna ente ambos líderes sindicales llegó a su máximo nivel, cuando Porras propuso al dictador la unificación de los sindicatos sandinistas bajo la bandera del FNT y la purga de la CST.
González no aceptó, lo que provocó despidos de trabajadores afiliados a la CST y que el mismo González y sus dirigentes, denunciaron públicamente en más de una ocasión.
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EL SEÑOR DE LAS HUELGAS Y ASONADAS
González era abogado. Se graduó en la Universidad Centroamericana. Estaba casado y era padre de cinco hijos. Sus primeros pasos por el sindicalismo fueron en los años ochenta cuando se crearon los Comités de Obreros Sandinistas. Llegó a ser secretario general de la Central Sandinista de Trabajadores desde los inicios de la organización, pero empezó ocupando el cargo de formación política e ideológica.
A la cabeza de los sindicatos sandinistas, González fue clave para cumplir con el juramento de Daniel Ortega de gobernar "desde abajo" cuando fue derrotado en las urnas en 1990 por doña Violeta Barrios de Chamorro. Con Ortega como líder de la oposición, los sindicatos que dirigía González convocaban a huelgas con frecuencia.
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Las huelgas paralizaban el país y muchas de ellas eran más asonadas, que terminaban en guerras campales y que le costaban millones al erario público. Las huelgas, solo llegaban a su fin cuando el gobierno cedía a las demandas que Ortega desde la oposición, hacía a través de los sindicatos.
Dentro del sandinismo, el poder de González se vino viendo a menos, en tanto el de Porras aumentó tras jurarle fidelidad absoluta a Rosario Murillo. Entre las filas del Frente Sandinista controlado por la familia Ortega-Murillo, González era considerado un dirigente en desgracia por no someterse al control de Murillo.