Se cumplen 29 años de la muerte de Pablo Escobar, el capo colombiano protegido por Daniel Ortega

Estuvo en Nicaragua en 1984, huyendo de la justicia colombiana, y practicó tiro al blanco con Daniel Ortega

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  • diciembre 02, 2022
  • 05:38 AM

Hace 29 años fue abatido a balazos, en el tejado de una casa de Medellín, el narcotraficante colombiano Pablo Escobar Gaviria, quien, nueve años antes, mientras huía de la justicia de su país, residió en Nicaragua protegido por los comandantes sandinistas, entre ellos el actual dictador Daniel Ortega.

Aunque la generación actual de capos hay quienes lo superan en ganancias o en cantidades de droga traficada, Escobar está considerado como el más grande narcotraficante de la historia, introduciendo toneladas de cocaína a Estados Unidos. La revista Forbes lo calificó como el séptimo hombre más rico del planeta.

Los crímenes que ordenó todavía duelen en Colombia, donde miles de personas fueron asesinadas, torturadas o desaparecidas por sus sicarios. Según la revista colombiana Semana, en toda su carrera criminal, Escobar ordenó un total de 623 atentados que dejaron como resultado 402 civiles muertos. Además, pagó por el asesinato de 550 policías y realizó otra buena cantidad de secuestros.

En total, producto de todo su accionar criminal, las víctimas mortales de Escobar suman unas 15 mil personas, afirma Semana, entre las cuales también se encuentran candidatos presidenciales, periodistas, jueces y otros funcionarios de Estado.

Escobar empezó su carrera como narcotraficantes a mediados de los años setenta, la cual terminó el 2 de diciembre de 1993, cuando, una llamada telefónica que realizó a su hijo Juan Pablo, permitió a las fuerzas especiales de la policía colombiana ubicarlo en una casa del lujoso barrio Los Olivos, en Medellín, Antioquía.

Los policías invadieron la casa, mataron al único guardaespaldas que estaba con Escobar, Limón, y, cuando el capo intentaba escapar por el tejado, lo mataron de dos balazos, uno en la cabeza y otro en el cuello, reveló la autopsia.

EN NICARAGUA

La llegada de Pablo Escobar a Nicaragua se produjo en el año de 1984, cuando huía después de haber ordenado el asesinato del ministro de justicia de Colombia, Rodrigo Lara Bonilla.

Desde 1979, los sandinistas gobernaban Nicaragua bajo el mando de nueve comandantes sandinistas, encabezados por Daniel Ortega, Tomás Borge y Humberto Ortega.

Para la época en que le dieron refugio a Escobar, los sandinistas estaban urgidos de dinero enfrentaban dificultades económicas debido a que los Estados Unidos apoyaban a una guerrilla contrarrevolucionaria y, además, el presidente Ronald Reagan mantenía firme un bloqueo económico en contra del gobierno sandinista.

Por su parte, Esobar se había refugiado primero en Panamá, cobijados por el dictador panameño Manuel Antonio Noriega, quien también era narcotraficante y doble agente de la CIA.

Varios personas que fueron cercanas a Escobar han contado lo que ocurrió en aquel momento, como su hijo Juan Pablo, su amante Virginia Vallejo, su lugarteniente Popeye y, de último, su esposa Victoria Henao.

Escobar tenía miedo de que Noriega lo entregara a los Estados Unidos, por lo que buscó apoyo entre los guerrilleros colombianos del M-19, a través de los cuales llegó a los sandinistas, quienes lo acogieron en Nicaragua a cambio de dinero.

Según escribió la entonces amante del capo, Virginia Vallejo,  el pedido de los sandinistas por la protección transitoria fue de 50 millones de dólares.

“Ahí estaba (Escobar), íngrimo con todos esos tipos tan feos en uniforme militar… pensando que podían arrojarme al mar porque les dije que nadie en el mundo tiene 50 millones de dólares líquidos. ¿Puedes creerlo? ¿Eso era lo que querían todos esos hijos de puta dizque de anticipo? ¡Sólo esa maricadita! ¡Qué tal! ¿Los comunistas creerán que el dinero crece en los árboles?”, se habría quejado Escobar, según la versión que Vallejo publica en su libro Amando a Pablo, odiando a Escobar.

UN PAÍS EN GUERRA Y UNA VIVIENDA “TENEBROSA

Escobar vivió por más de dos meses en Nicaragua junto a su madre Hermilda Gaviria; una hermana de él de nombre Alba Marina; su esposa Victoria Henao; su hijo Juan Pablo Escobar y su socio en el tráfico de cocaína, el también colombiano Gonzalo Rodríguez Gacha, "El Mexicano".

La viuda de Escobar, Victoria Henao, contó, en su libro Mi vida y mi cárcel con Pablo Escobar, que su marido le indicó que se iba a Nicaragua porque "las cosas se habían complicado" y que en el país centroamericano "lo recibirían contactos suyos con el régimen sandinista..., que luchaba por mantener el control debido a la creciente amenaza de grupos contrarrevolucionarios apoyados por Estados Unidoss". "En otras palabras, íbamos para un país en guerra", escribió Henao, quien llegó a Nicaragua junto a su hijo Juan Pablo el 20 de junio de 1984.

El hijo del narcotraficante no recuerda algo positivo de su estadía en Managua.

“De entrada, la vivienda no nos gustó. Era tenebrosa. Los muros de ladrillo tenían tres metros de altura y en cada esquina había torres de vigilancia con guardias fuertemente armados. Encontramos un libro que contaba la historia de ese lugar y según los relatos en el pasado allí se habían producido numerosas masacres”, dice Juan Pablo, en su libro Pablo Escobar: Mi padre, sobre la casa donde se hospedaron.

Juan Pablo continuó relatando: “El día a día se nos hizo insoportable porque Managua era invivible, pues estaba en guerra civil por cuenta de los ataques de los contras, enviados por Estados Unidos a través de las fronteras de Costa Rica y Honduras…, la ciudad estaba sitiada y los estragos de la confrontación se notaban en los edificios derruidos, los negocios cerrados y no había supermercados ni droguerías (farmacias). Además, los tiroteos eran frecuentes”, relata Juan Pablo.

Según Juan Pablo, su padre tenía en Nicaragua millones de dólares, pero no había en qué gastarlos.

Por su parte, el sicario Popeye reveló que Escobar se mantuvo cerca de Daniel Ortega mientras estuvo en Nicaragua.

"Tal es la relación con el jefe sandinista que, estando en una base militar junto con él e Iván Marino Ospina, Pablo les propuso dispararle a una botella, para ver quién tenía mejor puntería. Los dos hombres aceptaron el reto entre risas. Una botella fue colocada a 30 metros de distancia, en lo alto de un estacón de la alambrada de púas. Ortega le facilitó una pistola a Iván Marino, de un subalterno suyo. Le pidieron a Pablo que disparara primero; éste no se hizo rogar y sacó la suya que siempre lo acompañaba; dio en el blanco disparando con naturalidad. Una nueva botella se colocó; el turno fue para Ortega, errando su disparo; le siguió Iván Marino, quien igualmente no dio en el blanco. Los tres se miraron, una sonrisa de triunfo se dibujo en los labios de Pablo. Éste apunto de nuevo su arma a la botella y Ortega le dice: «¡Pablo no quede mal, no lo intente de nuevo que ya lo logró!»… Iván Marino le da la razón a Ortega. El Patrón sin contestar nada, dispara, dando de nuevo en el blanco; esto le valió una buena reputación de gran tirador entre los dos líderes de izquierda”, relató “Popeye” en su libro

ESCOBAR EN NICARAGUA

La estadía de Pablo Escobar en Nicaragua quedó al descubierto cuando periódicos norteamericanos publicaron una foto en la que se ve a Pablo Escobar, “El Mexicano” y el funcionario del Ministerio del Interior (Mint), Federico Vaughan, mientras cargaban 600 kilos de cocaína el 25 de junio de 1984.

La imagen fue tomada por el piloto norteamericano Barry Seal, quien inicialmente había sido utilizado por la CIA para transportar ayuda desde los Estados Unidos hacia la Contra nicaragüense, pero después fue reclutado por los narcotraficantes, incluidos el cartel de Medellín, dirigido por Escobar.

Cuando Seal fue detectado por la DEA, se convirtió en informante de ellos y acordó tomar la foto para que fuera la prueba de que había relaciones entre los sandinistas y Escobar. Después de que la foto salió a la luz pública, Escobar ordenó el asesinato de Seal, quien fue acribillado por sicarios del capo colombiano en Estados Unidos.

“La filtración de las fotografías a los medios de comunicación hicieron el doble daño de dejar en evidencia a mi padre y a la vez culpar al régimen sandinista de izquierda de aliarse con la mafia colombiana. El escándalo hizo insostenible su permanencia en ese país y dos semanas después mi padre y “El Mexicano” regresaron con todos sus escoltas a Colombia”, escribió Juan Pablo Escobar.

En una entrevista con el periodista Octavio Enríquez, de La Prensa, el ya fallecido comandante Tomás Borge admitió una oferta para que Nicaragua fuese "un lugar intermedio para tráfico de drogas" en los años ochenta del siglo pasado.

"Alguien, no me acuerdo si fue Escobar, planteó la posibilidad de que Nicaragua fuera un lugar intermedio de tráfico de drogas. El uso de un aeropuerto, quizás poner un laboratorio, no lo recuerdo bien. Y la Dirección Nacional (del FSLN) se reunió para ver esa propuesta que no eran 50 millones de dólares, sino muchísimo más, sino mal recuerdo. Eran millones de dólares por cada embarque, por principios no podíamos”, dijo Borge en una entrevista en 2008.

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