“Nuestro país y nuestra Iglesia están siendo devastados”. El testimonio de un sacerdote nicaragüense en la Cumbre sobre Libertad Religiosa
Sacerdote desterrado afirma que el régimen Ortega-Murillo usa a la iglesia como “chivo expiatorio por todos los desaciertos” de la dictadura en Nicaragua.


- febrero 01, 2024
- 10:50 PM
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“La Iglesia está viviendo los peores momentos de toda su historia en Nicaragua desde hace más de 500 años”, narró ante el plenario de la Cumbre Internacional de Libertad Religiosa, en Washington, D.C., un sacerdote nicaragüense desterrado. El religioso fue insultado, golpeado y encarcelado por el régimen Ortega-Murillo.
Dijo que casi la mitad del país se ha quedado sin obispos “y con escasos sacerdotes, sobre todo en el campo, las parroquias están abandonadas”.
“Nuestro país y por tanto nuestra Iglesia están siendo devastados”, advirtió el sacerdote, quien se dirigió a los asistentes utilizando un aparato para modificar su voz.
Explicó que la vida de su familia y sus seres queridos corre peligro en Nicaragua, porque en las afueras de su casa se encuentra una “patrulla de la Policía sandinista, vigilando las 24 horas del día”.
“Si he aceptado venir, aun exponiéndolos a ellos a cualquier represalia o venganza de la dictadura, es por dos razones: porque creo que hay un Dios que nos cuida y porque si todos los cristianos que creemos en la democracia, en la libertad, en la justicia social no hacemos nada, nadie más lo va a hacer”, expresó el religioso.
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Indicó que la dictadura lo acusó junto a otros sacerdotes del presunto delito de traición a la patria, como “si la patria fuera ese grupo de terrorista que destroza mi país”.
“Nuestra madre la Iglesia, (nunca) había sufrido tanto atropello, tanto acoso, tanta persecución como en la actual dictadura”, y recordó que el régimen expulsó en marzo del 2022, a monseñor Waldemar Stanislaw Sommertag, Nuncio Apostólico en Managua, lo que significó un distanciamiento en las relaciones del régimen con el Vaticano.
INTIMIDAR A LOS FELIGRESES
El régimen expulsó a 19 hermanas de la orden de la Madre Teresa de Calcuta, así como a religiosas de órdenes y congregaciones religiosas de las Josefinas, Carmelitas, Dominicas de la Anunciata.
Además, desterró a tres obispos y a medio centenar de sacerdotes; a otros no les permite ingresar al país. También ha confiscado colegios, universidades, conventos, emisoras de radio y televisión y ha prohibido la celebración de todo acto religioso público.
“Ha llegado a tanto el absurdo de esas medidas que es totalmente prohibido mencionar en las eucaristías, el nombre de monseñor (Rolando) Álvarez recientemente expulsado del país”, dijo el sacerdote.
“La persecución religiosa llega a tal punto que todos los domingos se estacionan patrullas llenas de policías se estacionan frente a las iglesias católicas del país”, agregó.
También describió los intentos de la dictadura para intimidar a los fieles que asisten a las misas todos los domingos y a la campaña permanente de desprestigio contra los religiosos en los medios de comunicación oficialistas.
“Para nadie es desconocido que uno a uno son fotografiados los fieles que asisten los domingos a las eucaristías. Que toda homilía de los sacerdotes que aún quedan son grabadas”, reiteró.
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La Iglesia también enfrenta otros problemas y es que no “existe un solo centavo para nuestras obras sociales, construcción, pago de personal, ni demás actividades” porque todas las cuentas bancarias de las parroquias están bloqueadas desde mayo del 2023, cuando la Policía y otras instituciones estatales anunciaron una investigación. El régimen acusa a la iglesia de lavado de dinero y por esconder en los templos “centenares de miles de dólares” de personas que habían sido condenadas por “traición a la patria”.
LA IGLESIA UN CHIVO EXPIATORIO
El sacerdote manifestó que el régimen Ortega-Murillo ha convertido a la Iglesia en “un chivo expiatorio a quien culpar por todos desaciertos y por la oposición generalizada de los nicaragüenses” acusando a los sacerdotes de levantar al pueblo y de armarlo.
“Acusación totalmente falsa y sin una sola evidencia”, sostuvo.
Agregó que atribuye la “persecución visceral y sin cuartel” contra la iglesia porque es el “último reducto, la última institución no alineada que queda en el país” después de que el régimen desapareciera a todos los partidos políticos y medios de comunicación independientes.
Dijo que a pesar de la persecución, asedio, y destierro, “la Iglesia aglutina casi el 80 por ciento de los nicaragüenses que ven en ella, por la palabra liberadora de Cristo, un consuelo y una esperanza”.
Pidió a los asistentes a la Cumbre alzar su voz y que sea escuchada por los cristianos de todo el mundo “para que hagan presión sobre sus gobiernos y éstos nieguen préstamos que lejos de servir a la salud y bienestar de los nicaragüenses mantienen en el poder a un gobierno ilegítimo, despótico que asesina a su propio pueblo”.